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Roberto Hurtado García | MÉDICO ILICITANO y escritor.
Roberto Hurtado García MÉDICO ILICITANO y escritor.

«Mi libro es una deferencia a todo lo que vamos olvidando con los años»

Roberto Hurtado va por su tercer libro y cada vez cosechando más éxito en todos los sentidos. En este caso se ha sumergido en su primera novela histórica, a caballo entre Guardamar y Alicante, entre el momento actual y la posguerra. Una trama con elementos sorprendentes, giros y «thriller» que se combina también con una historia de amor

Roberto Hurtado García ha publicado este pasado mes de junio su última obra. | INFORMACIÓN

Acaba de publicar su tercera novela «El mar que respiras». ¿Cuándo le empezó a rondar la idea en la cabeza y cuánto tiempo ha empleado en ella?

La idea venía dándome vueltas en la cabeza desde hacía al menos cinco años, pero el verdadero empujón me vino al finalizar el confinamiento y tenerla intención de mejorar lo que había publicado hasta ese momento. He estado recogiendo información y bibliografía, haciendo entrevistas algo así como quince meses para que finalmente salga esta novela.

¿Por qué articular la novela a través de otra novela, tocando el tema de la posguerra y además conectándola también con la provincia, con Guardamar?

De un lado, el articular la novela dentro de la novela responde a dedicar páginas a la actualidad, presentando un aspecto realista para conectar con el lector de hoy en día, recreando una ciudad de Alicante actual y el Guardamar del Segura moderno. Pero, para contar lo que realmente pasa en la historia, necesitaba ese nexo. Un enlace creíble para luego retratar socialmente los años de posguerra, el mundo de los pescadores y la situación de ese primer franquismo con toda la minuciosidad histórica posible. El intercambio de favores, el miedo y las élites sociales que surgieron durante posguerra y como se dividía la sociedad de forma cultural e ideológica en un pueblo alicantino. Pero siempre a partir de los acontecimientos de la trama literaria, como el marco ficcional de una historia que se quiere contar y no como el núcleo del trabajo. También creo que era necesaria una novela de este tipo ambientada aquí, con personajes del lugar, para hacer llegar al lector algo que pudiera tocar con las manos al leer.

¿Este libro es un homenaje a sus seres queridos?

En cierto modo es un recuerdo a todas las historias que he escuchado de pequeño en las calles de Guardamar, contadas por diferentes personas, familiares y vecinos. En una deferencia a todo aquello que vamos olvidando con los años. Tengo que darle las gracias a Cuadranta Editorial en todo el entusiasmo que hemos compartido al desmenuzar la historia para poder luego contarla. En muchas ocasiones, el editor y yo hemos comentado lo mucho que nos hemos identificado con esta novela.

¿Por qué sentía usted la necesidad de escribir esta obra y cómo anima a sus amigos a que la lean, por qué hay que leerla?

Las historias nacen de varios acontecimientos que a uno le van ocurriendo en la vida. Supongo que tuve la necesidad de escribir varias historias que venía escuchando y, finalmente se entrelazaron tras realizar un adecuado trabajo de campo. Si tuviera que decirle algo a los lectores, es que esta es una historia con características femeninas. La protagonista es un personaje femenino actual, una mujer normal, de mediana edad, harta de su tedioso trabajo, y del machismo. La novela hace una descripción social minuciosa, pero a la vez dinámica y siempre focalizada en los personajes, tiene una trama con elementos sorprendentes, giros y thriller, pero bien dosificada, creíble y realista, una historia de amor con elementos emotivos, personajes sólidos con antecedentes con los que conectamos psicológicamente y está escrito en un estilo accesible pero que logra conectar con la sensibilidad poética del lector medio

«Los que piensan en la nada» fue su segundo trabajo editorial en 2020. Es un libro que no tiene nada que ver con el actual a priori y sí con su ámbito, el de la salud. ¿Cómo pudo sacarlo adelante en plena pandemia?

Es un libro muy duro y, como cualquier historia complicada, hay que trabajar su difusión. Sacar la edición adelante fue gracias al esfuerzo en redes sociales y por medio de conocidos, así como el boca a boca. Aunque, vuelvo a repetir, no ha sido una novela fácil en ninguno de los sentidos. Desde el punto de vista comercial, no puedo decir que la historia saliera mal.

En aquellas fechas, con tanta presión sanitaria, ¿una forma de oxigenarse y olvidarse de los problemas que veía a diario en el hospital era escribir?

No solamente en las fechas de la pandemia, aunque quizá en esa época se han reflejado con mayor fuerza que también somos seres humanos y necesitamos desconectar de alguna manera. En cierto modo, nuestro trabajo en el hospital nos obliga a ser meticulosos, descriptivos e incluso, cuando escuchamos los problemas de los pacientes incluso sin quererlo, nos volvemos un tanto psicólogos. Por tanto, escribir, en cierto modo, es una forma de abrirse a esa focalización, a la descripción de eventualidades, a generar mundos vivos y a abrirnos a la psicología de los personajes. En mi caso, la fórmula de escape ha sido dar cuenta de la realidad de España o incluso de la Europa del siglo XX y, en particular, de un pueblecito de pescadores, poniendo al servicio del entretenimiento toda esa minuciosidad que se nos requiere a los médicos internistas.

¿Cuándo, a qué edad o en qué momento de su vida le picó el gusanillo por escribir y por qué?

Escribir siempre ha sido una pequeña opción en mi vida. Sin embargo, tras regresar de Lesbos en 2016, algo cambió. Pasé de artículos científicos a intentar compaginar opiniones y alguna carta al director en diarios. Luego vino «Cartas a Liz» y con ella, todo cambió. Aquella fue una ópera prima que debo únicamente al amor que me ha dado Sara, la mujer que comparte mi vida: gracias a su entusiasmo, emprendí aquella experiencia que conté en esa novela. Las cartas son una adaptación de las que le escribía a ella durante el viaje. Solo tengo palabras para agradecer el hecho de que me animara a escribirla. Esas misma ganas son las que sentí con «El mar que respiras»: algo de nuevo fresco, así como el entusiasmo de mi pareja. El amor de mi pareja, que hizo que me reenganchara de nuevo con esta, mi mejor historia, la nueva novela.

¿Hasta qué punto supone un gran esfuerzo el hecho de escribir y luego publicar y lanzar un libro, sobre todo para la gente que empieza?

Es enormemente difícil, hasta tal punto de que estoy seguro que se necesita un golpe de suerte. Aunque la suerte no existe en este mundo, tienes que salir a buscarla, a las ferias, a las firmas y a las presentaciones. Por mucho que estés en redes sociales siempre hay un 99% de gente que no te conoce y es una lástima.

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