Pimesa acelera con la rehabilitación de Porfirio Pascual para acabar en 2026

La empresa pública empezará a presentar el proyecto básico a los propietarios para que autoricen la intervención con la vista puesta en que puedan empezar las obras este verano

María Pomares

María Pomares

Dos años y cinco meses. Ése es el tiempo del que dispone la empresa municipal Pimesa para acabar el proyecto de rehabilitación del barrio Porfirio Pascual si no quiere perder las ayudas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia 2021-2026, enmarcado en los fondos Next Generation de la UE. Por eso mismo, la sociedad pública, que es la encargada de la gestión de la actuación, se ha marcado como objetivo acelerar con los trámites para que el 30 de junio de 2026 esté completado el proyecto, y, de este modo, no perder la ayuda obtenida y tener que reintegrar las cantidades recibidas.

Así las cosas, el consejo de administración de Pimesa acaba de aprobar la recepción del proyecto básico y de ejecución para la realización de las obras de rehabilitación de los 18 edificios que conforman esta área. Todo con la vista puesta en comenzar a presentar ya el proyecto ante las cuarenta comunidades de propietarios del barrio para su aprobación. La peculiaridad de este plan, de hecho, reside en que las comunidades, por mayoría, deben dar el visto bueno a la actuación, lo que lleva sus tiempos.

Reurbanización

En paralelo, también se aprobó la contratación de los servicios de asistencia técnica de redacción del proyecto de reurbanización del barrio. La intervención en Porfirio Pascual tiene un coste total subvencionable de 13 millones de euros, de los que cerca de 10 millones proceden de fondos europeos, hay una aportación de 1,9 millones por parte del Ayuntamiento y el resto lo ponen los residentes en el barrio, aunque tanto el edil de Estrategia Municipal, Francisco Soler, como el gerente de Pimesa, Antonio Martínez, sostienen que lo que deben pagar los vecinos depende del estado en el que se encuentre su edificio, y que, a priori, la cifra máxima que se abonará por vivienda no superará los 8.000 euros.

El estado en el que se encuentran los bloques en estos momentos.

El estado en el que se encuentran los bloques en estos momentos. / Áxel Álvarez

Expedientes individualizados

En este sentido, Pimesa ha venido trabajando cada uno de los expedientes de forma individualizada, en función del estado en el que se encuentra el edificio en el que viven, y partiendo de la base de que, en algunos bloques, los residentes arreglaron en su día elementos como los pilares, pero también sin perder de vista la situación económica en la que se encuentra cada propietario.

La intención es que las obras puedan empezar en cuestión de meses. No en vano, el plan de actuación de Pimesa aprobado a finales del año pasado apunta a julio como fecha de inicio de las actuaciones, de manera que el grado de ejecución se sitúe en el 18% al cierre del ejercicio.

Ascensores

Las obras contemplan la rehabilitación de fachadas y otros elementos comunes estructurales o la retirada de amianto, así como la instalación de ascensores, que se instalarán en la vía pública y para lo que se aprovechará la parte trasera de los bloques. También se aprovechará para cambiar ventanas y otros elementos para que los edificios cumplan con los parámetros de sostenibilidad establecidos, así como los contadores, que se encuentran en el interior de las propias viviendas, y se habilitarán los conductos para la salida de humo en los locales que, hasta ahora, no lo tenían y lo necesitan, bien sea por su actividad, bien sea porque la intención es reconvertirlos en viviendas. Los cables de los suministros, asimismo, se cubrirán con canalizaciones para reducir el impacto estético en las fachadas.

El aspecto que presentará el barrio tras la rehabilitación.

El aspecto que presentará el barrio tras la rehabilitación. / INFORMACIÓN

En principio, los residentes podrán seguir ocupando sus viviendas mientras duren los trabajos, porque no se van a hacer obras en el interior de los pisos, salvo que lo justifique algún elemento que afecte a todo el edificio. No obstante, sí se contempla un momento crítico: cuando se proceda a derribar las escaleras y se instalen los ascensores, pero el compromiso es minimizar todo lo posible los problemas que se puedan ocasionar a los vecinos. 

Casi 800 residentes en una zona con una elevada vulnerabilidad

La actuación en el barrio Porfirio Pascual, según recoge la empresa pública Pimesa en su propia web, afecta a una zona integrada por 18 edificios y 302 viviendas, con cerca de 800 personas que habitan en esa área. En este sentido, Pimesa destaca que es un barrio caracterizado por una elevada vulnerabilidad. El deterioro de la zona ha ido en aumento en la última década por el paso del tiempo, sin que se hayan articulado las acciones adecuadas de conservación, admiten desde Pimesa, aunque destacan la calidad edificatoria de los inmuebles, que empezaron a construirse a finales de los años 50 y principios de los 60 del siglo pasado.

En paralelo, el proyecto contempla la reurbanización de la zona, con el cambio del mobiliario urbano y de la iluminación, por ejemplo, algo que, como señalan Francisco Soler y Antonio Martínez, junto a la rehabilitación de los edificios, contribuirá a que el precio de las viviendas se revalorice de forma considerable.

«Es importante tener en cuenta el coste de las obras con el retorno que va a tener la inversión en una zona situada en pleno centro», señala al respecto el edil de Estrategia Urbana. Ahora bien, no es el único aspecto que resalta. También subraya el trabajo que ha venido haciendo Pimesa en los últimos meses con los vecinos. «Es de resaltar la labor que han hecho desde Pimesa para poner de acuerdo a 40 comunidades de vecinos, hasta el punto de que han conseguido llamar a cada persona por su nombre. Es una intervención personal y modélica», apostilla.

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