Elche
La ONCE acusa al Ayuntamiento de ignorar sus necesidades sobre semáforos sonoros
Invidentes critican que Elche esté por detrás de Alicante en accesibilidad y reprueban que no exista una estrategia para acabar con puntos peligrosos - Denuncian que hay paradas de autobús en las cuales la señal acústica no funciona
La ONCE reprueba al Ayuntamiento que no se estén teniendo en cuenta las propuestas de personas invidentes para instalar más semáforos sonoros con los que la ciudad daría un salto en seguridad para el colectivo.
Representantes de la sede local de la Organización Nacional de Ciegos Españoles aseguran que Elche está por detrás de otras ciudades como Alicante en accesibilidad para ciegos, y que a pesar de haberle pasado a la concejalía de Movilidad en los dos últimos años una relación de una quincena de semáforos que deberían adaptarse, por orden de prioridad, no se han tenido en cuenta, explica Daniel Botella, coordinador de la dirección de la ONCE en Elche, donde hay 400 afiliados, de los cuáles unos 80 tienen discapacidad visual del 100%.
En este sentido, desde la concejalía de Bienestar Social explican que están coordinados con Movilidad Urbana, que es el área que diseña en qué espacios se instalan los semáforos. Desde este departamento municipal indican que cada nuevo grupo semafórico que se está instalando ya cuenta con este sistema para quiénes sufren una deficiencia visual.
Si bien, también admiten desde el ejecutivo local que los semáforos no se van reponiendo hasta que no se rompen, (por el alto coste) por lo que el grueso que hay en la ciudad siguen sin estar adaptados, aunque ningún colectivo ni la propia administración hace una estimación de cuántos hay.
"Falta mantenimiento"
Usuarios aseguran a INFORMACIÓN que hoy por hoy es del todo insuficiente el número de semáforos preparados, que suenan cuando el usuario los activa con un mando, y explican que falta mantenimiento, porque hay algunos que han dejado de funcionar, mientras que otros están programados y sólo suenan en algunas franjas del día, con el riesgo que conlleva para este colectivo, exponen.
"Cruzar la avenida de la Libertad es una odisea"
José Antonio Mira Poveda, ilicitano invidente, resalta que cruzar cada día la Avenida de la Libertad es toda una odisea cuando quiere ir a sus clases de piano en Carrús. «Me las veo y me las deseo para cruzar, he tenido varios apuros porque apenas hay semáforos sonoros... en su día nos dijeron que los están colocando nuevos, pero serán sitios que no frecuentamos los ciegos...», critica.
Al hilo, expone que el hecho de ir acompañado de su perro guía no lo exime de sufrir un accidente, puesto que aclara que los perros no distinguen colores a pesar de que mucha gente piense que estos animales de acompañamiento sean por completo los ojos de su dueño, explica.
Falta de estrategia
Los usuarios perciben que la administración local no está escuchando las necesidades del colectivo de invidentes y recela de que haya una estrategia en la ciudad, en cuanto a puntos esenciales para colocar estos sistemas.
Propone otras fórmulas para instalar las señales acústicas en los equipos actuales sin tener que reemplazarlos por completo porque asegura que hay vías más rentables.
Sostiene que incluso en el entorno de la nueva sede de la ONCE, en la calle Antonio Asencio, no se han instalado semáforos sonoros, siendo uno de los puntos de más tránsito de ciegos, y que faltan en otros escenarios céntricos como Pedro Juan Perpiñán, el puente de la Virgen o la calle Ángel, más ahora que tras la peatonalización de la Corredora se desvió a esta zona más tráfico.
Los coches eléctricos se oyen menos
Por otro lado, refieren los afectados que si no tienen señales sobre las que guiarse se sienten perdidos, tanto por exceso de tráfico como por falta de ruido. Reiteran, en este sentido, que al haber más coches eléctricos e híbridos, con menos contaminación acústica, es más complicado detectar que hay vehículos circulando, por lo que piden al Ayuntamiento que si se prospera a nivel de sostenibilidad en el marco de la agenda 2030, que también haya un cambio en accesibilidad para personas con deficiencias visuales.
Transporte público
En otro orden de cosas, usuarios como José Antonio han detectado que la mayoría de las señales acústicas para subir al autobús tampoco están operativas. Explica que uno de los botones del mando del que disponen debería servir para que se les haga una lectura de paradas pero hay marquesinas como la de doctor Caro en las que el sistema no funciona y no hay altavoces que informen, según la versión del usuario.
«Hay muchas discapacidades pero se les olvida la discapacidad visual», sentencia al hilo Vicente Galiana, presidente de Aspegui, asociación autonómica de usuarios de perro guía, que entiende que falta un gran camino por hacer en cuanto a resolver el problema con el tráfico y el acceso al transporte público.
Terrazas con toldos bajos que complica moverse
Al margen de las críticas por la falta de inversión para mejorar la seguridad vial para personas invidentes, los usuarios lamentan que siguen existiendo barreras en otros puntos de la vía pública como las entradas a establecimientos o en las terrazas, donde sostienen que muchas siguen pegadas a las fachadas y sigue habiendo elementos con los que pueden tropezar o toldos bajos con los que pueden sufrir accidentes que podrían prevenirse con una mayor regulación, así como mayor compromiso por parte de los empresarios locales.
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