Una asociación de Elche controla 40 estaciones meteorológicas que alertan de inundaciones

Aficionados instalan observatorios en barrios, barrancos y zonas agrícolas para prevenir todo tipo de fenómenos adversos y se ponen a disposición de las instituciones

Bruno Bañuls, uno de los impulsores de MeteoElx, muestra el equipamiento en su casa de Carrús desde donde hace el monitoreo

Bruno Bañuls, uno de los impulsores de MeteoElx, muestra el equipamiento en su casa de Carrús desde donde hace el monitoreo / Áxel Álvarez

J. R. Esquinas

J. R. Esquinas

Lo que comenzó como una mera afición se ha convertido para muchos ilicitanos en el lugar de referencia al que acudir cuando uno necesita saber cuál es la probabilidad de lluvia, cuántos litros caen por su zona y si hay riesgo de granizada o incluso de inundación. Los caminos del ingeniero Bruno Bañuls y el psiquiatra Javier Sempere se unieron hace algunos años por la pasión compartida de la meteorología, hasta el punto de que ambos, con apoyo vecinal y de organismos, han llegado a instalar más de 40 estaciones meteorológicas automáticas en el término municipal de Elche, principalmente, algunos puntos de Santa Pola y localidades de la Vega Baja y el medio Vinalopó.

Datos específicos

Con estos sistemas de recogida de información, muy repartidos, se pueden extraer datos específicos en base a variables tan diversas como nivel de precipitaciones, humedad o viento y además diferenciadas por núcleo urbano, Camp d’Elx o litoral, con lo que logran afinar más, en zonas muy localizadas, que organismos como la Aemet, teniendo en cuenta que han logrado colocar observatorios estratégicos en la totalidad de las cabeceras de barrancos y en la rambla del río Vinalopó, lo que permite anticiparse a las inundaciones; en explotaciones agrícolas para prevenir a los productores de heladas, granizadas o calor abrasador; en la serranía de Elche, cerca de las playas así como en barrios de la ciudad.

La información de los observatorios salta en cuestión de segundos a un servidor para llegar después a la página web

La información de los observatorios salta en cuestión de segundos a un servidor para llegar después a la página web / Áxel Álvarez

Sistema informático

La información que acumula esta tecnología se almacena en un sistema informático, que se controla desde el piso del presidente del colectivo, Bañuls, que habilitó una de las habitaciones como zona de control. Cada 30 segundos la información de los observatorios llega a un servidor y se traduce a la ciudadanía a través del portal web MeteoElx que ambos impulsaron donde cualquiera, a tan sólo un clic, puede hacerse una idea sobre cómo está el tiempo cerca de sus viviendas. 

Javier Sempere junto a colaboradores del proyecto durante la instalación de uno de los observatorios

Javier Sempere junto a colaboradores del proyecto durante la instalación de uno de los observatorios / INFORMACIÓN

Usuarios

Hay estaciones que incluso disponen de cámaras que dan detalles de la climatología. Es tal la utilidad de este sistema que la página web cuenta con 4.500 usuarios únicos al mes y una media de 20.000 conexiones diarias. Incluso la propia Administración local así como comunidades de regantes o universitarios se amparan en este proyecto ante fenómenos adversos y, por ejemplo, cuando llegan capítulos fuertes de viento las estaciones registran un aluvión de consultas para justificar daños en propiedades privadas.

Como esta plataforma se ha hecho popular, con decenas de colaboradores que han accedido a que se instalen estos equipos en sus viviendas o parcelas, los impulsores han dado el paso de constituir hace unos meses la Associació Meteorològica d’Elx con la idea de tejer una red, ofrecer formaciones y excursiones en esta materia, así como tener una base más sólida para ofrecer el servicio a instituciones. 

Ambos profesionales empezaron a invertir hace más de una década en los primeros equipos que colocaron en sus terrazas y se han profesionalizado hasta el nivel de que pueden ofrecer resúmenes del tiempo con datos de las previsiones que proporcionan organismos europeos como la Universidad de Oslo o NOAA junto con sus mapas propios elaborados gracias a los satélites meteorológicos polares nos dan muchas posibilidades y hacen que nuestro hobby sea tratado con rigor y profesionalidad.

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