Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un año con mucho por demostrar

PSOE y Compromís prometen trabajar hasta final del mandato para resolver las peticiones ciudadanas y realizan autocrítica con algunos de sus proyectos enquistados, mientras el PP da un giro en su política y Vox acribilla al ejecutivo

Los grupos políticos fueron los protagonistas de la segunda sesión del Debate del Estado de la Ciudad, este jueves. | ANTONIO AMORÓS

Las cerca de 15 horas de Debate del Estado de la Ciudad celebrado en Elche, entre sus dos jornadas, deben de servir para reflexionar sobre qué necesita el tercer municipio de la Comunidad Valenciana para avanzar de forma práctica y no solo en forma de anuncios, para evitar cometer los errores del pasado y para que exista unidad por el bien de Elche.

Ese fue el mensaje que dejó una maratoniana sesión, y al que no solo apelaron los colectivos que tuvieron voz en la primera jornada de esta cita. También fue un mensaje que compartieron todos los grupos con representación en el Ayuntamiento. El alcalde, Carlos González, que dedicó más de dos horas ayer a contestar a cada uno de los partidos (unidas a las casi tres del día anterior) calificó este espacio como el de «mayor utilidad de los últimos tiempos» por la predisposición de todos, incluida, tal y como reconoció, la de la oposición que se ofreció a tender la mano al ejecutivo.

Lo cierto es que a menos de un año para las elecciones municipales y en el que probablemente pudo ser el último «cónclave» del mandato, las formaciones políticas, sin evitar deslizar promesas en algunas ocasiones, optaron por abanderar discursos más constructivos, cercanos y conciliadores que lo que acostumbran hacer en los plenos de cada mes o en anteriores debates. La excepción la hizo Vox que «acribilló» con descalificaciones a PSOE y Compromís a los que, entre otras cosas, los llamó «el gobierno dictatorial por excelencia y de la propaganda sin filtro».

La sorpresa la dio el portavoz del PP, Pablo Ruz, quien descolocó a todos, al comenzar dando las gracias y reconocer el trabajo de los ediles socialistas Mariano Valera, Héctor Díez, Patricia Maciá y Ana Arabid. El líder popular admitió haberse equivocado al recriminar la gestión municipal en su primera semana. «A veces mi vehemencia parece indicar que soy crítico permanentemente, pero lo que pretendo es ser contundente», dijo.

El PSOE, que no se creyó «el cambio radical» del tono de Ruz ni le quiso comprar su nueva y repentina forma de hacer política, también realizó autocrítica, aportando esta vez ejemplos.

Entre otros, el alcalde reconoció que le «obsesionan» los tiempos para la concesión de las licencias municipales, cifró en 60 los días de media que se tarda en resolver este trámite y que su objetivo es reducirlo a la mitad.

Asintió la lentitud del proyecto de la Generalitat para poner en marcha un centro de innovación donde está el antiguo edificio de Correos y lo achacó a la pandemia.

Admitió que se ha encallado el Centro Nacional de Formación para el calzado en el instituto Sixto Marco o la tardanza en convocar la mesa de la economía sumergida con los sindicatos.

Tres acuerdos

El regidor socialista aprovechó para pedir la colaboración de la oposición sobre tres asuntos claves para la ciudad. Propuso llegar a un acuerdo para convertir el antiguo edificio del Mercado Central en mercado gastronómico y que el provisional quede consolidado en la avenida del País Valenciano, «minimizando su impacto», además de anunciar que ya cuentan con un anteproyecto que van a presentar a los placeros. Apoyo reclamó igualmente para la creación en el solar de Jayton , en Carrús, del Palacio de las Artes Escénicas, considerando implicar a la Diputación en la financiación. Y por último invitó a la oposición a respaldar cada una de las acciones del gobierno municipal en la defensa del trasvase Tajo-Segura.

Ayudas y formación

Mucho más directa fue la intervención del portavoz socialista, Héctor Díez, quien definió la política municipal con una anécdota humana que vivió nada más aterrizar como concejal. Reconoció que a veces se pueden resolver los problemas cotidianos, pero otras veces no y, dijo, que hay que saber explicarlo. «La política municipal es bonita, pero es un deporte de contacto», afirmó Díez, quien lamentó que es una etapa muy difícil por los «problemas mayúsculos que tiene la gente, que son protagonistas de sus conversaciones».

Aseguró también, contestando a las críticas de Vox, que la intención de su formación es dar peces, en alusión a las ayudas, ante la emergencia social, pero suscribió que a largo plazo quieren dar cañas, en alusión a la formación que hay que dar a la gente para sacarla de esa situación. Héctor Díez apeló en estos once meses que quedan, a «alejarnos del ruido y centrémonos en lo verdaderamente importante, atendiendo las peticiones de la ciudadanía en los barrios y pedanías, hasta las grandes inversiones». Las críticas al que ven como su principal enemigo político fueron inevitables. «Nos vamos a emplear a fondo para que les salga el tiro por la culata», sentenció el portavoz socialista en alusión al PP.

Conservatorio y autobús

La portavoz de Compromís, Esther Díez, dejó otra de las grandes frases de la jornada, casi a final del debate. «Mi gran deseo en 2023 no es ser alcaldesa, mi gran deseo es que los habitantes de Elche puedan levantarse pensando que viven en una ciudad donde vivir una vida digna y feliz». Lo dijo en el sentido de que en este año que queda lo primordial no puede ser la lucha por una silla sin más, sino hacerlo para que los ilicitanos vivan mejor.

Sobre una asignatura pendiente de su departamento desde el pasado mandato, la mejora del bus a las pedanías, anunció, como solución temporal, que este mes de julio habrá una ampliación de frecuencias y que por primera vez habrá conexiones los sábados por las noches con la ciudad. También aseguró la portavoz de Compromís que el segundo Plan Edificant de la Generalitat financiará el nuevo y tan reivindicado Conservatorio de Música.

Impuestos

La bajada de la presión fiscal fue una de las reivindicaciones que volvieron a salir a la palestra en el Debate del Estado de la Ciudad. De la mano del edil no adscrito, Eduardo García-Ontiveros y del PP, quienes coincidieron en la necesidad de tomar este tipo de medidas para afrontar la actual crisis ocasionada por la inflación. Unas reclamaciones que el alcalde se negó a atender bajo su argumento de que eso supone reducir gasto público e inversiones para la ciudad.

La petición de atender las viejas demandas de las pedanías fue una de las máximas más repetidas por la oposición. Tanto fue así que algunos partidos como Ciudadanos hicieron suyas las críticas que un día antes lanzaron los representantes de las juntas vecinales. «Solo piden que se les trate por igual porque todos son Elche», dijo su portavoz, Eva Crisol, quien lamentó que a un año de las elecciones «los deberes no están hechos». Aurora Rodil aseguró que las pedanías se «sienten inseguras y abandonadas». Por su parte, Ruz defendió distritos con consignación económica adecuada que permita a las pedanías tener una autonomía adecuad, fijándose en Murcia para descentralizar la administración local, lo que también fue desacreditado después por el alcalde. El Partido Popular pidió revisar el IBI a los vecinos que no tienen agua potable, brigadas de seguridad y de mantenimiento de jardines, un plan integral de asfaltado choque, alcantarillado para Peña de las Águilas y urgió la mejora del transporte a las pedanías y el servicio de BiciElx.

El plan municipal de aparcamientos disuasorios para paliar el déficit de plazas también se vio salpicado por las críticas de la oposición que considera que no son la solución al recorte de plazas que está sufriendo el casco urbano, especialmente, el centro de la ciudad.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats