El 4 de agosto de 1897, un joven de 18 años, Manuel Campello, que se encontraba realizando trabajos agrícolas en la Alcudia, se encontró una piedra. Al sacarla, apareció el rostro del busto. La escultura se encontraba un poco inclinada a su derecha, mirando al sureste, sobre dos losas de piedra de cantería. Su localización y su situación desvelan que se trató de una ocultación intencionada, puesto que para su seguridad se construyó un semicírculo de losas protectoras que delimitaban el espacio suficiente para albergar la escultura.

Una vez depositada la pieza se rellenó con arena procedente de la playa ilicitana de La Marina, permitiendo que la Dama llegase al momento de su descubrimiento conservando buena parte de su policromía.

Pedro Ibarra Ruiz, arqueólogo y cronista de Elche, redactó un documento el 14 de agosto de 1897, en el que difundió el hallazgo en la prensa local y tomó las primeras fotografías, algunas de las cuales hizo llegar al académico José Ramón Mélida; al director del Museo Arqueológico Nacional, Juan de Dios de la Rada; y al arqueólogo alemán Emil Hübner.

La venta

Unos días antes, el 11 de agosto, llegó a la ciudad el arqueólogo francés Pierre Paris para asistir a las representaciones del Misteri, invitado por Pedro Ibarra. Entusiasmado planteó aquel mismo día y los sucesivos la posibilidad de comprar la obra para Francia y por diversas circunstancias, acordaron la venta en 4.000 francos (5.200 pesetas de la época). La escultura estuvo expuesta en el Museo del Louvre en París más de cuatro décadas, y fue allí precisamente donde se le bautizó con el nombre de «Dama de Elche». La escultura salió de Elche el 30 de agosto hacia Alicante, donde embarcó con destino a Marsella.

Alejandro Ramos Folqués en el yacimiento de La Alcudia /Archivo Rafael Ramos

En el Louvre fue expuesta en el Departamento de Antigüedades Orientales en diciembre de 1897. Desde 1904 se expuso también una reproducción, obra de Ignacio Pinazo, en la Sala VI o Ibérica, junto con el resto de la colección de escultura ibérica.

La saga de los Ramos

Rafael Ramos Bascuñana, admirador del mundo de la Antigüedad y autor, entre otros libros, del manual universitario El Derecho Romano, adquirió a los herederos del Dr. Campello la finca Villa Ilice, también llamada La Alcudia, en 1916. Desde entonces, la familia Ramos ha residido en el lugar donde se encontró este icono histórico. Su hijo, Alejandro Ramos Folqués, encontró en aquel lugar abundantes fragmentos cerámicos y algunas monedas.

Alejandro Ramos Folqués se estableció en La Alcudia en 1916 /Archivo Rafael Ramos

«Fue en 1935 cuando inició excavaciones arqueológicas de carácter oficial en La Alcudia, fecha a partir de la cual se desarrolló un proceso investigador continuo en ese yacimiento que implicó el reconocimiento de sus valores y la consideración de sus aportaciones», relata en sus escritos el hijo de Folqués, Rafael Ramos Fernández.

Regreso a España

A finales de los años veinte se dieron las primeras propuestas, por parte de Pierre Paris, para que la Dama regresase a España. El 9 de mayo de 1935, el embajador español en Francia, Juan de Cárdenas, escribió a Francisco Javier Sánchez Cantón, subdirector del Museo del Prado, que había hablado con el ministro de Educación de Francia la posibilidad de intercambiar la Dama de Elche por alguna obra de arte francesa disponible en el Museo del Prado.

Tras la guerra civil española, se retomaron las gestiones. Así, el 24 de septiembre de 1940, el embajador José Félix de Lequerica en la Francia de Vichy escribió al ministro de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Suñer, anunciando que ya se habían realizado los contactos con los directores de museos franceses para recobrar obras de arte de especial interés para España, entre las cuales se encontraban la Dama de Elche, la Concepción de Murillo, el tesoro de Guarrazar, los capiteles de Montealegre, el estelón de Tajo Montero, la colección de esculturas hispánicas del Museo del Louvre y los documentos del Archivo General de Simancas.

Alejandro Ramos Folqués visitando a la Dama /Archivo Rafael Ramos

El 25 de noviembre el Consejo de Ministros autorizó al Director General de Bellas Artes para que prosiguiera las gestiones de forma oficial y señaló el conjunto de obras francesas y españolas que serían parte del intercambio. Finalmente, el 21 de diciembre de 1940 se firmó en París el convenio de intercambio por Francisco Íñiguez, en representación del gobierno español, y por Louis Hautecoeur, Director General de Bellas Artes, representante del gobierno francés.

El 8 de febrero de 1941 llegó la Dama de Elche a España a través de la frontera de Portbou en un vagón especial escoltado por la Policía Armada hasta Barcelona y al día siguiente el tren llegó a Atocha.

