Expertos advierten en Elche que las temperaturas extremas de este verano eran las previstas para 2032

Científicos del Instituto de Salud Carlos III aseguran que el cambio climático se está acelerando, alertan de los problemas que genera en la salud y dicen que en la provincia la mortalidad aumenta a partir de los 30 grados

Un momento de las jornadas «Ciudades verdes, ciudades de futuro» que se celebró este jueves en el Centro de Congresos de Elche.

Un momento de las jornadas «Ciudades verdes, ciudades de futuro» que se celebró este jueves en el Centro de Congresos de Elche. / Matías Segarra

Rubén Míguez

Rubén Míguez

«La crisis climática es una crisis de salud». Es la advertencia que lanzaron los expertos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) que asistieron a las jornadas de «Ciudades verdes, ciudades de futuro» que se celebró en el Centro de Congresos de Elche. El objetivo era reflexionar sobre la emergencia climática en las urbes y analizar colectivamente las propuestas para mejorar los municipios y garantizar la salud y habitabilidad de sus residentes.

Las ponencias de los científicos del ISCIII Cristina Linares y Julio Díaz no dejaron indiferente a nadie. «Tenemos datos alarmantes», señaló Díaz. Y es que, según advirtieron los científicos, las temperaturas extremas que hemos pasado este verano son las que se preveían para 2032, por lo que la emergencia climática está avanzando a pasos agigantados. 

Los científicos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), Cristina Linares y Julio Díaz, durante la jornada celebrada en Elche.

Los científicos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), Cristina Linares y Julio Díaz, durante la jornada celebrada en Elche. / Información

Las olas de calor están afectando gravemente a la salud y el mayor ejemplo es el de este verano, donde hubo temperaturas extremas y 42 días de olas de calor, «algo brutal», expresaron. De hecho, este verano se multiplicó la cifra de fallecimientos atribuibles a las temperaturas casi cuatro veces, de 1.300 que se estaban registrando de media, a 4.500. Y 1.100 por olas de frío. «Los extremos térmicos, cuestan vidas», advirtió Julio Díaz.

En este mismo sentido, Cristina Linares puso sobre la mesa que los efectos del cambio climático en España, sobre todo en la zona mediterránea, ya están provocando, e irán incrementando, la intensidad y frecuencia de las olas de calor y de los fenómenos meteorológicos extremos, como las Danas.

Es algo a lo que tendremos que ir acostumbrándonos, señaló la experta. «Van a ser veranos cada vez más largos y con temperaturas extremas, lo de este verano es la foto fija de lo que nos vamos a encontrar a partir de ahora», advirtió. «Somos una especie más en el planeta amenazada por el cambio climático, que no es de ideología, es ciencia», añadió. 

Y otra consecuencia es la del aumento de la concentración de contaminantes en las ciudades, que afectan especialmente a los más vulnerables, personas mayores, niños y quienes tienen algún tipo de patología. Porque el extremo calor agudiza los síntomas de enfermedades respiratorias, cardiovasculares, renales o neurológicas, señalaron los científicos del ISCIII.

Un momento de las jornadas en el Centro de Congresos de Elche.

Un momento de las jornadas en el Centro de Congresos de Elche. / Matías Segarra

De hecho, quisieron romper el mito de que las muertes producidas por las extremas temperaturas lo son por golpes de calor. «No es cierto, son una mínima parte las personas que mueren por causas atribuibles a los golpes de calor», indicó Julio Díaz.

Entonces, ¿por qué hubo tanta mortandad con las olas de calor? La respuesta la dio el propio científico y es que las altas temperaturas precipitan los síntomas de las patologías ya presentes y, quienes las sufren, mueren por ello. 

No obstante, según los expertos «nos estamos acostumbrando al calor». En la provincia de Alicante, actualmente la temperatura de mínima mortalidad, a partir de la cual hay más riesgo de poder morir por golpes de calor y, fundamentalmente, por precipitarse los síntomas de patologías previas, es de 30 grados, cuando hace un par de décadas se situaba en 28 grados.

