Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cumplir dos años a 3.600 kms de casa

Vecinos de La Hoya entregan regalos por el cumpleaños de un niño ucraniano que junto a su familia ha dejado atrás su país por la guerra

Celebración del cumpleaños del pequeño Myron en una casa que la administración y Cáritas han dispuesto. INFORMACIÓN

Karina siempre recordará que su pequeño, Myron, sopló las velas por su segundo cumpleaños en una casa ajena y a 3.600 kilómetros de su hogar, pero rodeado de amor e ilusión por una nueva vida. Esta joven de 27 años y su familia tuvieron que abandonar hace semanas su ciudad, Irpín, a escasos kilómetros de Kiev, capital de Ucrania, ante la amenaza que sufre el país por la invasión rusa.

Desde hace días vive en la pedanía ilicitana de La Hoya con sus dos hijos, de cinco y dos años, y con su madre, Yanina, de 50 años. Para llegar a Elche han tenido que recurrir a la ayuda de voluntarios que posibilitaron el viaje.

Además, ha podido reencontrarse con Dasha, una amiga de la infancia que desde hace años vive en La Hoya y en un primer momento la acogió en su casa. Después Cáritas, el Ayuntamiento y los propios vecinos se han volcado con el caso de esta familia y se les ha ofrecido una vivienda.

Es la amiga quien transmite a este diario cómo está siendo para la familia esta acogida en la pedanía, ya que ellos todavía tienen dificultades comunicativas porque no hablan español.

Lo que está claro es que Karina y su madre llenaron sus maletas de incertidumbre y dejaron atrás su barrio, a sus vecinos y amigos por pura tranquilidad y para encontrarle un porvenir a sus hijos y nietos, respectivamente, así como a ellas mismas.

A pesar de la distancia que las separa de sus orígenes, esta semana ha sido muy especial porque le organizaron una fiesta de cumpleaños al pequeño para dar un halo de tranquilidad y naturalidad a la situación.

Myron a punto de soplar las velas por su segundo cumpleaños en la vivienda de Elche donde han sido acogidos.

Myron a punto de soplar las velas por su segundo cumpleaños en la vivienda de Elche donde han sido acogidos. INFORMACIÓN

Con la mejor de sus sonrisas Karina se puso manos a la masa y puso en práctica una de sus principales pasiones: la pastelería. Elaboró una enorme tarta azul y blanca. No se sabe si la elección de los colores fueron casualidad o si era una pura declaración de intenciones, ya que sólo el azul viene a transmitir seguridad, tranquilidad, protección y salud, precisamente todo lo que esta familia ansía en estos momentos.

Myron recibió multitud de regalos y el calor de vecinos de la pedanía que quisieron acompañarles para que no se sientan solos. «La llegada fue horrible. Les ayudó un voluntario de Rumania que vive en Madrid y les trajo desde Polonia. Han estado dos semanas viviendo en mi casa, y ahora les ayudan con comida, ropa, pañales, han cubierto todas las necesidades y ahora le pagan un piso, por lo que no atraviesan de momento por la preocupación de no poder pagar un alquiler, y la luz la tienen cubierta» explica Dasha, quién de alguna manera siente que esta historia refleja la que ella también atravesó.

Cuando tenía 25, en 2015, también puso y punto y a parte a su vida en Ucrania cuando estalló el conflicto en Crimea que acabó tensionando el ambiente en el país.

Dasha reconoce que, a pesar del calvario, su amiga y su familia han tenido «muchísima suerte porque hay mucha gente que no tiene donde quedarse, que está en albergues y pueden disponer de casa para ellas, ropa, comida y me tienen a mi al lado», apunta esta joven asentada en la ciudad, que también está siendo un apoyo constante para que tanto su amiga como su madre, ambas separadas, puedan tener oportunidades laborales.

Clases

Es por ello que profesores de lengua castellana de un instituto de la ciudad se han ofrecido a darles clases de español una o dos veces por semana. Al igual que con esta familia, son varias las academias de idiomas de la provincia y ONG’s las que se están involucrando activamente para que los refugiados que llegan tengan nociones del idioma.

Por otra parte, el conflicto en Ucrania ha acelerado la marcha de Karina, que ya llevaba tiempo planteándose viajar a España en busca de trabajo. Aún y así, para nada se esperaba el devenir de los acontecimientos porque su intención era haber vendido la casa para poder acomodarse en España. Realizó recientemente, además, una fuerte inversión reformando su hogar.

Asegura el entorno, por otra parte, que no tienen ninguna información sobre en qué estado se encuentra su casa y cómo están los vecinos, si se han marchado también o permanecen. Sin embargo, «yo les digo que hay que vivir en el presente, han pasado cosas muy feas pero si se estancan en el pasado es peor porque se quedan en una depresión, tienen que empezar a trabajar», señala Dasha.

Escolarización

En cuanto al hijo mayor, Rostik, ya ha sido escolarizado. Como estos días anunció el Gobierno central, el plan de atención educativa para atender a los niños ucranianos llegados a España, de los que de momento hay escolarizados más de 7.100, se financiará a cargo de los fondos europeos de cohesión y el proceso se está desarrollando con normalidad, salvo puntuales problemas de concentración en algunos lugares.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats