Psicólogo de profesión, pero actor por vocación. La trayectoria artística del ilicitano Abraham Arenas (Elche, 1985) no deja de crecer. Un buen día, hace siete años, decidió dejar su trabajo como psicólogo en Elche y labrarse un futuro como actor en Madrid. Sus 26 obras de teatro, cinco largometrajes y siete cortos y sus apariciones en televisión, en programas y series como la recién rodada «Sin huellas», que se estrenará en enero, lo dicen todo de su carrera como actor, a la que no le pone techo. No es que tenga un gran futuro por delante, tiene ya un presente. Acaba de estrenar «Jubileo» en el Teatro Fígaro de Madrid.

El actor ilicitano, Abraham Arenas. INFORMACIÓN

Tienes ya una amplísima trayectoria...

Quiero seguir trabajando, yo he nacido para ser esto. No me veo haciendo otra cosa en mi vida, he nacido para estar en el escenario y delante de una cámara. No me pongo techo.  

¿Cómo te iniciaste en el mundo de la interpretación?

Mi mentor fue David López, empecé con él con un taller optativo en el instituto Sixto Marco con 16 años. Y estuvo con su compañía, Sáhara Teatro. Una vez acabé el instituto, a los 18, ese grupo de alumnos seguimos trabajando juntos. Poco a poco fui conociendo otras compañías locales. Trabajé con Pepe Miravete en la compañía CRC, donde hice mis primeros pinitos como profesional. También trabajé con Antonio Chinchilla en producciones locales.

¿Siempre quisiste ser actor?

Sí, me llamaba la interpretación. Estudie Psicología en la UMH en Elche, pero la interpretación la tenía presente desde los 16 años y cada vez iba cogiendo más fuerza. A los 25 entré en una compañía profesional de clásico, en Alicante, Séneca, y estuve de gira un par de años y formándome. Lo que empezó siendo un hobby acabó ocupando mi carrera profesional. Y a los 27 empecé a hacer cine en Alicante y estuvimos en varios certámenes y ahí me di cuenta de que mi pasión me ocupaba tanto tiempo como la de mi profesión, psicólogo. Yo siempre decía que era actor, y que trabajaba en mis ratos libres como psicólogo. Esta vida quiero aprovecharla para vivir mil vidas dentro de la mía, que es lo que permite el teatro y el cine.

Así que un día decidiste dejar la psicología y centrarte en ser actor.

A los 30 dejé el trabajo que tenía en Elche como psicólogo y me fui a Madrid a trabajar de actor. A nivel local hice todo lo que podía hacer y sentí que era el momento de dar el salto. Empecé a recibir formación de los grandes, como Andrés Lima, Hernán Gené, Gregorio Amicuzi y con Gabriel Olivares, que me quedé en su compañía, una con las que trabajo ahora, como en mi última obra, «Jubileo» que hemos estrenado en el Teatro Fígaro de Madrid con texto del presidente del Tribunal Constitucional, Pedro González-Trevijano. Y está todo Madrid empapelado con mi cara (risas). Estos siete años han sido de una intensidad brutal. 

Abraham Arenas, de negro (el Diablo), junto al también actor Javier Martín, de blanco (Dios), en "Jubileo". INFORMACIÓN

Has entrado por la puerta grande en Madrid, una plaza muy difícil para que un actor encuentre hueco.

Un chaval de Elche que llega a Madrid, sin padrinos, sin nadie que me conociera y que, a fuerza de trabajar estos años, que han sido durísimos, con una constancia brutal, he conseguido hacerme un hueco. Nadie me ha regalado nada. Un día ves tu cara en un cartel y esa parte de tu ego, con la que tanto luchamos, te dice que no tienes que hacer caso, pero la otra parte te dice que es fruto del esfuerzo durante tantos años. Me siento orgulloso, pero a la vez con los pies en la tierra. Todo es cuestión de esfuerzo y de talento.

¿A qué puertas llamaste?

En Madrid todo ha sido una cadena. Parece que el trabajo llama al trabajo. La primera oportunidad en Madrid vino de la mano de Gabriel Olivares, el director de Teatro LAB. A raíz de este trabajo me llama un director, ese otro me lleva a otro y así, es una cadena de acontecimientos la que me abre puertas. Y los papeles llegan cuando estás preparado para representarlos. 

«Esta vida quiero aprovecharla para vivir mil vidas dentro de la mía, que es lo que me permite tanto el teatro como el cine»

Abraham Arenas - Actor

Pronto te veremos en la pequeña pantalla con la serie «Sin huellas» de Amazon Prime, que parte de ella se rodó en Alicante.

