«Lo importante es saber tomarse todas las cosas con tranquilidad».

Michael Faraday (1791-1867), químico y físico inglés

La ley de las presiones parciales (enunciada por Dalton en 1802) establece que la presión total de una mezcla de gases es igual a la suma de las presiones que cada gas ejercería si estuviera solo ocupando todo el volumen del recipiente a la misma temperatura. Y también sabemos por Charles y Gay-Lussac desde esa misma época, más o menos, que si aplicamos calor, la armoniosa mezcla gaseosa experimenta una transformación isocórica, se vuelve inestable y quién sabe si explosiva, como demuestran los experimentos ulteriores del profesor Bacterio y otros. Son principios físicos, pero igual que sucede en otras tantas facetas de la vida, en muchas ocasiones la política imita a la termodinámica.

Hemos estado a punto de asistir a una implosión en el seno del bipartito ilicitano de progreso a causa, precisamente, del calentamiento excesivo de los dos gases que lo forman. Solo el uso de generosas cantidades de refrigerante ha evitado una detonación de proporciones inimaginables. Todo a causa del calentamiento local por el controvertido asunto del proyecto de hotel en el inmueble municipal del antiguo convento de la Merced.

acaecimientos gaseosos

Una propuesta que la iniciativa privada puso sobre la mesa hace seis meses y que, de entrada, evidenció la palmaria incapacidad (ineptitud e inutilidad son otros epítetos que vienen al caso) de los gobernantes (PSOE mayormente, pero también PP y Compromís), a la hora de pergeñar un proyecto público viable para un edificio que literalmente se cae a trozos 15 años después de su permuta. Hay que dejarlo sentado, más que nada para no perder la perspectiva axonométrica del asunto.

Los acontecimientos se han precipitado en los últimos días. Tras varios meses de dudas patafísicas, Compromís reunió a su sanedrín ante la poco halagüeña perspectiva de tener que retratarse al fin en la modificación del PGOU relativa al antiguo convento. Allí, todos y todas juntos y juntas, llegaron a la conclusión de que tenían que recuperar sus esencias primigenias y oponerse al proyecto de privatización apoyado por sus socios socialistas, y en particular por su jefe, el alcalde Carlos González. No lo apoyan, pero sin rencores, nada personal; solo por la privatización del patrimonio y tal.

Son principios físicos, pero igual que sucede en otras tantas facetas de la vida, en muchas ocasiones la política imita a la termodinámica.

A renglón seguido (media hora más o menos), aparece el alcalde para anunciar que en vista de las circunstancias sobrevenidas, sin el apoyo de sus socios y el previsible rechazo de la oposición, ir al pleno pa ná, pues va a ser que no. Y que dejan el asunto del hotel para la próxima legislatura, que ya lo retomarán entonces. Si ganan por mayoría, claro.

Ipso facto, el popular Pablo Ruz se proclama victorioso del envite y anuncia que cuando gobierne él mismo, dentro de un año, rehabilitará el señero edificio con dinero público (sic) y pondrá allí una sede del Museo Arqueológico Nacional (no aclaró si con la Dama incluida). O si no, del Rijksmuseum (¿será por museos?).

Estos acontecimientos seguro que les recordará a algunas personas con memoria histórica los sucesos que se dieron al término de los cuatro años de mandato del alcalde Alejandro Soler. El empeño del regidor socialista por sacar adelante el nuevo mercado central (proyecto presentado por los placeros y apoyado por el PSOE) saltó por los aires por la oposición de su socia de Compromís, Ángeles Candela, que en el pleno de marzo de 2011 votó en contra de la modificación del PGOU a causa del aparcamiento subterráneo y del hipermercado previstos. Los socialistas se comprometieron a recuperar el proyecto tras las elecciones de mayo de ese mismo año. Si ganaban. Y si tenían la mayoría absoluta.

El PP, por supuesto, también se opuso, y su portavoz, Mercedes Alonso, proclamó igualmente que las elecciones las iban a ganar ellos (como así fue) y que serían los populares quienes finalmente harían el mercado, con su propio proyecto. Y ya ven cómo estamos once años después.

