La palma blanca de Elche: Arte vivo que resiste a perderse

Los artesanos de la palma blanca trabajan intensamente estos días en una tradición con escaso relevo generacional

Paqui Serrano trenza una palma blanca grande en el taller familiar de Serrano Valero en Elche.

Paqui Serrano trenza una palma blanca grande en el taller familiar de Serrano Valero en Elche. / Áxel Álvarez

Rubén Míguez

Rubén Míguez

«Ante las dificultades, prohibido rendirse». Este lema preside la mesa del taller artesano de la familia Serrano Valero donde estos días la actividad es frenética para la elaboración y ornamentación artesanal de las palmas blancas de Elche.

No les hace falta mirar ese cartel, lo tienen grabado a sangre y fuego. Estos días, en talleres artesanales como este dedican hasta 15 horas diarias para hacer frente a los muchos encargos para el Domingo de Ramos y para su venta. Artesanas y artesanos de la palma blanca trabajan intensamente de cara a la procesión del próximo domingo. «Este año tenemos muchos encargos, nos faltan horas del día», explica Paqui Serrano, la cuarta generación de artesanos de este oficio en el taller de la familia Serrano Valero, que lleva abierto más de 100 años. «Son días agobiantes porque hay muchos encargos, que no puedes decir que no porque son clientes de otros años que se han despistado un poco».

Aquí elaborarán hasta el domingo unas 6.000 unidades, desde las más pequeñas de solapa que cuestan poco más de un euro, a las que ascienden a 1.000 euros, mucho más grandes y elaboradas.

Mari Carmen y Ángela, con sumo cuidado, elaboran meticulosamente algunas palmas en el taller.

Mari Carmen y Ángela, con sumo cuidado, elaboran meticulosamente algunas palmas en el taller. / Áxel Álvarez

A cada una de las más caras varias personas le dedican más de una semana de trabajo. «Esas son piezas que se hacen en el último momento para que no se rocen, y, al final, el precio no compensa el tiempo que le dedicamos, pero es algo que hacemos porque somos amantes de este trabajo vocacional», señala la encargada de un taller familiar en el que trabajan tres personas y que inició su bisabuelo, mientras trenza una de las palmas casi sin mirar. «Tengo claro lo que voy a hacer y las manos van solas», añade.

«De lo que más orgullosa me siento es de que somos embajadores de Elche, me siento honrada»

Paqui Serrano

— Taller de la familia Serrano Valero

La palma, para trenzarla, tiene que ser especial, tener unas características tanto de color como de textura, de ancho y largo las hojas. Las más cerradas se venden como palmas lisas. No deben tener manchas ni rozaduras. «Cuando veo una palma, la toco y le abro los folíolos ya sé si se puede trabajar o no», cuenta mientras termina una cadena bordada, una novedad de este año.

Proceso

Primero, se cepilla bien la palma, después se abren los folíolos e igualan todas las partes antes de trenzarlas, empezando por la base, siguiendo por los adornos y, al final, se cortan los hilos. Ahora son más elaboradas que antes porque se les dedica más tiempo al conservarse en cámaras frigoríficas que antiguamente no había. 

El trabajo es totalmente artesanal y hay que tener mucha agilidad con las manos al trenzar.

El trabajo es totalmente artesanal y hay que tener mucha agilidad con las manos al trenzar. / Áxel Álvarez

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La ornamentación de la palma blanca en los talleres requiere de mucha paciencia y, sobre todo, de incontables horas de trabajo. Hasta 15 horas diarias le dedican estos días en talleres como el de la familia Serrano Valero, la cuarta generación de artesanos.

Son tres meses intensos de trabajo, de enero hasta Semana Santa. Pero la temporalidad del oficio hace que sea poco atractivo para las nuevas generaciones.

El método de obtención de la palma blanca que llega a los talleres para su ornamentación es largo y complejo. En verano se atan las hojas y se «encaperuzan» con una funda de ramas o de plástico.

