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Santa María medirá tras más de medio siglo el alcance de sus grietas con nuevos testigos

La basílica renueva las redes de dos de sus principales portadas y fija para enero de 2023 la aparatosa reparación de la base del pararrayos

La nueva red colocada en la puerta de entrada al Museo de la Virgen. | ANTONIO AMORÓS

Santa María va a empezar a medir el alcance de las grietas y fisuras que tiene el templo del Misteri con nuevos testigos que se incorporarán en zonas claves como es la unión entre la torre con el cuerpo de la iglesia, la fachada sur (en la puerta del Resucitado o popularmente conocida como portada de San Juan) y bajo del pararrayos. Esta medida va a coincidir casi en el tiempo con la redacción del ansiado Plan Director que, por otro lado, está elaborando un equipo técnico para establecer las prioridades de conservación del deteriorado inmueble, que en los últimos años ha venido generando preocupación por sus desperfectos.

Una grúa colocando una nueva red en la basílica de Santa María, en la puerta del órgano. | ANTONIO AMORÓS

Desde este lunes, la basílica ha visto cambiar algunas de sus más antiguas redes de protección, colocadas ante posibles desprendimientos. En concreto, las de la puerta de entrada al Museo de la Virgen, en la plaza Santa Isabel, y la de la puerta del órgano, en la plaza del Congreso Eucarístico. Aprovechando esta labor preventiva, el templo va a colocar testigos exactamente en los mismos puntos donde ya los incorporaron en su día los arquitectos como Coquillat o después, Antonio Serrano Peral, a lo largo de los años cuarenta.

El objetivo es comprobar la evolución de las aberturas que sufre la piedra después de décadas. Desde entonces, según el aparejador Francisco Rodríguez Trives, no se habían realizado mediciones de este tipo. «Queremos ver cómo se comportan esas patologías, contar con información regular sobre su evolución y tomar decisiones a partir de ahí», explica el arquitecto técnico.

Antiguamente, se introducían en la piedra elementos que podían ser de cristal o de escayola para detectar la separación. Ahora se trata de una especie de regletas, que se anclan en los laterales de la grieta, y que cuando se separe, dirán los milímetros que se han abierto.

Cuando estén colocados en los próximos días se podrán ver a simple vista, a distintos metros de altura entre 14 y 16 metros.

En paralelo, Santa María está a la espera de contar con un documento estratégico, el Plan Director, como punto de partida para poner solución a las patologías que desde hace décadas sufre el templo ilicitano. Y casualmente, la basílica espera contar con este informe a finales de este mes con el fin de establecer un calendario de reparaciones, además de cuantificar su coste.

La obra más urgente que va a coger el templo ilicitano es la reparación de la base del pararrayos, situado a 40 metros de altura, para lo que será necesario poner un aparatoso andamio que cubra buena parte de la cúpula. Aunque el Ayuntamiento ya concedió la licencia a la basílica para ejecutar esta obra en septiembre del pasado año, finalmente, el rectorado de Santa María ha decidido esperar a enero de 2023 para comenzar con unos trabajos que se prevén que serán sencillos, pero, por contra, pesados.

Según el párroco, Angel Bonavía, la fecha escogida ha sido para no deslucir las representaciones de agosto del drama asuncionista, que este año, después de dos de parón por la pandemia, regresarán.

Conservación millonaria

Aunque la inversión real que necesita Santa María se podrá conocer a partir del Plan Director, un informe reciente de los responsables del templo cifró en más de tres millones de euros el presupuesto que necesita el preciado inmueble de Elche para garantizar su supervivencia.

Como ejemplos, la restauración de la portada de la plaza de Santa Isabel, que da acceso al Museo de la Virgen, o la de las cornisas de la calle de La Fira, es una de las intervenciones señaladas como más urgentes. Su deterioro es visible, al igual que el estado de la piedra del templo, en general.

Se espera que el Plan Director arroje luz sobre estas reparaciones. El documento fue adjudicado al despacho madrileño Lavila Arquitectos, para realizar un análisis histórico, arqueológico y arquitectónico de las singularidades que presenta la basílica. El proyecto, financiado por la Diputación de Alicante, que ha sufragado el coste del documento con 60.500 euros, tendrá que ser aprobado por la Generalitat Valenciana. Y además de dar solución a las deficiencias, este plan también tiene como cometido los usos religiosos y culturales del templo. Un apartado importante será el del inventariado y catalogación de los bienes muebles, entre los que se encuentran imágenes, retablos, ornamentos o vasos sagrados

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