«Puedo estar en guardia contra mi enemigos,

¡pero líbreme Dios de mis amigos!»

Charlotte Brontë (1816-1855), novelista y poetisa inglesa

La cita era en la sede del PSOE ilicitano. Allí se vieron las caras el alcalde y aspirante a revalidar el título, Carlos González, y el secretario local/provincial y diputado aspirante a revalidar el escaño, Alejandro Soler, para hablar de lo bien que lo han hecho estos tres últimos años al frente del Ayuntamiento y lo mucho mejor que lo harán en el año que queda hasta la próxima cita electoral. Entre fanfarrias de dolçaina y redobles de tabalet proclamaron que ya han cumplido el 80% del programa electoral (el de 2019, no el de 2023) y que con las mismas, aplicando una simple regla de tres compuesta, calculan que llegarán al 99,98% al final del mandato. O más. Así de lanzados van. Y eso sin contar con lo de sus socios de Compromís, que si se suman ambos cómputos el grado de cumplimiento del bipartito de progreso podría progresar hasta el 137,33333% de lo comprometido. Tirando por lo bajo y sin abusar de decimales periódicos.

NUNCA DEBISTE CRUZAR EL VINALOPÓ

La cita era en la sede del PSOE ilicitano. Allí se vieron las caras el alcalde y aspirante a revalidar el título, Carlos González, y el secretario local/provincial y diputado aspirante a revalidar el escaño, Alejandro Soler, para hablar de lo bien que lo han hecho estos tres últimos años al frente del Ayuntamiento y lo mucho mejor que lo harán en el año que queda hasta la próxima cita electoral. Entre fanfarrias de dolçaina y redobles de tabalet proclamaron que ya han cumplido el 80% del programa electoral (el de 2019, no el de 2023) y que con las mismas, aplicando una simple regla de tres compuesta, calculan que llegarán al 99,98% al final del mandato. O más. Así de lanzados van. Y eso sin contar con lo de sus socios de Compromís, que si se suman ambos cómputos el grado de cumplimiento del bipartito de progreso podría progresar hasta el 137,33333% de lo comprometido. Tirando por lo bajo y sin abusar de decimales periódicos.

Y eso sin contar con lo de sus socios de Compromís, que si se suman ambos cómputos el grado de cumplimiento del bipartito de progreso podría progresar hasta el 137,33333% de lo comprometido.

Así que allí estaban, cara a cara (flanco a flanco, en realidad), echándose flores y alguna maceta con tiesto y todo, y sacando pecho de gestión y sostenibilidad (del bipartito) pese a las inevitables turbulencias internas, producto de la pluralidad y tal y tal. Vale, todo eso está muy bien, pero ¿González va a repetir de candidato o qué?, inquirieron los impertinentes periodistas, al borde de un ataque de ansiedad ante la inusual coyuntura de tenerlos juntos a ambos en un mismo punto del espacio-tiempo geopolítico. De aquí no se escapan, pensó algún/a plumilla, ilusoriamente. Es que ahora no toca acercarse al río y ni mucho menos cruzar ese puente, especificó en modo antífrasis el alcalde aspirante, mordiéndose la lengua para no decir lo que realmente quería decir. Cuando llegue el momento cruzaremos hasta el Pont del Bimil·lenari si hace falta, apostilló Soler; o quizás no, y lo que haremos será prenderle fuego, añadió enigmáticamente el secretario, sin reparar en los perniciosos efectos que tendría la fogata en tan quebradiza cimentación. Así que por ahora cada uno se mantiene en su orilla del río, no sea que venga alguna riada primaveral y arrastre al que quiera vadearlo por la Rafa.

Pero González, venciendo su inicial reticencia, tras consultar sus apuntes y subrayar varios párrafos, enfatizó que no hacía falta usar un puente para cruzar el Vinalopó, que se puede hacer perfectamente por la pasarela del Mercado, que, ya puestos, lleva directamente a la Alcaldía. Ya, pero es que los puentes se hacen para cruzarlos o para quemarlos, insistió Soler, a lo que el alcalde replicó que no es de quemar nada, ni naves ni puentes, por el riesgo de incendio en las laderas y aledaños hasta el Hondo. El asunto de los viaductos derivó hacia un animado diálogo entre aspirante y secretario, mientras intercambiaban miradas ladeadas, de reojo y en escorzo:

GONZÁLEZ.-Yo, si hay que ser candidato, lo seré; pero serlo pa ná, pues no…

SOLER.-Ya, pero hoy no… mañana; o mejor, después del verano.

G.-No vamos bien por ahí, hazme caso, no vamos bien; que yo tengo ilusión, fuerzas, proyectos, apoyo social y varias plusmarcas...

S.-Sí, sí, pero ¿a cuántos candidatos a la secretaría provincial has apoyado?

