«¿Alguien aparca dentro de La Alhambra o frente a la catedral de Burgos?». Con estas imágenes tan ilustrativas el concejal de Palmeral, Mantenimiento y Espacios Públicos Urbanos de Elche, Héctor Díez, aporta argumentos para justificar y propiciar la paulativa desaparición de los vehículos que estacionan entre palmeras en el camino del Pantano, en una zona que forma parte, no olvidemos, del Palmeral, y por tanto es espacio protegido al ser Patrimonio de la Humanidad.
Desde hace varios días, las brigadas municipales están llevando a cabo trabajos para instalar bolardos de madera, unidos por cordones, aportando así un aspecto rústico que no rompa con la estética del huerto tradicional ilicitano ni tampoco con el propio Palmeral.
Tras acometerse por parte del Ayuntamiento la normalización de la acera de este vial, con albero compactado, de color amarillo y que recuerda al entorno de la Torre Vaíllo, el equipo de gobierno ha procedido a adoptar medidas para impedir el aparcamiento entre los ejemplares, lo que, por otra parte, causaba una mala imagen en una de las entradas a la ciudad.
«Ahí nunca ha habido aparcamientos. Otra cosa es que la gente deje el coche ahí», indica Díez, quien recuerda cómo en otros tiempos se sancionaba y, al día siguiente, aparecían otros coches entre los huecos de las palmeras.
Pero además, la decisión de «acordonar» uno de los lados del camino del Pantano, tiene que ver también con proteger esa nueva acera, que no se suban los vehículos, puesto que, en última instancia, se pretende dar continuidad próximamente al circuito de running creado recientemente por la Universidad Miguel Hernández.
La intención es que en un futuro no muy lejano se pueda generar un circuito cerrado que por el lado oeste también conecte desde la avenida de la Universidad con el extremo de este circuito de running que está habilitado también junto al edificio Hélike, en el campus ilicitano.
El caso es que el camino del Pantano pasó a ser una alternativa para aparcar tras la supresión de plazas en el centro, sobre todo tras la reforma de la calle Nuestra Señora de la Cabeza.
Ahora, se eliminan nuevos espacios, donde nunca se debió aparcar, y esto está llevando a muchos conductores a dejar ahora sus vehículos en las zonas de aparcamiento de la Universidad Miguel Hernández.
