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Un canto de Elche al Vaticano

El director de cine Pablo Mas estrena un vídeo en redes sociales sobre la calenda, un canto que anuncia la Navidad

Cuatro imágenes del documental que Pablo Mas ha publicado en redes sociales para dar a conocer qué eran las calendas. | INFORMACIÓN

La música siempre ha sido un tesoro preciado en esta tierra, desde los motetes del Misteri hasta las habaneras, como Aromas Ilicitanos. Las tradiciones siempre han tenido un himno, la Navidad tuvo el suyo propio, la calenda.

Un canto de Elche al Vaticano

Hasta los años 50 del siglo pasado se entonaba en las parroquias católicas no sólo de Elche sino de muchas localidades, la mañana del 24 de diciembre, un canto que recitaba la Natividad de Jesucristo. Pero la ciudad tiene su propia partitura, un documento no fechado, pero que podría datar de finales del siglo XVIII, según indica Joan Castaño, el archivero de la basílica. Ahora, tras la iniciativa de las cátedras de Cine, Pedro Ibarra y Misteri, todas ellas de la Universidad Miguel Hernández, los ilicitanos tendrán la oportunidad de escuchar cómo sonaba esta pieza musical. En esta iniciativa ha jugado un papel fundamental el respaldo que han encontrado de la basílica de Santa María.

Un canto de Elche al Vaticano

Castaño recuerda que era un canto que acompañaba a la celebración de las horas canónicas y que oían nuestros antepasados. Bajo la dirección musical de Rubén Pacheco y guionizado y dirigido por Pablo Mas, ambos muy relacionados con la familia de la Festa, se estrena una pieza audiovisual donde se rescata y se entona este canto ancestral.

Un canto de Elche al Vaticano

El encargado de darle voz a esta partitura centenaria será el vicario de Santa María, José Moya.

Este homenaje, que se da a conocer en forma de vídeo, podrá verse en redes sociales y otras plataformas tanto de las cátedras universitarias como de la propia basílica, a partir de mediodía del 24 de diciembre, Nochebuena. La iniciativa busca compartir con los ilicitanos un aspecto desconocido de las celebraciones navideñas litúrgicas de la ciudad y destacar el valor patrimonial de esta pieza que se cantaba en latín.

Precisamente es en la Ciudad del Vaticano donde a día de hoy se entona también este canto cada año. Antes del último Concilio Vaticano se interpretaba la mañana de Nochebuena, pero hoy en día suele ser el canto de apertura de la Misa del Gallo, que se realiza a medianoche de la festividad. Tras cantar los versos de esta composición, se suele descubrir una imagen del Niño Jesús en el altar y se inciensa. Acto seguido, comienza la misa de Nochebuena.

Sin duda, la iniciativa navideña es otra prueba irrefutable del arraigo de la música sacra en nuestra ciudad, que más allá de las celebraciones del Misteri durante el mes de agosto, tiene una agenda completa y reconocible en cuanto a la transmisión y divulgación de la música eclesiástica.

Quizá la noche del 24 suene en muchos hogares ilicitanos las historias de los peces que beben en el río, de los reyes que avistan Holanda o incluso de la marimorena, pero no cabe duda que en nuestra memoria colectiva quedarán también cantos más desconocidos como la calenda, que no es más que otra melodía que busca transmitir sobre el valor de una historia milenaria que tuvo lugar en un pesebre de Belén. Y por si alguna vez se nos olvida, siempre habrá un archivo audiovisual que se encargue de recordarnos la importancia de nuestra tradición.

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