Una Nit d’Albà como nunca. El cielo de Elche se iluminó para celebrar una Alborada histórica en su día grande de las fiestas patronales. Tras tener que cancelar la cita con la pólvora el pasado sábado por las fuertes rachas de viento de hasta 45 kilómetros por hora, este lunes, de manera insólita, los ilicitanos pudieron disfrutar de los fuegos artificiales y del lanzamiento de la Palmera de la Virgen que brilló durante más de veinte segundos. A la segunda fue la vencida.

Pasadas las 23 horas comenzaba el espectáculo pirotécnico, que fue mucho más sonoro que años atrás, formado por 2.800 kilos de pólvora, contando exclusivamente la cantidad que lanzó el Ayuntamiento. Después del jarro de agua fría del sábado, era el momento de reencontrarse con la noche más mágica de las fiestas.

Las azoteas de los edificios se llenaron de familias y de grupos de amigos para ver las palmeras y cohetes de colores. La ciudad tenía un asunto pendiente y las ganas de los ilicitanos eran infinitas, tras la desilusión del 13 de agosto y sobre todo, tras los dos años de parón por la pandemia.

Los artefactos pirotécnicos se lanzaron a lo largo de 22 puntos de la ciudad, siete más que en 2019, llegando a barrios como Carrús, Altabix y Sector V. Todo ello como antesala de la protagonista de la velada, una palmera de la Virgen que en la medianoche hizo brillar el centro de la ciudad. 

Fue la guinda a las fiestas para un pueblo emocionado al reencontrarse con una de sus tradiciones más queridas y al entonar acto seguido el popular «Aromas Ilicitanos». Y es que en la Palmera de la Virgen estaban puestas todas las miradas, entre otras cosas, porque la pirotecnia Ferrández había hecho todos sus esfuerzos en que brillara durante más tiempo en el cielo. La reina de las palmeras de color perlado contó con 1.300 cohetes, unos 1.100 kilos de pólvora rellenados de manera artesanal. No obstante, hubo quienes se llevaron la impresión de percibirla con menor intensidad que en otras ocasiones. Para otros, la sensación fue que se había tirado antes de hora y que no se abrió lo suficiente.

Curiosidad e incertidumbre 

La expectación era máxima en este segundo intento de celebrar la Nit de l’Albà tan atípica un 15 de agosto. En las calles del centro ya había ambiente por la tarde y las terrazas de muchos bares y restaurantes de la ciudad se llenaron en un cierre de fiestas que de lo normal es mucho más flojo que los anteriores días. 

Las pirotecnias también se vieron favorecidas por aquellos ilicitanos que llegaron a quemar toda la pólvora comprada para el día 13. Fueron muchos los que optaron por adquirir nuevos petardos para no fallar a la tradición. También hubo quienes ya no lanzaron palmeras porque lo hicieron dos días atrás pese a la cancelación de la Nit de l’Albà por los riesgos del viento, lo que hizo que la Alborada tuviera, sobre todo, al comienzo más parones.

En esta jornada tan diferente también hubo cierto temor a que la Alborada pudiera verse deslucida en parte porque al día siguiente (hoy) es laborable y para muchos eso se traducía en vuelta al trabajo, mientras que para otros el 15 de agosto significaba todo lo contrario y suponía marcharse de viaje. 

Fuera como fuera, esta Nit de l’Albà cambió los planes tanto de ilicitanos como de visitantes y fue sin duda una velada que siempre quedará para la historia de una ciudad porque tras la Coronación de su Patrona celebró su gran ofrenda de luz y de color a la Virgen de la Asunción. Igualmente, quedará para el recuerdo por estrenarse como Fiesta de Interés Turístico Nacional un 15 de agosto, después de que obtuviera el reconocimiento el pasado año.

Para que tuviera más esplendor y fuera más espectacular, el equipo de gobierno de PSOE y Compromís decidió doblar el presupuesto respecto ala última Alborada, en 2019. El espectáculo costó, según el Ayuntamiento, más de 143.000 euros.