De octubre a febrero estuve entre Alicante y Barcelona rodando la serie. Se emitirá en enero. En Alicante se cortó el centro para rodarla. Soy el hermano, en la ficción, de Carolina Yuste y el hijo de Pastora Vega, nada menos. Será un bombazo. Y mira, estoy en la serie porque la directora de casting, María Rodrigo, trabaja con el director Ignacio Isasi, que me hizo una prueba para «Bodas de sangre» y no me cogió, pero se acordó de mí para el casting de la serie y lo pasé.  

Este, podíamos decir, está siendo uno de tus grandes años.

Sí, de repente todo se ordena. En julio estuve en el Festival de Almagro con una obra nueva de Lope de Vega, que se llama «El amor enamorado», que dirige Borja Rodríguez. Y tengo una gira nacional por los teatros de clásico con este texto en verso de Lope de Vega, y actúo con la gran Teté Delgado. Estoy recogiendo los frutos de una carrera larga.

Háblanos de «Jubileo».

Estamos de martes a domingo. Yo represento a Belial, que es el demonio y me lo paso increíblemente. Es una gozada hacer de un personaje así. Todos tenemos una parte de demonio (risas). En esta caminata por el Camino de Santiago que hacen Dios y el Diablo, el primero, que interpreta Javier Martín, quiere llegar al Pórtico de la Gloria, y el segundo a un pacto. Mi personaje va tentando a todos los que se topa por el camino. La crítica que estoy recibiendo es muy buena, estoy muy contento, y madurativamente estoy un paso más allá que hace unos años.

¿De qué trabajos te sientes más orgulloso?

De muchos. Como «Gross Indecency», de Gabriel Olivares. Fuimos finalistas en los Premios Max de teatro, como mejor producción de 2021. También orgulloso del trabajo en «El amor enamorado», de Borja Rodríguez. Y de la obra que hacíamos «De piojos y actores», con David López, mi mentor. Le tengo un cariño especial.

Has hecho cine, teatro y televisión. El triplete. ¿Dónde te sientes más cómodo?

Disfruto haciendo todo, porque cada género tiene un código distinto. El teatro sí que es cierto que tiene algo de autenticidad, porque solo sucede una única vez en el tiempo y el espacio. Hay algo adrenalínico en el teatro, y a mí me pone esa adrenalina y el calor humano. Sabes que cuando acabe esa obra no volverá hasta el día siguiente, que es lo bonito. 

«Hay algo de adrenalínico en el teatro, y me pone esa adrenalina y el calor humano; lo que más me gusta es hacer reír»

Abraham Arenas - Actor

¿Qué proyectos tienes?

Estamos a la espera de que Amazon Prime y Zeta Studios nos confirmen si habrá una segunda temporada de «Sin huellas». En función de cómo sea la respuesta de la audiencia, habrá una segunda. Hasta entonces, tengo una gira nacional con «El amor enamorado» y «Jubileo» acabará el 17 de septiembre.

¿Con qué faceta te sientes mejor, drama o comedia?

A todo el mundo le gusta hacer reír. Es un regalo hacer reír a la gente, tal y como está la vida.

Eres un actor muy polifacético. También bailas, cantas y hasta tienes el cinturón azul de taekwondo.

Hice artes marciales y me ha servido. Por ejemplo, en «El amor enamorado» donde hay un par de luchas escénicas con mi personaje de Apolo, Dios del sol. Me gusta trabajar muy bien el cuerpo y lo orgánico del cuerpo me lleva a interpretaciones más profundas. El cuerpo es mi motor de acción.

¿Qué consejos le daría a quien empieza en la interpretación?

Mi consejo es trabajar y trabajar y no rendirte. No hay que tirar nunca la toalla, no se contempla nunca en el teatro.

¿Sigues vinculado a Elche?

Claro. Tengo allí a mi madre y a uno de mis hermanos, y a mis amistades, y voy a menudo, en cuanto puedo. Soy el único miembro de mi familia, tanto paterna como materna, que es ilicitano. Aunque allí hemos vivido toda mi familia, soy el único que nací en Elche. Lo llevo con orgullo. Nada me haría más ilusión en esta vida, nada, que dar el pregón de las fiestas de Elche, de mi pueblo, no te digo ni siquiera ganar un Óscar o un Goya. Es el sueño de cualquier ilicitano que se dedica a esto. Hago patria. El niño de la palmera me han dicho alguna vez por aquí (ríe).