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Colofón de oro para el Misteri d'Elx

La Escolanía, la Capella y toda la familia del drama asuncionista bordan cinco días de escenificaciones

Momento en que la Patrona es coronada en los cielos ANTONIO AMOROS

Las miradas y los gestos lo dicen todo. La sonrisa en la boca, las lágrimas cayendo, las palmas sin agotarse de aplaudir, los continuos vítores a la Maredéu... la felicidad plena, al menos por unos minutos, volvía a extenderse este lunes por la tarde a lo largo, ancho y alto de toda la basílica de Santa María de Elche. Los problemas se evaden, o al menos parecen menos graves, y el recuerdo de las personas fallecidas es inevitable cuando se asiste al día más grande del Misteri d’Elx.

Entre las 18 y las 19.22 horas, con las puertas del templo abiertas de par en par, con la luz de la tarde colándose desde lo más alto, con la gente incluso desde la calle tratando de captar alguna escena del interior, una experiencia única (cada Misteri es similar en su ortodoxia pero distinto en sus matices) se volvía a vivir, algo que no ocurría desde 2019, último año en que se pudo celebrar el Misteri en su ciclo estival.

Si en La Vespra del sábado, cuando tuvo lugar la primera parte del Misteri de acceso libre también a todos los ilicitanos y visitantes, la María, entre otros intérpretes, brilló, en la jornada de esta tarde la admiración de los presentes dio la medida de que la escenificación, una de las más esperadas en la últimas décadas, fue como se esperaba.

Boaquiabiertos permanecían muchos, otros combatían el calor con los abanicos, imposible encontrar a alguien que no quisiera guardar algún un recuerdo con su móvil... y mientras tanto escolanos y cantores se concentraban al máximo para no defraudar al pueblo de Elche, todo ello mientras en la tramoya alta y en la baja se trabajaba también sin descanso de forma invisible.

Lluvia de oropel durante la coronación ANTONIO AMOROS

La Judiada, la procesión de la Virgen en el Cadafal y, sobre todo la aparición del Araceli y el aparato de la Coronación, son algunos de los momentos que más destacaban los presentes. Admiración total. Emoción a flor de piel. Amor absoluto en definitiva por el drama asuncionista.

Santo Tomás, el último de los apóstoles en hacer acto de presencia por el Andador, daba pie al inenarrable momento de la coronación de la Patrona de Elche, momento cumbre.

Tras su emocionado canto y caer de rodillas tras ver a la Virgen en el Araceli, el Cielo abre de nuevos sus puertas y desciende el aparato de la Coronación. El Padre Eterno, acompañado de dos pequeños que vienen a representar los otros componentes de la la Santísima Trinidad, hace descender, sujeta por un cordón, la corona imperial dorada hasta que toca las sienes de la Maredéu.

Y luego, el órgano, la lluvia de oropel, los brazos en alto de la Capella, el Gloria Patri, la cohetà, las campanas, los aplausos durante prácticamente diez minutos y, cómo no, los numerosos vítores a la Patrona de Elche, hacen el resto para que cuerpo y alma se vean alterados, tanto si se es creyente como si no. 

Integrantes de la Capella antes de arrancar la representación ANTONIO AMOROS

Las miradas pasan entonces de lo alto al Cadafal y al Andador, por donde salen los escolanos y los cantores, que, como es tradición entregan oropel al público, que también espera las palmas de San Juan. El Misteri d’Elx volverá, si nada lo impide, este otoño.

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