Animado y con mucho ritmo y dinamismo. Así fue el boato con el que sorprendió la comparsa Caballeros Halcones que sirvió para recrear la conquista de Elche por parte de las tropas del bando de la cruz. Los comparsistas lograron su objetivo, que no fuera un boato al uso, sino que el público se contagiara del espíritu combativo y batallador del espectáculo, que diseñó y preparó José Martínez Pastor. Un boato que sacó a la calle a casi un millar de personas, con 500 músicos de diez bandas, lo que da buena cuenta de la importancia que se le dio a la música. 

Una parte del boato de la Entrada Cristiana Antonio Amorós

A la espera de la llegada del Capitán Cristiano, Justo Alacid, el boato se desarrolló con un gran dinamismo, a pesar de los espectáculos organizados dentro del mismo, pero que no pararon el desarrollo del trayecto. Todo lo contrario, le dieron mayor vistosidad. A destacar, los bailes de los ballets Gawazi «Ferida de Déu» y de «Cetrería», espectacularmente caracterizadas de halcones, que con sus alas formaban una impresionante coreografía. Y, por primera vez en Elche, entraron en acción las tropas Midcenses. Los especialistas sacaron sus armas para batirse en duelos en luchas que dejaron boquiabierto a más de uno. Especializados en softcombat, recrearon a la perfección las luchas medievales, incluso haciendo posicionamientos estratégicos para entrar en combate, sin parar en ningún momento el desfile. Hasta dos grupos de estas tropas Midcenses con 25 miembros cada uno, que llevan hasta 25 kilos de armadura, deleitaron a los espectadores que, en una afluencia mayor a la que se recuerda de años anteriores, llenaron las calles en todo el recorrido, desde Reina Victoria hasta Puente Ortices, pasando por la Plaça de Baix y la Corredora. Números de baile y música, junto a recreaciones de lucha, que despertaron los mayores aplausos del público.

Sorprendió también la amplia presencia de animales, que generó tanto aplausos como algunas críticas. Caballos, tanto de doma como de monta, a lomos de los cuales iban caballeros y con sus gualdrapas, una escolta de perros del Capitán, con capas de los Caballeros Halcones, y hasta un halcón, símbolo de esta comparsa, que llevaba una cetrera a caballo, desfilaron junto a los festeros, que incluso fueron repartiendo rosas a lo largo del recorrido. Un detalle muy original con el que querían «conquistar» el corazón de los ilicitanos en su paso firme hacia la conquista de la ciudad ilicitana.

Caballos, perros y un halcón desfilaron junto a los festeros, que repartieron rosas durante el recorrido

El boato contó con dos escuadras invitadas, la «Leoneses» de San Blas (Alicante) y la «Damasquinos» de Petrer. Un gran torreón portaba el estandarte de los Caballeros Halcones que, con paso firme y decidido, entraban a la ciudad batallando. Un mesón y un herrero recreaban los oficios y la vida del Elche de hace diez siglos. Los caballistas y las Amazonas volvían a poner la nota combativa al boato portando un ariete y la catapulta. Todo estaba preparado para tomar la ciudad. 

Un momento de la Entrada Cristiana.

Los más pequeños también tuvieron su protagonismo con una carroza infantil, y los cargos de Íker Lucas como Doncel y Ángela Lucas como Reina Infantil, y una escuadra «Guerreras», formada por adolescentes. Todo, antes de que entraran en escena tanto la bandera de Caballeros Halcones, flanqueada por dos escoltas, como las escuadras oficiales de Caballeros Halcones Mujeres y Caballeros Halcones Granate. Un enorme halcón se adentraba entonces en el recorrido sobre una plataforma, escudo de la comparsa, antes de hacer acto de presencia la escuadra oficial de Caballeros Halcones, cuyo cabo es, precisamente, el hijo del Capitán Cristiano, Isaac Alacid. La familia de Justo Alacid es muy festera y, además de su hijo, su hija Irene Alacid también desfiló como cabo de la escuadra «Guerreras». Otro de sus hijos, Alexis Alacid, se encargó de uno de los papeles más relevantes, el de rodela, quien cubría las espaldas del Capitán Cristiano. Los prestamistas tampoco faltaron en el boato junto a los abanderados Condados Señoriales, que representaban las tropas que accedían a los territorios conquistados. 

Se acercaba así el momento más ansiado. La gran entrada triunfal del Capitán sobre una majestuosa carroza que recreaba el patio de un castillo, escoltados por caballeros a lomos de caballos y unos perros que hizo estallar al público entre aplausos. Justo Alacid saludaba al pueblo de Elche, con un vistoso traje, acompañado por la Infanta, su mujer, Irene Navarro, también perfectamente vestida para la ocasión. 

Como curiosidad, y uno de los elementos más comentados por el público, fue la carroza que precedía a la del Capitán: un horno de pan. No es casual. Su comparsa ha querido tener un guiño con Justo Alacid, quien también es panadero de profesión y regenta una conocida panadería de la ciudad. Sobre la carroza había gente amasando, con palas de madera y muchas barras de pan.

La escolta de honor que cerró el boato, en este caso, fue la música, que nunca mira hacia atrás. La Unión Musical Agullent y el coro «Amics Cantors d’Elx» pusieron el broche de oro al boato de la Entrada Cristiana.