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Tribuna

Hotel Las Clarisas

No me han gustado las formas con las que se lleva este asunto y la rapidez con la que está marchando

Las Clarisas de Elche.

Le gustaría ver convertido el convento de las Clarisas en un elegante hotel de cuatro estrellas en el corazón histórico de Elche? La respuesta parece fácil visto lo que es en la actualidad. Bueno, al menos lo ha sido para el equipo de gobierno porque ha iniciado los trámites para el cambio urbanístico del suelo pocas semanas después de unas empresas inversoras se presentaran en una comparecencia en público para anunciar la oportunidad de un proyecto que ya conocían en petit comité cada grupo municipal. De esas reuniones algunos salieron convencidos y otros no. Nunca la privatización durante medio siglo (nada más ni nada menos) de un bien público, que costó hace 14 años a un ayuntamiento socialista alrededor de tres millones de euros (que es el valor de la permuta por un nuevo edificio que se le tuvo que construir a las hermanas de Santa Clara y el de ese suelo junto al cauce del Vinalopó, donde se encuentran ahora olvidadas) ha sido tan aplaudido por las fuerzas progresistas (e incluyo aquí a Compromís porque se está poniendo de perfil y dejándose querer para que les convenzan de un proyecto que, al final, creo que le van a decir que sí, pero poniendo sus condiciones); ni tan denostado por las liberales-conservadoras del PP a las que tanto se acusa de anteponer muchas veces lo privado a lo público.

"Hace algunas semanas González entonó el mea culpa por la incapacidad que todos habían tenido para sacarle provecho"

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Hay varias certezas en este asunto, pero quizá la más curiosa es que hayan pasado cuatro alcaldes desde que se adquirió el convento: Diego Maciá, Alejandro Soler, Mercedes Alonso y Carlos González y ninguno resolviera qué hacer con este preciado bien más allá de las consabidas promesas. De hecho, hace algunas semanas González entonó el mea culpa por la incapacidad que todos habían tenido para sacarle provecho (él más que nadie porque lleva seis años y medio de mandato) y lo hizo el mismo día que anunció que el proyecto privado igual salía adelante porque ellos lo veían bien. Pero, ¿quiénes son ellos?

Al primero, a Maciá, que fue quien hizo la operación, se le podría sacar de la lista porque fue en su último mandato, pero el resto prometió en sus programas electorales hacer grandes proyectos con lo que, decían, es una joya del patrimonio que en realidad han permitido que se convierta en desidia a día de hoy. La realidad es que no se ha hecho mucho más de lo que impulsó Pablo Ruz siendo responsable de Cultura con el gobierno popular, que se quedó muy a medias. Quizá de ahí su empecinamiento en no privatizarlo.

¿Se imaginan que el PSOE hubiera pedido el voto en las últimas municipales prometiendo que iba a entregar medio siglo las Clarisas a una empresa para que la convirtiera en reclamo turístico? Ciudadanos, que se ha pronunciado a favor (como la Asociación de Empresas Turísticas de Elche), no podría ninguna pega a pasarle a otro la patata caliente que supone en estos momentos ver en la ruina un inmueble que fue fácil de comprar (con el dinero de todos) como difícil ha sido darle uso (con el dinero de todos); mientras, Vox sí ve otras utilidades distintas a las culturales -con las que en su día se comprometió el Ayuntamiento (dicen las monjas)- pero siempre con la premisa de que siga siendo público.

Un acto de entrega de premios organizado por el Tempir en la antigua capilla de Las Clarisas Matias Segarra

Pero hay otra realidad incuestionable. Si cuatro alcaldes no han sabido qué hacer con el convento, ¿por qué no dejar que alguien haga negocio con él? Y sí, digo negocio y que nadie se asuste, no digo sacarlo del olvido ni ponerlo en valor ni salvarnos a los ilicitanos de unos políticos que han sido incapaces de gestionarlo. Hablo de hacer negocio porque no conozco a nadie que vaya a pérdidas ni aún sintiéndose salvador del patrimonio local. De pronto, como de la nada, han aparecido unas empresas que están dispuestas a invertir 7,2 millones de euros (que aseguran es lo que costaría la transformación en un hotel boutique, cifra que cuestiono desde aquí), más lo que les salga a pagar de canon, a cambio de verlas venir... y a todo el mundo le parece fantástico, un acierto y una gran operación poner precio del patrimonio de Elche.

"Y hay una cuestión de imagen de este asunto que los socialistas no cuestionan porque son ellos los que van a pilotar la operación"

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Y, ¿qué precio va a ser este? Pues lo vamos a ver a corto plazo. Y sí, digo a corto plazo en un Ayuntamiento donde, si algo ha caracterizado la gestión durante estos dos años y medio, ha sido la falta de prisas, en algunos momentos desesperante, con asuntos que llevaban años a expensas de solución. Y ahora, curiosamente, la encuentran con algo que nadie nunca nos hubiéramos imaginado nunca, ni el PSOE y si González, como parece, va a tirar para adelante no va a ser porque pidan una millonada de canon porque se volvería a ver envuelto en otro Caso restaurante Parque Municipal del que aún no hemos salido ni re-ga-lán-do-lo.

El patio del convento de las Clarisas de Elche, en una visita con periodistas en 2016 Javier Berenguer Mora

Y hay una cuestión de imagen de este asunto que los socialistas no cuestionan porque son ellos los que van a pilotar la operación. Y es el hecho de que todo se resuelva por concurso público (no se le va a dar a dedo a la primera empresa que se presente, aunque ya les digo yo que quien se ha presentado tiene mucho adelantado, simplemente, por el hecho de haber tenido la oportunidad de conocer el inmueble y su viabilidad) y que un reputado arquitecto hermano de una concejala socialista forme parte del equipo que ha presentado el proyecto privado. Dijo al respecto el alcalde sobre este hecho que los ilicitanos podían estar tranquilos porque la edil se apartará de cualquier votación (faltaría más), además de ensalzar la siempre provechosa colaboración público-privada, que lo es cuando quien toma la decisión son ellos, pero no cuando son otras formaciones de quienes parte la propuesta.

Fachada principal del convento de las Clarisas visto desde La Calahorra Sergio Ferrández

No dudo de la transparencia que ha mostrado el profesional al aparecer desde el primer momento y a eso me acojo, pero no me han gustado las formas con las que se lleva este asunto y la rapidez con la que está marchando. Quizá porque, no nos olvidemos, todo tiene que llegar muy rodado y antes de las elecciones, en este caso creo que mucho antes me permitiría a asegurar. González, como le pasó con el concurso internacional de ideas para el Mercado Central que, ahora, ha tenido que suspender no puede volver a tropezar, si se considera que no es un tropiezo colocar al convento el cartel de Hotel Las Clarisas.

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