G.-A tantos como tú rechazaste. Y no te vayas sin aclarar lo de la candidatura.

S.-No me he movido, eres tú el que no para quieto.

G.-Bueno, al menos dime algo bonito.

S.-Claro, ¿qué quieres que te diga?

G.-Miénteme. Dime que me has apoyado todos estos años.

S.-Te he apoyado todos estos años.

G.-Dime que me quieres todavía de candidato, como yo quiero.

S.-Te quiero todavía de candidato, como tú quieres.

G.-Gracias. Muchas gracias.

S.-¡A mandar! Bueno, a mandar yo, claro...

Bien, pero ¿dónde está el titular?, preguntábanse, desesperados, los periodistas mientras Soler y González se fundían en un abrazo entre los aplausos y vítores de los concejales y varios militantes que estaba almorzando en la terraza del bar. Pues de momento no hay titular. Habrá que seguir con las especulaciones. Y a continuar barajando todas las alternativas al actual alcalde, por si acaso. Anoten en la lista de posibles no solo a Héctor Díez, sino también a María José Martínez, Ramón Abad, Patricia Maciá, Mariano Valera, Carles Molina, Puri Vives y así sucesivamente con el resto de concejales socialistas e integrantes de la ejecutiva local, que no enumeramos aquí para no aumentar la huella de carbono, pero que ahí están para darle más juego a las quinielas electorales. Se admiten apuestas múltiples, pero atentos al factor campo.

En cambio, en el PP local las cosas están claras y diáfanas, y su alcaldable, Pablo Ruz Villanueva, ya hace semanas que lanzó oficialmente su pre-pre-precampaña. Al contrario que los socialistas, envueltos en las típicas dudas metafísicas fluviales del tercer mandato, los populares se han lanzado en tromba al asedio de la torre del Consell y aledaños consistoriales. A estas alturas el candidato y sus huestes están ya hartos de cruzar sin problema, en un sentido y en otro (y viceversa) los puentes de Canalejas, Santa Teresa y Altamira; los demás los dejan para más adelante, que queda aún un año.

A estas alturas el candidato y sus huestes están ya hartos de cruzar sin problema, en un sentido y en otro (y viceversa) los puentes de Canalejas, Santa Teresa y Altamira; los demás los dejan para más adelante, que queda aún un año.

Ruz y los populares tienen nuevo lema, «Solo nos importa Elche», que algunos augures ya han interpretado (interesadamente) como una premonición de que el candidato dejará el Senado antes de las elecciones, como hizo su mentora Mercedes Alonso en 2008, cuando renunció a su escaño de diputada nacional para centrarse en su carrera pedestre hacia la Alcaldía, hito que le llevó tres años conseguir. Pero respecto al senador, no hay nada de eso. Al menos no oficialmente ni por el momento. Ruz sigue entusiasmado con su escaño mayestático, desde el que, proclama, está haciendo mucho por la ciudad y sus pedanías. Pues eso.

El jefe de la oposición también tiene fuerza, ilusión, proyectos a tope para Elche y el convento de la Merced y, por supuesto, mucho apoyo social. Aunque de esto último no tanto como González, como desvela la última encuesta encargada por su propio partido, que encima le da más subida a Vox que a los populares, que ya es tirar el dinero. Un ímpetu que Ruz demuestra fehacientemente en cada pleno, ordinario o extra; en cada comparecencia pública, en cada vídeo, ya sea de campaña o para criticar todo lo que se menea (especialmente si lo hace por el carril bici), y en cada persona a la que saluda efusivamente en la calle, quiera o no. Tiene tanta fe en su victoria (o al menos en que logrará la Alcaldía, aunque sea con alguna ayudita por el flanco derecho) que ya está confeccionando su equipo de alto nivel para ponerse a trabajar nada más tomar posesión (e incluso antes, si le dejan).

Ya se ha desvelado quién será uno de sus hombres fuertes, un viejo conocido de la etapa de oposición y posterior gobierno popular (2011-15) con Alonso: nada menos que Manolo Latour. Todo un clásico que, según parece, volverá a la primera línea política, porque se aburre siendo un funcionario jubilado más y está harto de pasarse el día leyendo el periódico en un banco y viendo cómo el pueblo cada vez está peor, como muestra el último vídeo promocional. En cualquier caso, el fichaje es prometedor y augura nuevas y agradables sorpresas, como si se tratara de Bragarnik desvelando la configuración del Elche CF de la próxima temporada. Expectantes quedamos ante futuros cameos videográficos. Aunque no tanto como con el asunto de los puentes de González y Soler. Igual acaban teniendo que llamar a los Pontoneros del Ejército de Tierra para que tiendan un viaducto y, a poder ser, ignífugo. Eso sí, en algún lugar seguro del cauce donde no se desmoren las laderas. Atentos.