El mercado gastronómico de Elche costará hasta 7,2 millones e incluye peatonalizar la calle Major de la Vila

El mercado gastronómico del equipo de gobierno, que sustituirá al Mercado Central de la ciudad para albergar doce restaurantes, costará un máximo de 7,2 millones de euros e implicará la peatonalización de su entorno. Las calles Major de la Vila y Menéndez Pelayo acabarán suprimiendo el tráfico residual que todavía conserva y solo está previsto que pasen vehículos de residentes y de proveedores de establecimientos.

PSOE y Compromís presentaron este viernes el anteproyecto del futuro edificio de abastos como paso previo al concurso para la redacción del proyecto definitivo por 480.000 euros, algo que el alcalde, Carlos González, confía en que se produzca antes de que acabe el mandato porque la licitación será por la "vía de urgencia". Con ello, el ejecutivo local aspira amarrar antes de las elecciones de mayo un proyecto discutido hasta la saciedad tras la rescisión del contrato adjudicado por el PP en 2015 que pretendía tirar abajo el mercado y construir uno nuevo para los placeros con un parking subterráneo.

Respecto al edificio de abastos que el equipo de gobierno quiere dejar definitivamente en la ladera para los puestos de alimentación «en las próximas semanas» habrá novedades, según el regidor socialista.

Una planta

El anteproyecto que este viernes se dio a conocer, redactado por el arquitecto municipal Julio Sagasta, consiste en la rehabilitación del edificio y en su protección parcial. De esta forma, el inmueble que ahora tiene tres plantas (sótano, planta baja y primera) pasará a tener una sola. Será un espacio abierto con lo que los muros y pavés añadidos a la estructura desaparecerán y permanecerán únicamente los pilares.

Además, la fachada del mercado se retranqueará, en el lado de la plaza de la Fruita para «potenciar la visibilidad», como dijo el primer edil, de los Baños Árabes que serán visitables. De este modo, el mercado pasará de tener, según el regidor socialista, 1.150 metros de superficie, en lugar de 1.300 metros. Para la restauración habrá 500 metros cuadrados disponibles en total, entre 25 y 30 metros por módulo.

El plan municipal también incluye la rehabilitación del refugio de la Guerra Civil, cuya localización, en noviembre de 2019, fue el detonante para que PSOE y Compromís rompieran definitivamente el contrato adjudicado a la empresa gallega Aparcisa.

Tráfico

El mercado gastronómico por el que ha apostado el ejecutivo local  busca ser «una palanca que impulse la revitalización del centro histórico» tras la peatonalización de la Corredora, según el alcalde quien reconoció el declive que sufrió la zona céntrica de la ciudad «definitivo desde 2015, aunque comenzó mucho antes». Y precisamente, la supresión del tráfico o la creación de un «espacio para la socialización», como definió la portavoz de Compromís, Esther Díez, será una de las consecuencias de este proyecto.

El equipo de gobierno quiere convertir en una «gran plaza» el entorno del futuro edificio de abastos y eso pasará por cerrar definitivamente el tráfico en las calles Major de la Vila (frente a la Casa de la Festa) y Menéndez Pelayo, que Aparcisa fijó para la entrada y salida de los vehículos al parking subterráneo que pretendía construir.

Si bien, dado lo incipiente que es todavía la actuación, tanto González como Díez coincidieron en que se tendrá que definir con precisión en una fase posterior cómo se regulará el tráfico en la zona.

Inspiración en Madrid o Barcelona

Uno de los objetivos municipales es convertir en un mercado gastronómico el antiguo mercado central a imagen y semejanza del funcionamiento de mercados gastronómicos como el de San Miguel, San Antón o La Boquería, según el alcalde, quien pretende crear un "espacio de ocio, comercial, hostelero y de restauración de gran valor, situado en una zona central y motor de la actividad económica en nuestra ciudad".

La responsable de Movilidad ha añadido que “estamos más cerca de ese proyecto en el que trabajamos desde hace tiempo. Hoy ponemos las bases de una infraestructura que es respetuosa con el entorno, que está dentro del marco de ‘Elx Ciutat Verda’ y dentro de la estrategia de municipio vivo y humano”.

Como ha indicado Díez, “se trata de utilizar el urbanismo como herramienta para poner en marcha estrategias que mejoran la vida de la ciudadanía. En este caso, generamos un espacio de socialización clave en muestro municipio, que es lo que ha sido en nuestra historia la antes denominada Plaça de Dalt a la que se iba a ‘fer la plaça’”.