Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

40 ANIVERSARIO

Conservatorio de Música de Elche: Cuatro décadas formando cantera de músicos

Docentes repasan la historia del Conservatorio para reclamar más instalaciones que le permitan crecer y absorber la demanda de plazas

Una de las clases con instrumentos de cuerda en una de las salas del Conservatorio de música, estos días.

Si ahora le preguntaran a la infinidad de profesores que han pasado por el Conservatorio de Música de Elche cuánto esfuerzo les ha supuesto llegar a donde están, respirarían y dirían que han sido años difíciles. Pero también se alegrarían de haber formado a multitud de músicos que incluso han alcanzado prestigio internacional.

Un grupo de escolanos del Conservatorio en una clase teórica en 1986. CEDIDA POR EL CONSERVATORIO

El conservatorio celebró esta semana su cuarenta aniversario con un acto institucional al que no faltaron representantes de la administración local. Presentaron un libro que refleja esta larga andadura repleta de cambios administrativos en la gestión y, sobre todo, rindieron homenaje a las decenas de profesionales que han hecho posible el camino y a los miles de alumnos que se han formado.

Uno de los conciertos de la banda del Conservatorio por el 25 aniversario de la entidad. ANTONIO AMORÓS

La cantera de músicos es extensa, y hay quiénes han acabado tocando en la Filarmónica de Berlín o incluso trabajando en la industria de Hollywood y aterrizando en Los Ángeles como el compositor crevillentino Marcos Galvany. Buena parte de la familia del Misteri también se formó en el Conservatorio ilicitano.

Alumnos de especialidades de viento en una de las clases del Conservatorio. CEDIDA POR EL CONSERVATORIO

Haciendo memoria, este conservatorio surgió como escuela municipal de música y hasta el curso 1981-1982 no se le reconoció validez académica oficial con el grado de Conservatorio Elemental de Música, no estatal, a las enseñanzas de la citada escuela.

Una de las primeras profesoras del centro durante una clase. INFORMACIÓN

Cuarenta años después el centro ha alcanzado las 17 especialidades y se ha quedado pequeño. No han sido pocas las reivindicaciones para dotarlo de más espacio al enclave para que pueda crecer más. Parte de la ciudadanía entiende que es necesaria otra infraestructura porque las listas de espera son bien largas y apenas logran plaza una cuarta parte de los niños que acceden a la formación elemental.

Carmen Montesinos Fortea es profesora de violonchelo y música de cámara. Lleva ligada al conservatorio desde sus inicios e incluso llegó a ser la directora en uno de los momentos de transición. Llegó a vivir aquella etapa preliminar en la que había una docena de especialidades pero sin instalaciones específicas, por lo que las clases se impartían en el colegio «El Palmeral» que funcionó como centro piloto en aquel momento en horario extraescolar. «Era muy joven cuando tuve la plaza y es algo que recuerdo con mucho cariño aunque fueron años duros porque empezábamos por las tardes cuando acababa el colegio y también los sábados pero no teníamos sede propia», señala la docente.

No fue hasta el curso 1985-86 cuando las clases arrancan en su ubicación actual en la avenida del Ferrocarril.

Tal y como explica esta profesional, lo que más se ha notado en esta trayectoria es cómo la sociedad ha cambiado su percepción de esta formación musical. Según relata, al principio empezó a venir «gente más mayor que tenían sus oficios como médicos, farmacéuticos, y también gente joven con inquietudes artísticas, el grueso no eran niños».

Notaba, también, que la población general estaba bastante desligada del conservatorio y por ello arrancaron en aquellos tiempos varias campañas para darse a conocer. «Hubo un momento en el que hacíamos muchas audiciones, íbamos a colegios, esos primeros años eran muy duros porque necesitábamos cantera de pequeños. Fui a todas las partidas rurales y a raíz de ese trabajo la gente se dio cuenta de que teníamos un conservatorio y empezaron a venir pequeñitos, porque hasta ese momento la gente se iba a Alicante o Murcia, no veían que en Elche se pudiera hacer». Al hilo, expresa que le ha entregado al centro «muchísimos años como secretaria, directora, profesora, y me he movido mucho llevándome a alumnos a orquestas internacionales para trabajar».

De alguna manera hubo un despegue y llegaron a matricularse cerca de 800 alumnos, cada vez más jóvenes. Sin embargo, conforme creció la proporción de las enseñanzas profesionales y se fue avanzando en la regulación del centro el porcentaje de alumnos fue bajando hasta llegar a la línea de los 400 actuales, aunque hay plazas autorizadas para más de 500 que no se puede materializar por la escasez de espacios. La práctica totalidad de estudiantes son niños y durante estas cuatro décadas se han formado más de 6.000 alumnos y hay unos cincuenta docentes, tal y como indicó el centro hace unos días con motivo del aniversario. Fue en 1995 cuando pasó a estar en la red de centros públicos de la Generalitat y ello causó que parte del profesorado fuese cedido a la conselleria.

Manola Rico entró como profesora de lenguaje musical, conjunto coral y piano en 1981. Entonces gestionaba su propia academia pero aceptó la oferta para hacer una sustitución. Ni se lo pensó porque veía futuro. En el conservatorio pasó 24 años hasta su jubilación hace tres lustros. Asegura que ha sido el trabajo de su vida. «El más intenso y emocionante, el que siempre soñé». Se siente orgullosa, además, de que todos sus hijos se formasen a pesar de que después eligiesen otra carrera, aunque tiene nietos que ya despuntan tocando el piano, la guitarra o el violín. También se congratula de los grandes talentos que pasaron por las aulas, como alumnos o profesores, como el actual mestre de Capella del Misteri, Javier Gonzálvez, o los anteriores como José Antonio Román y Manolo Ramos, así como tenores profesionales de la talla de Javi Agulló.

Transformación

José Galiano, actual director desde hace dos décadas, y pupilo hace cuarenta, narra que en todo este tiempo se ha producido una continua transformación de la enseñanza y del espacio, hasta el punto de compartirse salas. Recalca que se necesita espacio porque el actual conservatorio tiene 1.000 metros cuadrados «y necesitamos el triple o el cuádruple» para este centro de referencia en la comarca del Baix Vinalopó y Vega Baja.

Una de las dificultades se da a la hora de hacer ensayos de grandes agrupaciones en el salón de 80 metros cuadrados, porque se queda corto. De igual forma, entiende que acústicamente el centro sigue sin estar preparado y reivindica una biblioteca para que los alumnos puedan compaginar esta formación con sus estudios en Primaria y Secundaria, por ejemplo.

En cuanto a retos, quedan pendientes algunas especialidades nuevas como guitarra eléctrica y bajo eléctrico, y desde el centro confían en la apuesta de la administración educativa aunque la falta de espacio es «condicionante», lamentan. Esta es una asignatura pendiente que esperan que pueda llegar pronto, sin que sea necesario esperar muchos más aniversarios.

Conciertos y semanas culturales para su visibilización

El desarrollo del conservatorio ha ido de la mano de múltiples actividades a través de agrupaciones orquestales que se han concentrado en conciertos y recitales, así como clases magistrales, conferencias, coloquios, semanas culturales e intercambios internacionales. En la andadura se creó el Coro y la Orquesta del Conservatorio, así como la asociación de la Banda. El grupo de Cámara Phoenix Consort Illice también se configuró como primer conjunto instrumental dedicado a la música antigua en Elche, el primero de la ciudad.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats