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Los cultivos de higos, granadas y dátiles pierden rentabilidad

ASAJA quiere que el Gobierno dé ayudas al tratarse de árboles que frenan la desertización

Una imagen de granados del Camp d’Elx. | ANTONIO AMORÓS

Higueras, palmeras datileras y granados son algunos de los árboles que sobreviven en suelos salinos, como los del sur de Alicante, con lo cual se han convertido en un freno ante la desertización. La caída de su rentabilidad está movilizando a productores, como los de la cooperativa Cambayas y a sindicatos agrarios como ASAJA Alicante que se han unido para presionar a la Generalitat y que esta consiga que el Ministerio de Agricultura tenga en consideración esta circunstancia -son un freno a la erosión- para que se beneficien de ayudas extraordinarias al amparo del PAC (Plan Agrario Comunitario) que estará en elaboración hasta 2022.

La propuesta que ya se ha elevado a la Conselleria de Agricultura de forma conjunta recuerda que se trata de una petición capitalizada por productores sobre suelos salinos, los cuales se circunscriben mayoritariamente a las comarcas alicantinas de la Vega Baja y el Baix Vinalopó, «que implican condiciones de productividad inferiores a la de otros frutales, y mucho menores que la de los cítricos, por lo que su mantenimiento en cultivo supone un sobreesfuerzo para el agricultor, además de tener elevados costes de mano de obra», explican. Tanto la organización agraria como la cooperativa ilicitana entienden que dichos cultivos cumplen una importantísima función ambiental para «frenar la erosión de los suelos y evitar la desertización que amenaza buena parte de nuestro país, siendo los únicos posibles en estas condiciones

En un comunicado recuerdan que, «ahora que se ha alcanzado un acuerdo en Bruselas para la nueva PAC, y que cada país tiene un periodo para diseñar su Plan Estratégico Nacional, es en esta fase donde la Generalitat debe presionar y hacerse valer para que estas ayudas específicas en las producciones de higueras, granados y palmeras datileras se aprueben y apliquen». Se estima que en 2020 se cultivaron 3.696 hectáreas de granado, higuera y palmera datilera en estas comarcas. Ambas entidades coinciden en la importancia, en el contexto de cambio climático en el que nos encontramos, de garantizar y preservar el mantenimiento de recursos genéticos propios mediterráneos, como son estos cultivos autóctonos.

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