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El futuro del cuidado a ancianos pasa por geriátricos pequeños y más especialistas

Los expertos rechazan el modelo de grandes residencias, defienden la necesidad de habilitar centros más familiares, así como un incremento del personal sanitario y potenciar la formación de los cuidadores

Una anciana en un centro para personas mayores Informacion

Residencias más pequeñas, incremento de personal sanitario y más y mejor formación, tanto para los cuidadores como para los familiares. Estas podrían ser las tres patas principales para poner remedio a un problema que dice mucho del estado de una sociedad: las carencias en lo que concierne al debido cuidado y atención a nuestros mayores, algo que ha terminado por visibilizarse sobre todo a raíz de la crisis sanitaria.

Durante la pandemia quedó patente el abandono, el aislamiento y la soledad en grado máximo que sufrieron las personas de avanzada edad, no solo las que vivían de manera independiente en sus casas, sino también las que en teoría debían estar atendidas en geriátricos. Pero también se sospecha que en estos meses más críticos los casos de malos tratos a personas mayores no son los que indican las estadísticas oficiales, sino muchos más.

La psicóloga especializada en gerontología y profesora y directora del Máster en Gerontología y Salud de la Universidad Miguel Hernández (UMH), Esther Sitges, así lo cree. De hecho estima que esta «realidad oculta» tiene su máximo exponente sobre todo en esos casos de envejecimiento con algún deterioro cognitivo.

«Se piensa que aquellas personas con algún tipo de demencia - reflexiona la experta- no se enteran de esa posible desatención o acción impropia, cuando sí que son seres que sufren y sienten, aunque no lo detectemos. No por tener una demencia no tienen sentimientos».

Con respecto a ese maltrato a nuestros mayores, Sitges apunta que en las residencias también ocurren situaciones de este tipo, como podemos observar a través de los medios de comunicación, pero la mayor parte tienen lugar en el ámbito privado, «porque no hay lo que en Criminología se conoce como vigilantes, que es cuando se cohíbe. Ocurre en el entorno familiar y eso no suele salir a la luz. Se ejerce en esos entornos familiares donde no se puede acceder y está silenciado».

La paradoja es esa, es decir, que, a veces, son los seres más cercanos, integrantes de la propia familia, los que ocasionan esos malos tratos a los ancianos que están bajo su responsabilidad; o los propios cuidadores que son contratados para que, en teoría, los atiendan debidamente o mejor que el hijo, la hermana o el marido.

ONU

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que una de cada seis personas mayores de 60 años sufrió algún tipo de maltrato en el primer año de la pandemia. Pero es que además, dos años después de que se declarase la pandemia por coronavirus, 22.300 mayores han fallecido por el covid en las residencias. Estos datos dan una idea de la (des) atención que ha acontecido a los que nos cuidaron en su día.

Sacramento Pinazo es la presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología (SVGG) y en la tarde del martes estaba llamada a ser una de las voces a escuchar en la Jornada de Sensibilización programada por la UMH gracias a una masterclass sobre maltrato y discriminación por edad, todo ello coincidiendo con el Día Mundial de Toma de conciencia contra el abuso y maltrato en la vejez, que se conmemora este miércoles.

Las voces expertas también alertan sobre el daño de los estereotipos. Parece que el envejecer sea una enfermedad y cuando eres mayor simplemente sigues siendo igual de válido para para hacer un montón de proyectos, actividades, relaciones, trabajos..., aseguran los especialistas, que hablan de la importancia del trabajo intergeneracional, porque colaborando, viviendo, estando codo con codo con alguien es cuando te olvidas de la edad, la raza o el género y, entonces, ves a la persona.

«A través de las actividades intergeneracionales ayudamos a eliminar los estereotipos asociados a la vejez. En este punto hay que tener dos ideas claras: la vejez no es igual a patología y que en la vejez patológica hay aspectos, como el social o el emocional, que también se tienen que cultivar», agrega Esther Sitges.

La psicóloga, en cualquier caso, considera que en nuestro país cada vez vamos más hacia una atención centrada en la persona, atención integral, de ahí que defienda que se camine hacia residencias más pequeñas, más como vivir en un hogar, nada de 100 o 200 personas, y con atención a necesidades más individualizas. El problema, claro está, es el presupuestario.

Además, hay muy pocos profesionales especializados para el cuidado gerontológico en residencias, con ratios muy justas. Y también hace falta formación para el cuidado de las personas mayores.

En la Comunidad Valenciana hay 325 residencias con 27.700 camas. De ellas, 252 son privadas, con 22.000 camas y 73 publicas, con 5.700. En la provincia de Alicante los datos indican que existen un total de 98 residencias que suman 910 usuarios. Precisamente, el Gobierno central está negociando con las comunidades un acuerdo de mínimos sobre el devenir de las residencias de mayores.

La presidenta de la Fundación Pilares, Pilar Rodríguez, que imparte este miércoles en la UMH también una masterclass, tiene previsto centrarse en los derechos de las personas mayores, las vulnerabilidades que sufren y en cómo se aborda el abuso a estos desde un punto de vista psicológico, mientras que también se quiere dejar patente en la sesión de este miércoles la importancia del papel que juegan los médicos de familia, porque suelen ser de los primeros en detectar casos de malos tratos, por las patologías que observan, y, por tanto, son los que muchas veces dan la voz de alarma.

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