Un trono ocupa el pasillo central de la Parroquia del Corazón de Jesús, es el tercero que saldrá en breve por sus puertas durante la jornada del Lunes Santo. La banda toca "Pescador de hombres" a un lado de la plaza, afuera se escucha el bullicio de la gente. Se abren las puertas del templo, un último abrazo, alguna sonrisa y colocarse bien la faja. Cuando toca la campana, todos bajo los varales, al segundo toque para arriba y al tercero, caminar hasta que cante el gallo. Y es que un hombre o mujer de trono no camina en vano. Son los pies los que hablan mientras le acompañan las marchas procesionales, que adornan la primavera en la ciudad.

Mayores y pequeños que se vuelven a ilusionar en un tiempo donde la ilusión se compra cara

Cuando el emblemático trono del Gallo sale de su parroquia, tras todo un cortejo de niños nazarenos, se alza en el cielo una legión de teléfonos móviles para atrapar el momento. Es la Semana Santa ilicitana, pero esta vez tiene más peso, más alegría de poder salir a realizar una Estación de Penitencia tras todo lo que supuso el Covid-19.

En 2020, ya con la Cuaresma en marcha, se paralizó todo, tantas horas de trabajo previas y la ilusión de todo un año, se quedaron encerradas en casa. Hoy salen a relucir los capirotes, las fajas, los estandartes y hasta el sol, que pide tregua a las pocas nubes que acechan.

Con el pie izquierdo marcando el paso, parece que ya nada importa, ahora solo hay un camino y esta vez sí, vamos a hacerlo. Durante toda la semana, esta será la estampa más buscada por todos, mayores y pequeños que se vuelven a ilusionar en un tiempo donde la ilusión se compra cara.

Instantes antes de la salida procesional del Gallo Janik Ivanyan

Cofrades de las 31 Hermandades y Cofradías que componen la semana sagrada en Elche, demuestran las ganas de continuar hacia adelante. También su preocupación por la actualidad, marcada esta vez por una terrible guerra en Ucrania. Todas las plegarias se ofrecen por la paz, todos miran hacia un mismo lado.

Y es que en la Semana Santa no solo salen a pasear imágenes escultóricas impresionantes y tronos de madera tallados, es más que eso. Aunque muchos lo olviden, no andan en vano los costaleros. La Semana de Pasión supone la labor más impresionante y llamativa de la evangelización católica. Mientras algunas iglesias están vacías, las calles se llenan cuando salen los pasos. Porque esta semana es más que los adornos florales y las bandas de cornetas y tambores, es la identidad de un pueblo, es el folclore inagotable y distinto que nos caracteriza, también la voluntad de una sociedad más justa y diversa donde caben todos. Donde creyentes y no creyentes se dan la mano, donde las calles claman paz. La Semana Santa es mucho más que tronos vistosos y este año tiene más sentido que nunca.

1500 kilos de fe

Los pasos ilicitanos, separados en dos estilos procesionales, los tronos a costal (la forma sevillana) y a hombro (la malagueña), pueden llegar a pesar hasta 1500 kilos. Más de una tonelada que se reparte entre las personas que componen las distintas cuadrillas. Este año y tras la tormenta provocada por el coronavirus, da la sensación de que el peso ha aumentado, faltan costaleros y se nota. Pero es cuestión de tiempo que vuelva el esplendor de otros tiempos mejores.

Al girar a la calle Fira, cuando las piernas comienzan a ceder, todo cobra más sentido. La estrechez de la vía hace que resuene más fuerte la música cofrade. Todo parece más especial, se nota la ausencia desde hace dos años. Dijimos en la cuarentena que de esta saldríamos mejores, pero el camino es más largo y más difícil. Aunque todavía no lo hayamos logrado, será cuestión de caminar, al menos, hasta que cante el gallo.