Juan Perán: «Me siento muy endeudado con la ciudad de Elche»

El fundador de Pikolinos recibe el título de Hijo Adoptivo en un acto en el que se destaca su emprendedurismo y su compromiso con la ciudad

El empresario Juan Perán, fundador de Pikolinos, nombrado Hijo Adoptivo de Elche

El empresario Juan Perán, fundador de Pikolinos, nombrado Hijo Adoptivo de Elche / Áxel Álvarez

María Pomares

María Pomares

«Mi gran satisfacción es haber podido devolver algo a Elche porque me siento muy endeudado con la ciudad». En estos términos se pronunciaba este jueves por la tarde el fundador de la empresa de calzado Pikolinos, Juan Perán, coincidiendo con su reconocimiento como Hijo Adoptivo de Elche. Lo hacía visiblemente emocionado, pese a la experiencia que tiene en estas lides. Basta recordar que en 2013 la Diputación ya le nombró Alicantino de Adopción y que incluso la Cámara de Comercio le dio la Medalla de Oro y Brillantes en 2021. Sin embargo, lo de este jueves era diferente, a juzgar por sus gestos y por sus palabras, y a juzgar por el auditorio. Hasta el extremo de que el acto se desarrolló ante un Salón de Plenos -el del Ayuntamiento- en el que, haciendo bueno el tópico, no cabía ni un alfiler, y en el que estuvieron presentes todos los exalcaldes y representantes del tejido económico y social de la ciudad, junto al presidente de la Generalitat y de la Diputación, Carlos Mazón y Toni Pérez -aunque este se incorporaría más tarde-, respectivamente; y la consellera de Industria, Marián Cano, hasta hace solo unas semanas presidenta de la patronal valenciana zapatera y muy vinculada en sus inicios profesionales a Pikolinos. 

Juan Perán firmando en el libro de honor del Ayuntamiento, junto a Mazón, Cano, Ruz y su familia.

Juan Perán firmando en el libro de honor del Ayuntamiento, junto a Mazón, Cano, Ruz y su familia. / Áxel Álvarez

Un vídeo

El acto comenzó con un vídeo en el que familiares, amigos y empleados glosaron la figura de Perán, desde su llegada a Elche con 13 años hasta sus inicios en la industria zapatera, pasando por la forma en la que lo ven sus allegados. Fue a través de esos fotogramas en los que se le fue describiendo como una persona noble, inteligente o con visión de futuro; o como un jefe exigente, inconformista y capaz de motivar a la gente; incluso como el mejor embajador de esta tierra. 

Su trayectoria en una laudatio

La grabación dio paso a la laudatio, que corrió a cargo del exvicario, párroco de los Desamparados e Hijo Adoptivo de Elche desde 2022, José Antonio Valero, quien, por encima de todo, se definió como gran amigo del empresario y de su familia desde hace más de 30 años. «Es una amistad de las buenas», apostilló Valero, que admitió haber vivido junto al clan de los Perán momentos felices y otros no tanto, como marcan los cánones de toda buena amistad. Sin embargo, tras esas breves palabras, y pese a advertir que «un cura a gusto y con un micrófono es peligrosísimo», procedió a leer el texto que había escrito Antonio Perán, el primo del fundador de Pikolinos. Unas palabras que sirvieron para hacer un repaso por toda su vida, desde los momentos más dulces a los más amargos, salpicados por alguna que otra anécdota.

Antonio Perán, por boca de José Antonio Valero, contó que el empresario nació en 1947 en Torrealvilla, en una pedanía de Lorca, pero que el parto fue complicado, algo que, según resaltó, «ha marcado su personalidad» y le ha llevado a esforzarse en todo lo que ha hecho. Contó que llegó a Elche casi por casualidad, con 13 años, porque la intención de su madre, Ana, era reunirse con su padre, Isidro, en Francia, donde trabajaba, pero Ana se encontró aquí a su hermana y decidió quedarse. Más tarde, el propio Juan Perán, que agradeció a sus tíos la acogida, recordaría los seis meses que estuvo durmiendo en un colchón frente a la cocina en esa casa. Es lo que tenía ser una familia humilde en plena posguerra. 

Valero se funde en un abrazo con Perán.

Valero se funde en un abrazo con Perán. / Áxel Álvarez

El año 1974 y la lotería

Posteriormente, su padre también vendría a Elche y empezarían a vivir en un piso junto al antiguo campo de fútbol de Altabix. De ahí nacería su pasión por el Elche CF. En esos tiempos, y tras trabajar de recadero en varias fábricas, descubriría que su vocación era ser cortador, y en Altabix también recibiría un consejo -el de su vecino Mariano- que le vino a decir que «vale más ganar tres pesetas por cuenta de uno que cinco pesetas trabajando para otros». Perán tomó nota, aunque antes pasó por nueve fábricas como cortador, hasta que en Paredes le despidieron por pedir una subida salarial para los cortadores del calzado. Para ese entonces, llevaba un año casado con su mujer, con Rosario, que estaba embarazada, y poco menos que estaba endeudado hasta las cejas, pero siguió el consejo de Mariano. Tanto que, como señaló Valero, «1974 fue su año». Aún hoy el grupo Pikolinos y sus personas más cercanas juegan a la lotería el 14774, por la fecha en la que se casó. «De momento no ha tocado, pero tocará», apuntó el párroco de los Desamparados. Un año en el que empezó a poner los cimientos de lo que sería su primera fábrica de zapatos, dedicada al calzado sintético y de niña. 

Ahora bien, el salto importante llegó en 1984. Un incendio arrasó su industria, Nueva Creación de Perán, y eso dio pie a que naciera Pikolinos, y a que comenzara a salir a vender fuera de Elche. «Juan salía a vender en el extranjero lo que el año aquel funcionaba en España, marcando tendencia desde Elche», describió José Antonio Valero.

De Carrús al Parque Empresarial

El traslado de Carrús a Elche Parque Empresarial, de manera que la de Pikolinos fue la tercera nave en construirse, o la creación de la Fundación Juan Perán en 2007 fueron algunos otros hitos destacados, todo aderezado por la vinculación y la devoción que el industrial ha tenido por Elche en estos años, en una narración que se desarrolló bajo la atenta mirada de Rosario, su mujer; y sus hijos Rosana, Juanma y Carol, todos ellos sentados en primera fila, junto a sus nietos.

El niño más feliz

Entregada la placa de rigor, fue Juan Perán quien tomó la palabra. Una alocución en la agradeció un reconocimiento que, remarcó, «me hace muchísima muchísima ilusión», y en el que dejó claro que «Elche ha sido mi vida». De hecho, en sus palabras no hubo referencias al calzado, sino a lo que había significado esta ciudad en su vida, «difícil y maravillosa, aunque fui el niño más feliz», indicó. También recordó a otras familias emigrantes que llegaron a Elche en aquellos años y que vivieron una situación similar a la de él -ahí se recordó en ese colchón durmiendo frente a la cocina-, y acabó agradeciendo a Elche y a la vida que, como subrayó, «me ha dado tanto, diría que me ha dado todo».

Perán, con su hijo Juanma al lado, recibiendo el aplauso de la Corporación y Mazón tras su discurso.

Perán, con su hijo Juanma al lado, recibiendo el aplauso de la Corporación y Mazón tras su discurso. / Áxel Álvarez

Orgullo

En este sentido, el alcalde, Pablo Ruz, también hizo mucho hincapié en esa vinculación con Elche. «Cuando se nombra un hijo adoptivo o predilecto, mucho más allá de llevar a cabo un ceremonial, o plasmar solemnemente el afecto que sentimos por alguien, lo que estamos haciendo también es darnos todos un motivo más por el que sentirnos orgullosos de ser de Elche y, por tanto, de nuestra condición de ilicitanos», expresó el regidor ilicitano. «Juan Perán es sinónimo de talento, de emprendimiento y de éxito», añadió, para a continuación poner en valor «su entrega desinteresada y genuina a nuestra ciudad». Es más, le dio su agradecimiento por «demostrar que las mismas manos que crean algo hermoso y funcional como un par de zapatos pueden también construir comunidad, tender puentes y sembrar esperanza».

Capote a Mazón

Sin embargo, Ruz no solo tuvo alabanzas para Perán. También para Mazón, justo en el momento en el que atraviesa la situación más complicada de su trayectoria política, tras la devastadora dana del 29 de octubre en Valencia, y cuando desde la Plaça de Baix un grupo de personas pedían su dimisión. «Quiero agradecer la presencia del Molt Honorable president de la Generalitat, y que en su visita número 16 a Elche haya querido ser testigo de este momento», sentenció Pablo Ruz. El capote fue evidente.

El empresario entra al Salón de Plenos junto a Rosario, su mujer.

El empresario entra al Salón de Plenos junto a Rosario, su mujer. / Áxel Álvarez

Ayudas a la dana

Ya en su turno, el jefe del Consell, Carlos Mazón, también se deshizo en loas hacia Juan Perán. Eso sí, estrenó su discurso con una pequeña chanza: «Empezaré con las palabras que todo el mundo está esperando que diga... Seré breve». Un inicio que le sirvió para asegurar que «difícilmente se puede entender la realidad de esta ciudad sin Juan Perán», y para hacer hincapié en que el industrial es la prueba de que «los ilicitanos nacen donde les da la gana». 

Tras aludir a los números de Pikolinos y el papel que juega el calzado en la industria de la Comunidad Valenciana, recordó la ayuda que el grupo ilicitano prestó desde el primer momento a los afectados por la «riada», como dijo, a través del envío de botas de agua y productos de primera necesidad, y aprovechó para mandar un mensaje de «cercanía» y «empatía» a los afectados por la dana... «Como todos los días», remató. Los himnos de Elche, de la Comunidad Valenciana y de España pusieron el punto y final a un acto que se prolongó hasta cerca de las nueve de la noche.

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