Que iba de verde, es lo poco que pudieron ver los vecinos de San Antón de Pedro Sánchez en su visita a Elche, quien al bajar del coche saludó a un grupo de residentes del barrio, pero desde una distancia tan considerable que los que aguardaban al otro lado de la valla apenas pudieron verlo.
La presencia policial y el perímetro de seguridad que dispusieron alrededor del tercer edificio de San Antón impidió a los ilicitanos ver apenas al jefe del Ejecutivo, que pasó la mayor parte del tiempo en el interior del inmueble más alto del lugar. Sin embargo, los que le esperaron desde el otro lado de la calle, tras las vallas, molestos por las fuertes medidas de seguridad, tenían muchos mensajes para Sánchez.
«Que nos arreglen el barrio» fue el comentario más escuchado entre los vecinos. «Que se nos caen los techos, que se den prisa», «que los arreglen antes de que me muera», gritaban otros. Y es que pese las bondades de la rehabilitación de este barrio humilde de la ciudad, impulsada por el Ayuntamiento y financiada con fondos autonómicos y estatales, la larga espera de dos décadas que ha conllevado toda esta actuación es lo que más desespera a los residentes de San Antón. Y por eso, pidieron rapidez para dar una solución al deterioro de este tradicional barrio ilicitano de trabajadores. Y la otra gran preocupación que se escuchó entre los corrillos de aquellos que trataban de ver a Pedro Sánchez pasar por sus calles fue el aumento de los okupas que, según los vecinos, está atrayendo este enclave de la ciudad, en concreto, las viviendas que se están quedando vacías. «Que se lleven a los okupas», pidieron algunos tras las vallas. Precisamente, para evitar esto, el Ayuntamiento decidió tapar casas ya deshabitadas y pendientes de derribo, pero no ha sido la solución, según los residentes.