Tras su fugaz paso por Elche en 1965, durante 14 días con motivo de una exposición de cultura ibérica, la Dama permaneció en el Museo del Prado hasta 1971, año en el que por Orden Ministerial se incorporó a la colección permanente del Museo Arqueológico Nacional.

Vuelta a Elche en 2006

Los operarios sacan a la Dama de la sala de la Torre Altamira para su traslado al Museo Arqueológico Nacional (MAN), después de haber permanecido en su tierra de origen casi seis meses.

El 19 de enero de 2006, la Ministra de Cultura, Carmen Calvo, hizo pública la decisión de ceder temporalmente la Dama a su ciudad de origen; desde ese momento se inició un proceso que culminó el 18 de mayo de 2006, en que la Dama presidió la inauguración del Museo Arqueológico y de Historia de Elche, en el Palacio de Altamira, y la exposición «De Ilici a Elx, 2500 años de historia» que tuvo lugar en distintas sedes de la ciudad.

Durante los más de cinco meses que estuvo expuesta en la población donde fue hallada poco más de un siglo antes, la pieza fue visitada por casi 400.000 personas.

La escultura

Técnicamente, la obra escultórica es un busto de bulto redondo esculpido en piedra caliza biocalcarenita fosilífera procedente de la cantera ilicitana de El Ferriol, ubicada a 9 km del yacimiento La Alcudia.

Sus dimensiones son de 56 cm de altura, 49 cm de anchura y 37 cm de profundidad en su base. Presenta un peso de 65 kg.

El Museo Arqueológico Nacional recoge que se trata de un «busto femenino que presenta una dama de rostro con facciones muy perfectas y que conserva restos de policromía en los labios y zonas puntuales de rostro y vestimenta. La dama va ricamente ataviada: en la cabeza lleva un tocado formado por una tiara puntiaguda cubierta por un velo y encima un tirante que une los dos rodetes laterales o «estuches» que enmarcan el rostro, donde iría recogido el peinado y una diadema sobre la frente; la espalda y los hombros se cubren con un manto que forma pliegues en la parte de delante y deja al descubierto tres collares con anforillas y porta-amuletos; los pendientes de placas e ínfulas que cuelgan a los lados del rostro, y una pequeña fíbula que cierra la túnica en el escote. En la parte posterior, tiene un orificio cuya función ha dado lugar a numerosas interpretaciones. Estuvo ricamente policromada con tonos rojos, azules y amarillos y aplicación de láminas de oro, de los que apenas quedan restos».

Varios funcionarios introducen la escultura en la caja en la que fue trasladada desde el Museo Arqueológico de Madrid al MAHE.

Cronológicamente los especialistas la ubican entre una fecha alrededor del 470 y principios del siglo IV a.C., lo cual hace que la discusión siga abierta y, de momento, con un amplio margen de maniobra, prácticamente un siglo.

Es una escultura de carácter funerario, ya que se trata de una estatua urna realizada para ser el contenedor de las cenizas de un difunto, posiblemente la mujer que el escultor trató de representar de forma idealizada. Así lo demuestran los restos de fósforo y calcio procedentes de huesos y dientes humanos encontrados en su cavidad trasera, de forma ovalada, de 18 cm de anchura y 16 cm de profundidad y 2500 cc de volumen, según recogen los autores M.P. Luxán, F. Dorrego y J.F. Dorrego, del CSIC, y J.L. Prada de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Barcelona.

En el museo de La Alcudia se muestran reproducciones a tamaño real de la Dama. ANTONIO AMOROS

Es una pieza de gran trascendencia para la cultura española, no solo por ser el principal exponente del Arte Ibérico sino por su particular historia que arranca con una inmediata venta al Museo del Louvre tras su hallazgo, su vuelta durante la II Guerra Mundial a España y por su utilización como icono tanto en cuestiones políticas, económicas, científicas o populares.

Distintas reproducciones

En Elche se pueden encontrar reproducciones a tamaño real en el museo de La Alcudia, en el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE), ubicado en la Glorieta, así como en el Jardín Artístico Nacional Huerto del Cura, réplicas en el Ayuntamiento, en el aeropuerto, y diversos lugares con una amplia diversidad de tamaños y representaciones. Existe también una recreación en gres realizada por Arcadi Blasco en la avenida del Ferrocarril y otra de Manolo Valdés de 4 metros de altura localizada en el campus de la UMH.

El lugar exacto donde se encontró la escultura, ubicado en el recinto del yacimiento arqueológico de La Alcudia, recibe numerosos visitantes. ANTONIO AMOROS

Ficha técnica

  • Fecha de creación: Finales del siglo V- principios del IV a.C
  • Origen: La Alcudia (Elche, Alicante, España)
  • Tipo: Escultura
  • Derechos: Museo Arqueológico Nacional
  • Materia: Piedra caliza
  • Contexto cultural: Ibérico