«Alicante está bastante bien adaptada», indicó Julio Díaz, y explicó que la temperatura en la provincia ha subido 0,2 grados, pero la temperatura de mínima mortalidad ha variado en casi 0,8 «lo que demuestra que la población se está adaptando y aguantando más, y hay menos mortandad».

Otra consecuencia del cambio climático, advirtió Cristina Linares, es que insectos vectores de enfermedades tropicales, como el mosquito tigre, se han conseguido reproducir en estas latitudes, lo que supone un problema de salud pública. «Nos traen enfermedades antes no vistas, como el dengue o el zika», advierte. 

Y relacionan enfermedades como varios tipos de cáncer, alzheimer o parkinson con la contaminación atmosférica que, señaló la científica, «es un precipitante de quitar calidad y años de vida saludables». Especialmente susceptibles son los más pequeños porque las sustancias contaminantes les llegan antes al subir del suelo y tener menos maduras las vías respiratorias. 

Elche toma nota

El Ayuntamiento de Elche, que aspira a ser ciudad verde en 2030, tomó buena nota de los consejos de los expertos para conseguir ciudades más sostenibles , menos contaminantes y, de este modo, disminuir los efectos sobre la salud y medioambientales del cambio climático.

Los científicos propusieron un urbanismo más racional y más zonas verdes. Así, la edil de Medio Ambiente, Esther Díez, señaló que su objetivo es «la neutralidad climática» y puso el foco en que el cambio climático también crea desigualdades, como pusieron de manifiesto los científicos. «En Elche existe menos mortalidad asociada a la falta de espacios verdes gracias al Palmeral, lo que demuestra la vinculación entre una urbe naturalizada y unas mejores condiciones de vida», señaló la edil.

A lo largo del día se dieron cita en las instalaciones de Porta de la Morera expertos en la materia, políticos, representantes y técnicos de instituciones y de organizaciones cívicas para poner medidas sobre la mesa a fin de alcanzar, de manera colectiva, “ciudades más amables, más habitables y más verdes”.

Acompañada del coordinador de la Oficina de la Bicicleta de España del Ministerio de Transporte, Toño Pérez, la edil de Medio Ambiente llamó a "centrarnos en los datos y en las consecuencias que sufrimos hoy en día la ciudadanía por el cambio climático; unos datos que nos advierten que, si no desarrollamos políticas de adaptación a dicha emergencia, esta generará consecuencias sobre el bienestar humano".

El evento, inaugurado por la propia Díez, por el gerente de la empresa municipal Pimesa y director de la estrategia Elx2030, Antonio Martínez, y por el vicerrector de Sostenibilidad de la Universidad Miguel Hernández (UMH), Raúl Reina, se centró en tres ejes diferenciados: el primero, la salud; el segundo, el urbanismo; y el tercero, la movilidad para "caminar juntos hacia esas ciudades verdes con lo que implica: transporte sostenible, urbanismo racional, economía sostenible con empleo digno…", añadió Esther Díez.

Por su parte, Pérez señaló que la movilidad en nuestras ciudades juega un papel clave en el bienestar de la salud de la ciudadanía, por lo cual, desde el Ministerio, aseguró que "estamos muy implicados con la bicicleta y con un modelo de movilidad más activo y sostenible, tanto ejecutando acciones propias como acompañando y asesorando a administraciones locales y autonómicas para avanzar hacia ese modelo que prime la salud y el bienestar, y que sea más inclusivo para todos los sectores de la sociedad".

En ese sentido, Esther Díez indicó que en Elche se lleva trabajando en iniciativas para tratar de paliar los efectos de la emergencia climática, como fomentar la movilidad sostenible, ya que el 80% de las emisiones contaminantes del municipio provienen de los vehículos particulares, o un urbanismo racional con espacios amables y que sirvan para la socialización e impulso de la economía local.

De hecho, los expertos pusieron como ejemplo a Elche del camino que deben seguir las ciudades para paliar las consecuencias de la grave emergencia climática.