Multa de 751 euros por defecar en pleno centro de Crevillent

Crevillent ha sido escenario esta semana de un episodio que, de no ser por la fuente de lo ocurrido, parecería una "fakenew". La Policía Local del municipio ha impuesto una multa de 751 euros —que podría quedar en 450,60 euros por pronto pago— a un vecino por defecar en pleno centro de la localidad, literalmente en la entrada del Museo de la Semana Santa, uno de los puntos más emblemáticos del casco urbano.

Un hecho tan real como escatológico

El suceso, aunque difícil de procesar sin esbozar una mueca de asombro, tuvo lugar recientemente y ha sido sancionado con base en el apartado 1 del artículo 45 de la ordenanza municipal de Convivencia. Esta norma, vigente en Crevillent, establece como infracción grave el hecho de “defecar, orinar o escupir en espacios de concurrida afluencia de personas o frecuentados por menores, en mercados de alimentos, monumentos o edificios protegidos o en sus proximidades”.

Por lo tanto, al tratarse de un museo, el acto ha sido calificado sin contemplaciones. Las sanciones previstas para esta conducta oscilan entre los 750,01 y los 1.500 euros, así que el afectado ha recibido la mínima, aunque nada simbólica.

Reconocimiento sin evasivas

Según ha informado la Policía Local de Crevillent, siempre a través de sus canales oficiales en redes sociales, el autor fue identificado y reconoció sin rodeos haber sido el responsable de tan escatológica actuación, según el comunicado del cuerpo policial.

Aunque parezca insólito, los agentes han conseguido cerrar la investigación en tiempo récord. No es habitual enfrentarse a casos donde la escena del “crimen” es tan literal y orgánica, pero el mérito está en que, pese a lo peculiar del caso, se ha localizado al responsable y se le ha hecho cumplir la normativa.

Convivencia, civismo y algún que otro apretón

Desde el Ayuntamiento y el cuerpo de seguridad se insiste en que estos comportamientos no deben quedar impunes. El civismo no se negocia, ni siquiera cuando aprieta la barriga. “En este caso, dicho comportamiento, cuando menos irresponsable, no ha quedado impune merced a la labor de los agentes de la Policía Local”, se destaca desde la jefatura.

Si bien podría parecer un caso aislado, las autoridades recuerdan que este tipo de actos afectan a la imagen de la localidad, al respeto por el espacio público y a la convivencia ciudadana. Y por muy urgente que fuese la necesidad, el sitio no era el lugar.