El principio del fin del hotel de Arenales del Sol ha empezado. La pala que comenzó este martes a derribar las ruinas del edificio de primera línea de playa tardarán tres semanas en tirar abajo lo que queda del inmueble de los años sesenta. Después, llegará el turno de regenerar las dunas, tal y como ha ordenado la Dirección General de Costas. Para ello, los operarios emplearán entre tres y cuatro semanas, tal y como precisó el alcalde, Carlos González. Retirarán los escombros y devolverán la arena a su estado original.
Una excavadora específica en demoliciones de más de 15 metros de brazo tiene por delante tirar un edificio compuesto por cinco plantas y varios sótanos. Todo ello ocupa una superficie de 700 metros cuadrados. Unas vallas de seguridad y la Policía Local impiden el paso a las inmediaciones de la parcela. Este es el desenlace que está teniendo el complejo hotelero, tras cuatro décadas cerrado, después de varios intentos frustrados por reabrirlo y de una larga batalla judicial. Fueron muchos los curiosos que desde primera hora de la mañana no quisieron perderse y capturar con sus cámaras de fotos, lo que calificaron como «un momento histórico». El alcalde también acudió a visitar el inicio de los trabajos y se refirió del mismo modo a este día. «Estamos en la recta final de una decisión que se tomó en 1997 y que como consecuencia de una larga batalla administrativa y judicial culmina ahora con esta situación que hemos vivido durante tanto tiempo y que ha sido tan compleja de resolver». El regidor socialista se refirió a este año porque fue cuando el hotel quedó incorporado a dominio público marítimo-terrestre tras la aprobación del deslinde, lo que supuso entre otras cosas, que los dueños, cuando lograron en 2015 licencia para rehabilitar el hotel, no pudieran ampliar volúmenes, solo pudieron hacer reparaciones. Cuando comenzaron, el Ministerio acabó declarando ilegales los trabajos al detectar que los operarios realizaron obra nueva, lo que años más tarde, en 2019, fue avalado por el propio Tribunal Supremo.
Cerca de ver superado el eterno conflicto, el primer edil aseguró que «el próximo verano los visitantes y vecinos de Arenales del Sol podrán disfrutar de unas de las mejores playas de la Costa Blanca y de la Comunidad Valenciana». Por su parte, la portavoz de Compromís, Esther Díez, incidió que el derribo «abre la posibilidad de regenerar un espacio clave en el litoral ilicitano», algo que siempre había defendido la formación, partidaria de construir el hotel en otra parcela.
Hasta el lugar del derribo también se desplazó el pedáneo Antonio Garzón y las obras fueron seguidas muy de cerca por el presidente de la asociación de vecinos Fernando Cano, quien las vinculó con el «fin de una trágica historia» y destacó la necesidad de recuperar la zona dunar o emplearla para cualquier servicio público. Asimismo, el expedáneo Alejandro García calificó el derribo de hecho histórico con sabor agridulce porque, «por una parte se va la oportunidad de haber podido dinamizar Arenales con un hotel y, por otro lado, por la imagen tan dantesca que han causado sus ruinas durante tantos años».
