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El alcalde desoye críticas y presiones y defiende un hotel en las Clarisas y el Casal Fester en un huerto

Carlos González rechaza que el Ayuntamiento vaya a vulnerar la Ley del Palmeral y el convenio firmado con las monjas para la permuta del convento

El alcalde, Carlos González

Ni la presión social ni política que se está generando con la futura apertura de un Casal Fester en el Hort del Gat, en pleno Palmeral Histórico, o la conversión del convento de las Clarisas en un hotel van a detener, al menos por el momento, los planes del Ayuntamiento. El alcalde, Carlos González, va a seguir adelante con estos dos proyectos para darle un uso que cree firmemente que va a tener efectos revitalizadores a dos emblemáticos inmuebles de la ciudad, de condiciones muy diferentes pero ambos sumidos en un profundo deterioro por la falta de inversión. Y frente a las críticas, precisamente por el destino que se le quiere dar a los dos edificios, el regidor socialista considera «normal que se haya generado un debate», que califica de «interesante».

Respecto a la cesión a entidades festeras del palacete señorial del histórico huerto de palmeras, cuya rehabilitación está licitando la Conselleria de Cultura por un millón de euros, el primer edil negó este miércoles, a preguntas de los periodistas, que la ley del Palmeral se vaya a ver vulnerada como advierten los agentes sociales. González se basa en que el artículo 11 de la normativa refrendada por las Cortes Valencianas, «pero impulsada como consecuencia del trabajo de este equipo de gobierno» dice que se fomentará el uso social y cultural de los huertos.

Volem Palmerar, asociación que ha advertido incluso que acudirá a la Unesco si se sigue adelante con este plan, se fija en el artículo 8 de la normativa para afirmar que existe incompatibilidad. Este punto dice que podrán autorizarse en huertos protegidos por la Unesco usos como «el social, cultural, ambiental, que no perjudique la actividad agrícola y, en su caso, ganadera. Se fomentará el mantenimiento de espacios libres destinados al recreo y al esparcimiento de la población, sin sellado del suelo ni materiales exógenos, manteniendo los elementos agrícolas e hídricos, y utilizando en ellos materiales del Palmeral, la palma o la madera de palma datilera, así como la rehabilitación de edificaciones tradicionales existentes y la reconstrucción de edificaciones históricas derruidas, para los usos mencionados, y se permitirá excepcionalmente la apertura en estas de museos o centros de interpretación necesarios para la divulgación de los valores protegidos por esta ley».

Frente a ello, González insistió en que es «perfectamente posible el uso que se le quiere dar» y aludió a que «cuando impulsamos la ley de Palmeral estábamos pensando en recuperar huertos y que tengan actividades sociales que no interfieran en su dinámica racional».

Puso en valor que la ley que «yo mismo entregué en mano al conseller de Cultura a la que se ha aprobado en las Cortes hay una diferencia de menos del 5%». Y más allá del aspecto jurídico, el primer edil destacó su convicción de que las entidades festeras «de tanto peso para la ciudad» puedan tener «en armonía» sede en un huerto histórico que «se quiere preservar».

La Merced

Sobre la apertura del hotel en el convento de La Merced, el primer edil quiso incidir de nuevo en que dio un sí a la iniciativa planteada por un grupo de promotores «condicionada a un respeto estricto y escrupuloso histórico y cultural del edificio para convertirlo en un hotel histórico».

La posible cesión de las Clarisas, un edificio municipal desde hace 14 años, a la iniciativa privada, es el proyecto que más detractores está sumando conforme pasan las semanas y más aún al ver cómo el equipo de gobierno está impulsando la modificación del Plan General para permitir que el suelo donde está el convento admita un uso hotelero. El primer edil recordó otra vez que existen ejemplos similares repartidos por todo el país. 

Y por ello, González rechazó que «un hotel histórico en las Clarisas con usos culturales y repercusión turística vulnere el convenio de permuta (que firmó el PSOE con las monjas en 2004 y que ratificó el PP en 2011) y las escrituras del mismo». Además de estos documentos, una moción aprobada por el pleno hace ocho años recogió la «finalidad de adquirir el edificio religioso para implantar usos de orden cultural de disfrute público».

El Institut d’Estudis Comarcals, Margalló, Volem Palmerar, Ruskin Coffee arquitectos y Amigos Illice-La Alcudia han trasladado su rechazo por carta al alcalde. También el exalcalde de Elche, Manuel Rodríguez, lo ha rechazado en público. El PP ha amenazado con acudir a la Conselleria de Cultura o al Ministerio para paralizar la pretensión municipal. La Asociación de Vecinos de Altabix también ha mostrado su desacuerdo, al igual que Podemos. La Asociación de Empresas Turísticas de Elche (AETE) es la única que ha salido públicamente en defensa del hotel. 

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