Fallece en Elche el catedrático, matemático y escritor Diego García Castaño

El que fue profesor del IES Carrús será enterrado mañana viernes, tras una misa a las 11 horas en la basílica de Santa María. Sus restos han sido trasladados al Tanatorio de l'Aljub

Una imagen de archivo, en la redacción de INFORMACIÓN, a la que acudió durante años a explicar sus proyectos, siempre con las Matemáticas como telón de fondo

Una imagen de archivo, en la redacción de INFORMACIÓN, a la que acudió durante años a explicar sus proyectos, siempre con las Matemáticas como telón de fondo / INFORMACiÓN

M. Alarcón

M. Alarcón

Diego García Castaño, o Digarcas, como a él le gustaba que se le conocieran, ha fallecido hoy en Elche a la edad de 90 años. Catedrático de instituto -trabajó muchos años en el IES Carrús- y también fue escritor, pero dedicó media vida a intentar que Elche reconociera a otro matemático ilustre, a Jorge Juan, por la vinculación que tuvo el marino de Novelda, por lazos familiares, con la ciudad ilicitana. Estaba casado con María García Sevilla y era padre de ocho hijos, María Remedios, María Dolores, Diego, María del Mar, Francisca María, Francisco, Antonio y Margarita de la Cruz.

En un acto en el Ayuntamiento de Elche, entre el entonces alcalde, Diego Maciá, y el director de la UNED de Elche, Gaspar Mora, también matemático

En un acto en el Ayuntamiento de Elche, entre el entonces alcalde, Diego Maciá, y el director de la UNED de Elche, Gaspar Mora, también matemático / INFORMACiÓN

Sus restos mortales han sido trasladados al tanatorio de l'Aljub, sala número 5. Mañana viernes está previsto que la basílica de Santa María acoja un servicio religioso en su recuerdo a partir de las 11 horas.

Dos barrios

Nació en la calle Ángel, en una vía que definía como frontera entre dos barrios, "el moro del Arrabal y el de la Parroquia del Salvador". En unas memorias, publicadas por la Cátedra Pere Ibarra, recuerda contemplar los tanques pasar por la Corredora en plena Guerra Civil. "Viva Franco, que nos da pan blanco; muera Negrín, que nos da pan de serrín", aseguraba haber oído por las calles. Estudió bachillerato en el colegio Santo Domingo de Orihuela tras acabar la primara en el colegio Nuestra Señora de la Asunción y se licenció en Ciencias Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó en la Academia Peñalver de Madrid y en otros centros de la capital de España durante dos décadas como profesor, una vocación que le acompañó el resto de su vida. Posteriormente, fue catedrático de Matemáticas en el instituto de Caravaca de la Cruz y jefe de departamento en los institutos de San Vicente del Raspeig y Carrús.

Allí lo conocí. Lo recuerdo como un hombre enorme en todos los sentidos, sus gestos hablaban por él. Nunca asistí a sus clases pero todo el mundo conocía su apodo en el instituto, "El bó". Nunca supe cuál fue su origen pero sus hijos, Diego y Antonio, abogados ambos, se ríen siempre cuando se le recuerda este hecho que conocen. A Diego, que en pocos días tomará posesión como decano del Colegio de Abogados de Elche, lo vi en Navidad empujándole el carro en el que se movía. Con la edad le fallaron las piernas, nunca la cabeza, más bien todo lo contrario. Me acerqué a ese hombre al que de niño vi como enorme, con el que me había carteado desde el periódico pero al que nunca había llamado por su nombre ni intercambiado unas palabras. Seguía con una obsesión: Jorge Juan y dejar un legado de anécdotas y recuerdos de una época de Elche que ya se fue. Diego, como tantos otros, muchos de ellos profesores en Carrús o La Asunción (hace pocos días se marchó otro gran profesor, Juan Alcázar García, quien impartía Educación Física), forman parte de una generación de personas irrepetibles, que vivieron de niños una guerra y se hicieron hombres y mujeres a fuerza de horas de trabajo y dedicación.

Escritor

Escribió libros sobre una de sus pasiones, las matemáticas, y fue precursor de seminarios de informática en Elche, a través de la UNED, hace de ello ya 30 años en un proyecto que participaron otros profesores de ciencias tan queridos como él: Francisco Vives, Juan Úbeda, Pasqual Mollà, Diego Romero, Pedro Martínez,... pero fue la figura de Jorge Juan quien le cautivó media vida. Escribió libros sobre él, a quien calificaba como "el mejor científico español del siglo XVIII". Y siempre pensó que Elche tenía una deuda con él porque su madre era ilicitana, como recordó en decenas de tribunas y escritos.

Asesoró en una serie sobre la vida del científico y marino, escribió su biografía y dos ediciones de Trascendencia Científica de Jorge Juan. También publicó Las rutas de los mercaderes y el alborear de las matemáticas, Jorge Juan y la línea rojo transoceánica y Digarcas: vivir la Matemática.