En el taller familiar de Serrano Valero trenzan las piezas que el Ayuntamiento regala a los Reyes o al papa

Se atan las palmeras macho, las hembra que no dan buenos dátiles, y las macho y hembra que nunca han sido atadas. Durante varios meses la falta de luz solar impide la fotosíntesis y hace que las palmas crezcan blancas y rectas, lo que hace que las de Elche sean únicas y tengan ese color característico. En invierno se cortan las palmas atadas que después las artesanas trenzarán o dejarán lisas, las más usadas por hombres y jóvenes.

Es una fibra natural y la gente cambia la palma blanca cada año porque se deteriora y seca. Es una tradición antigua el que toda palma bendecida el Domingo de Ramos la gente la ponga en los balcones para evitar que entren las malas energías a las casas. Allí se quedan hasta que se secan. 

Del papa, a los Reyes

Como es tradicional, el Ayuntamiento de Elche encarga cada año al taller artesano de la familia Serrano Valero las piezas que regalará a los Reyes, al Papa Francisco, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, o al obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla. Son palmas que llevan una elaboración especial.

«Todas las cosas tienen un principio y un fin y no sabemos qué pasará con el oficio el día de mañana»

Paqui Serrano

— Taller de la familia Serrano Valero

La del papa se puede ver durante la retransmisión de la misa del Domingo de Ramos. El Vaticano, unos años la pone en el altar y otros al lado del Obelisco, junto al crucifijo, en el centro de la plaza de San Pedro. «De lo que más orgullosa me siento es de que somos embajadores de Elche, me siento honrada», señala Paqui con satisfacción. También tienen muchos encargos cofrades y de obispados de toda España

Sin embargo, lamenta no haber visto nunca públicamente la que se envía a los Reyes o a la Moncloa. «Es un intríngulis, nunca la hemos visto que la lleven y nos haría ilusión, sí que recuerdo ver una vez un Nodo donde Carmen Polo la llevaba en una misa».

Taller familiar en el que elaboran palmas blancas desde hace más de 100 años.

Taller familiar en el que elaboran palmas blancas desde hace más de 100 años. / Áxel Álvarez

Y es que la tradición de regalar a las más altas autoridades estatales y eclesiásticas viene de lejos. Fue un empresario de Elche quien comenzó a enviar a Franco y al papa la palma blanca cada año. Al fallecer, el Ayuntamiento de Elche decidió mantener este regalo, hasta hoy. Paqui ha elaborado palmas para cuatro papas, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. 

Futuro incierto

atractivo turístico cada vez menos jóvenes se interesen por seguir esta tradición

Hay trabajo desde enero hasta Semana Santa, pero después... «Es un trabajo temporal y la gente joven se ha buscado la vida con otras profesiones, aunque estos días de agobio nos echan una mano», explica.

Paqui Serrana elaborando una palma blanca con mucho mimo.

Paqui Serrana elaborando una palma blanca con mucho mimo. / Áxel Álvarez

Hay trabajo desde enero hasta Semana Santa, pero después... «Es un trabajo temporal y la gente joven se ha buscado la vida con otras profesiones, aunque estos días de agobio nos echan una mano», explica.

El relevo generacional es escaso. «Todas las cosas tienen un principio y un fin y no sabemos qué pasará el día de mañana con este oficio», lamenta.

«Mis padres, cuando iban a dejarlo, no sabían si seguiría alguien y yo decidí hacerlo; es algo que no me preocupa, si tiene que terminar, terminará, y si tiene que seguir alguien, lo hará, yo estaré mientras pueda y haya demanda», señala contundente mientras, detrás, su tía Mari Carmen y Ángela, una amiga cuya familia dejó el oficio, no cesan de elaborar unas palmas blancas que esperan sigan formando la marea que caracteriza cada Domingo de Ramos la procesión más ilicitana.

"La palma blanca es una embajadora de alegría, de plenitud, de recibimiento a Jesús triunfante, de recibir las cosas buenas", señala antes de marcharnos del taller. El Domingo de Ramos volverá a cerrar el taller, donde se venden también dátiles, licores o mermeladas de granada, hasta octubre.