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Bancos cerrados, cajeros okupados

Personas sin hogar encuentran en las sucursales clausuradas un cobijo para dormir y para evitarse ser desalojados de forma inmediata - Voluntarios dicen que son los lugares en los que menos «molestan» pero los vecinos no opinan lo mismo

Una sucursal bancaria de la calle Corredora, cerrada esta semana y okupada a las pocas horas. | INFORMACIÓN

Cajeros que se convierten en refugios de personas sin hogar. Es una estampa que se produce con frecuencia en muchas ciudades y Elche no es una excepción. Tras la pandemia, el cierre de sucursales bancarias se ha acelerado (se estima que en la provincia de Alicante bajan la persiana una cada cuatro días) y esto ha acabado propiciando su inmediata okupación, algo que históricamente ocurre en los que siguen funcionando, donde algunos ya no es posible sacar dinero por la noche porque los bancos han decidido impedir el acceso para evitar que se duerma dentro.

Un cajero automático, cerrado, en la avenida de Alicante con una persona durmiendo. | INFORMACIÓN

Sin embargo, detrás de este gran problema social que es el de las personas que no tienen recursos y no tienen más opciones que las de cajeros automáticos, hay otras consecuencias colaterales que denuncian los vecinos que conviven con indigentes a las puertas de sus casas.

Ejemplo de ello es lo que ocurre desde hace meses en el rellano de una oficina bancaria ya cerrada, en plena avenida de Alicante, en Altabix. Entre estas cuatro paredes, la entrada y salida de sintecho es una constante. Resguardados entre cartones, mantas, y carros con chatarra pasan la noche, cocinan y hacen sus necesidades. Y ese lugar acaba en condiciones insalubres que han desatado las quejas vecinales. La comunidad de propietarios del edificio donde se encuentra el cajero cerrado asegura haber llamado en varias ocasiones a la Policía Local para desalojarlos, pero cuando los agentes vacían el rellano a la mañana siguiente vuelve a estar ocupado por otra persona que busca cobijarse.

Y esto ocurre desde hace unos días en la calle más importante del centro de Elche, en la Corredora, donde el cierre de otra entidad bancaria hace solo unos días ha provocado la misma situación. A las pocas horas de vaciarse, una persona ya dormía en su puerta.

«La única opción que les queda es el lugar en el que menos molestias generan y son este tipo de sitios, lugares en los que nadie los va a echar de ahí, aunque no siempre ocurre y los vecinos llaman para desalojarlo», explica Gorka Chazarra, presidente de Conciénciate, una de las asociaciones de Elche que junto con Cáritas son testigos cada noche de la cara más cruda de la pobreza.

Los voluntarios de Conciénciate realizan tres días por semana una ruta por la ciudad para buscar a sin techo, acompañarlos, ofrecerles cena y apoyo social, una intervención que se refuerza los días de frío.

Su portavoz ofrece una explicación a porqué ocurren estas okupaciones que se convierten tan molestas para los vecinos y que como telón de fondo tienen un problema de alternativa habitacional. «El albergue de Cáritas solo tiene 35 plazas y en las calles de Elche hay más de 50 personas sin hogar que tienen que dormir en algún lugar», señala, quien recuerda, además, que en la ciudad no hay baños públicos.

Más medios municipales

Servicios Sociales del Ayuntamiento, que también interviene con las personas sin hogar y de hecho cuenta con una comisión municipal de seguimiento, en la que participan asociaciones, para tener identificados a todos los indigentes, garantiza estar trabajando en aumentar los recursos para paliar estas situaciones y que nadie tenga que dormir en la calle.

Así lo aseguró a este diario su concejal, Mariano Valera, quien explica que lo que se trata es de contar con un «circuito cerrado» de intervención que complete la labor que ya tiene el albergue de Cáritas y que resulta insuficiente ante la realidad que hay en la ciudad. En concreto, en lo que trabaja este departamento municipal es en crear un «dispositivo de baja exigencia», próximo al que tiene la asociación interparroquial en Carrús, pensado para que las personas sin hogar puedan pernoctar sin límite de tiempo en habitaciones individualizadas y darse una ducha. «Lo que pretendemos es poder conseguir un primer enganche para que no estén en la calle y a partir de ahí trabajar para sacarlos de la calle porque se trata de una realidad difícil que entraña en ocasiones problemas de salud mental», aseguró Valera, quien apuntó a su intención en que la Conselleria se pueda implicar en esta iniciativa.

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