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Francisco Berenguer Presidente de la Asociación de sumilleres y enófilos «Ciudad de Alicante»

«Un sumiller también debe saber de cervezas, infusiones, ostras o foie»

El sumiller Francisco Berenguer, este jueves en Elche, tras la finalización del congreso. | ANTONIO AMORÓS

¿Qué resultados ha ofrecido el congreso que ha tenido lugar en Elche durante tres días?

Ha sido una asamblea muy importante porque llevábamos dos años en blanco con la pandemia, lo que no quiere decir que no hayamos seguido trabajando. Hemos acordado crear un certificado oficial para los sumilleres y unificar todos los cursos que ofrecen las distintas asociaciones españolas. Estas cuestiones son muy importantes para todos los que nos dedicamos a la hostelería. Los cursos estarán reglados y contarán con la participación de la Asociación Internacional de Sumilleres. Hemos estado luchado durante años por ello y lo hemos conseguido en Elche.

También se celebrará pronto el Campeonato Nacional de Sumilleres, ¿cómo lo vivirán?

Sí, será los días 20 y 21 de octubre en Madrid. Contaremos con la participación de cuatro alicantinos, la mayor de la historia. Nuestros representantes están muy preparados y podemos traernos algún título. En Elche ya contamos con un campeón nacional, Chencho Reyes. La clave para este campeonato es el estudio, hay mucha teoría. Los participantes se enfrentan a más de cien preguntas, sobre cuestiones como la cerveza, las infusiones, las ostras o el foie. También hay catas a ciegas en las que se describen vinos de todo el mundo, maridajes, decantaciones...

¿Por qué se ha elegido Elche para realizar este congreso?

Porque en esta provincia contamos con grandes bodegas, que estos días nos han mostrado aspectos maravillosos. Los participantes se han ido muy contentos con los vinos que tenemos en la zona y con la forma en la que los trabajamos, pese a nuestras elevadas temperaturas. La provincia está a la altura de las mejores denominaciones de origen de España, con el Fondillón como buque estrella. No tiene nada que envidiar al Champagne, al Cava, al Oporto ni al Jerez.

¿Existe mucho intrusismo en el sector de los sumiller?

Sí que hay intrusismo. Por eso la formación es tan importante. Somos sumilleres pero también somos camareros de sala. Tenemos que estar conjuntados con los clientes. El servicio y la atención al público son aspectos primordiales. Llevamos mucho tiempo trabajando en esto y hemos logrado avances importantes. Ahora lo que tenemos que conseguir es que haya mayores enlaces entre la cocina y nosotros. Para eso son claves las catas y maridajes en los restaurantes.

La hostelería ha sido uno de los sectores que más se han visto afectados por la pandemia...

Hemos sido un sector golpeado duramente. Estamos saliendo adelante otra vez y no nos quejamos. Nuestro gremio está acostumbrado a caerse y levantarse. Tenemos que dar a la gente lo que nos pide y estar agradecidos. Lo hemos pasado muy mal pero no hemos perdido la sonrisa. Este verano ya hemos empezado a notar una recuperación, tanto a nivel local como provincial y nacional. La gente tiene muchas ganas de salir y el turismo ayuda.

Y los clientes, ¿tienen una buena cultura sobre el vino?

La gente cada vez entiende más de vino, lee sobre el tema, acude a catas y está al día. Son exigentes, aunque el vino no deja de ser una cosa sencilla que no hay que complicar. Al final es una cuestión de lo que te gusta y lo que no. Los sumilleres no deben imponer el vino porque los gustos de cada uno son diferentes. Hay que hacer caso al cliente porque pide lo que le gusta y con lo que disfruta. Yo soy de aplicar el dicho de que el cliente siempre tiene la razón.

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