No habrá, pues, modificación del PGOU para el hotel en las antiguas clarisas (pero sí para el mercado junto al cauce fluvial: no hay resquicios patrimoniales, solo algunas matas y pinos). Pero, inasequible al desaliento, Ruz quiere que el pleno respalde unánime y rendidamente su brillante y novedosa propuesta, en vista de que el gobierno de progreso ha progresado poco (más bien al contrario) en el asunto de la hospedería con encanto. Igual ahora todos votan a favor. Total, una promesa más…

Tan anonadados nos quedamos tras el abrupto fin de recorrido (por ahora) del proyecto de hospedaje mercedario que no hemos valorado en su justa medida el final ha del «poder il·licità» en el Consell. Tres años en los que tocamos el cielo con dos consellerias simultáneamente en el seno del Botànic II. Todo un hito en los anales de la política local que, lamentablemente, no ha podido completar el ciclo del mandato cuatrienal. Ximo Puig ha dejado fuera de la remodelación del govern a la consellera ilicitana Carolina Pascual, tras haber lidiado con su mejor predisposición y estado anímico con parcelas de tanta enjundia como universidades, innovación, ciencia y transmutación digital. Menos mal que la ilustre torrellanense Mireia Mollà se mantiene firme en Agricultura, Trasvases y Desafío Bioclimático, e incluso se atrevió a sujetar la pancarta en la reciente manifestación de agricultores cabreados. Ánimo, tú puedes.

Ruz quiere que el pleno respalde unánime y rendidamente su brillante y novedosa propuesta, en vista de que el gobierno de progreso ha progresado poco (más bien al contrario) en el asunto de la hospedería con encanto. Igual ahora todos votan a favor.

Pascual pasará a la anales político-administrativos de la Comunitat por haber logrado la gesta de que por primera vez desde el Llibre del Repartiment de Jaume I una conselleria tenga su sede en la provincia de Alicante (a medias, pero vale). Es probable que alguno de sus paisanos (por no hablar de profesores, con o sin filiación conocida) le reproche que sea precisamente una ilicitana quien haya autorizado la implantación de Medicina en la UA, en contra de los intereses de la UMH. Pero en cambio lega para la posteridad a su pueblo el centro de estudios sobre envejecimiento y la learning factory, en la antigua sede de Correos, anunciada hace apenas cuatro años.

Pascual pasará a la anales político-administrativos de la Comunitat por haber logrado la gesta de que por primera vez desde el Llibre del Repartiment de Jaume I una conselleria tenga su sede en la provincia de Alicante (a medias, pero vale).

No es baladí que la consellera Pascual antes de irse haya dejado contratada a una empresa para que aclare dónde está el busilis de la fábrica de aprendizaje y transformación productiva hasta el infinito y más allá, un asunto tan innovador que ni siquiera en Innovación saben qué es o será. Mientras pasa el año y medio que le han dado a la mercantil para que realice el estudio correspondiente (poco tiempo me parece para un estudio de esa enjundia) y para que no piense la sociedad ilicitana que no se va a trabajar durante ese tiempo, se ha anunciado la apertura de una oficina en un local colindante. Algo así como un piso piloto, pero de tecnologías habilitadoras.

-Buenas, venía a informarme sobre esto de la learning factory, cómo de espaciosas son las habilitaciones y si tienen instalación de IA o solo de led.

-No, verá usted, es que esta oficina está habilitándose aún como quien dice y todavía no tenemos los planos ni la distribución de competencias. Vuelva usted en año y medio, que ya tendremos lista la determinación de usos, y en un par más podrá usted entrar a ocuparla, llave digital en mano.

-Pero ¿puedo reservar ya una habilitación de nanotecnología con vistas al río?

-¿No ve que aún no tenemos ni habilitada la máquina de café y ni siquiera nos han instalado la banda ancha del nuevo modelo productivo? Vuelva a finales de 2023, aunque con el cambio de consellera por medio, no sé yo si el know-how disruptivo afectará a la learning factory en cuanto hub tecnológico o, por el contrario, esto acabará siendo unos adosados; con habilitaciones igual, pero adosados tecnológicos.

-Pues en ese caso mejor me apunto a la FP dual… O mejor, me espero a ver en qué queda lo de las clarisas, por si hay habilitaciones más económicas.