Análisis

Vagos, corruptos, cocaína, imputados y comunistas

Samuel Ruiz no dimitirá tras pedirle la Fiscalía 8 meses de cárcel por revelación de secretos. No se lo pide Vox ni el PP, solo la oposición

Samuel Ruiz (i), en el pleno de este miércoles en Elche

Samuel Ruiz (i), en el pleno de este miércoles en Elche / Áxel Álvarez

M. Alarcón

M. Alarcón

«Una vez más, lo que nos trae el grupo socialista bajo el falso nombre de dar voz al pueblo ilicitano es un ejercicio de cinismo. Tampoco nos sorprende. Va impregnado en el ADN del PSOE. Ha tardado el señor (Héctor) Díez diez segundos en brotarle. No ha sido capaz de controlarlo. Ahora me toca. Agradezco su preocupación hacia mí estos días, pero puede estar tranquilo. Durante los próximos 25 meses este va a ser mi sillón. En Vox sí creemos en las falsas denuncias y falsas acusaciones. Ante ellas, la única herramienta que tenemos es la defensa jurídica, nos la ha dado la Constitución, esa que ustedes pisotean. Se me ha absuelto dos veces y habrá una tercera. Para eso está la justicia terrenal, pero también existe la divina. Me parece un poco fuerte que vayan de dignos aquellos que destruyen paradores con prostitutas y cocaína, que se gastan el dinero de los andaluces en cocaína y prostitución también, aquellos que esconden la sinvergonzonería del hermano del presidente (Pedro Sánchez) y la desfachatez de su mujer. Y esa justicia divina pondrá en el lugar que se merece a aquellos que blanquean y no condenan el yihadismo. Así que a usted también le llegará». Con esta intervención, al más puro estilo Pulp Fiction, que nada tenía que ver con el punto que se debatía, una moción del PSOE sobre dar la voz al pueblo valenciano después de la dana, Samuel Ruiz dejó claro que no abandonará su acta de concejal tras saber que la Fiscalía le pide ocho meses de cárcel por un supuesto delito de revelación de secretos.

No se lo pide su partido. La portavoz Aurora Rodil apeló a que lo que se denunció es anterior a su vida pública, nada tiene que ver con su gestión y le preceden dos archivos; pero tampoco le pide cuentas el alcalde que tendrá que ver votar y asistir a reuniones y actos a un miembro de su gobierno pendiente del banquillo. De hecho, para defender a uno de sus socios de gobierno, Pablo Ruz, llegó a comparar este asunto con el de la exconcejala socialista Marga Antón, quien declaró como imputada el pasado mandato por una denuncia del PP por irregularidades en el contrato de las exhumaciones del Cementerio Viejo, asunto que se sobreseyó en fase de instrucción. Solo la oposición le pide que deje el acta. El PSOE desde su primera intervención este miércoles.

El pleno en Elche ha quedado reducido este mandato, como ya ocurriera en otras muchas veces, al insulto como forma de expresión, odio y rencor, utilizada ya en demasiadas ocasiones, que deja titulares ante la falta de temas de interés local. Todo ello sin que la presidenta Irene Ruiz sepa cortar a tiempo no ya las innumerables salidas de todo del debate, sino a los concejales que se dedican, en voz baja, a interrumpir las intervenciones de los compañeros. Se asiste al absurdo de mociones sin más sentido que obtener un halago, lanzar la piedra o esperar a que el rival resbale, pero son pocos los asuntos en los que se puede generar sinergias para la ciudad. Para eso ya está la junta de gobierno sin tener que discutir o razonar sus decisiones.

Arenales del Sol

Tanto es así que este último pleno, comenzando a las 8:30 y acabando a las 14:20 horas, a las 11:50 horas el gabinete de Comunicación ya tenía las dos notas sobre lo mollar: «Luz verde a la protección de la fachada retranqueada de Nuevos Riegos el Progreso, aprobación del estudio de detalle del sector AR-1 de Arenales de Sol, que contempla la construcción de un apartahotel y un gran local comercial; dar cuenta de la liquidación del presupuesto municipal del año 2024, el más alto de la historia con 31 millones de euros; y la unanimidad a las actuales reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura».

Lo que ocurrió las tres horas siguientes a la nota, que incluía iniciativas del equipo de gobierno, que salieron aprobadas por la mayoría que tienen, ni figuran en el resumen: solicitud al gobierno para la suspensión de las reglas fiscales y creación de una tarjeta única de transporte. Y, como entenderán, porque eran iniciativas de la oposición, tampoco tenían interés las rechazadas por el gobierno municipal en la sesión: la citada de dar voz al pueblo valenciano, solicitar el retorno a la gestión pública de la sanidad del Departamento de Salud de Elche-Crevillent y la regeneración de la fachada este de Carrús. El único triunfo de la oposición fue sacar adelante el apoyo del PP (que no de Vox, que votó en contra) a los sectores productivos afectados por los aranceles de Estados Unidos.

Cruce de acusaciones

El cruce de acusaciones se hace especialmente duro cuando participan Pablo Ruz, Aurora Rodil, Héctor Díez o Samuel Ruiz. Otros participan en los debates sin la necesidad del insulto para decir lo que piensan, como Esther Díez, Francisco Soler o Patricia Macià, quien ayer perdió los papeles cuando escuchó a Ruz hablar de Marga Antón. Hay mociones pensadas más contra Pedro Sánchez que en beneficio municipal cuando la primera frase del alcalde es «su secretario general es una amenaza. Pedro Sánchez es el enemigo de Elche» o Aurora Rodil arranca una intervención tildando las nuevas reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura como un «ataque planificado de un gobierno comunista corrupto». O bien cuando la oposición tensa la cuerda con la gestión del presidente Carlos Mazón en Valencia y Juan de Dios Navarro contesta: «Vaya papelón señor Valera, ¿cuánto tiempo más van a utilizar el dolor de los valencianos? Es una moción que presentan en todos los sitos. Solo les preocupa que dimita Mazón. Ustedes a tragar y a mantener a Pedro Sánchez. Son así de ruines».

No son solo insultos, también se busca la humillación pública, aunque para los concejales no es así. Es un simple debate político. Y, como bien dijo en un pleno anterior el alcalde, «de casa se viene llorado». Así, este miércoles Claudio Guilabert llamó en varias ocasiones «vagas» a concejalas como Patricia Macià o Esther Díez por su gestión el pasado mandato, diciendo que tenían «desidia y falta de trabajo», más tarde, volvió sobre la misma idea: «¿les ha dolido lo de la otra moción?» sin que viniera a cuento del debate, regodeándose. En otra intervención, Samuel Ruiz dijo en relación a dar voz a los valencianos: «Su moción son tergiversaciones y cifras infladas, un lamentable mitin de Ferraz más que un consenso. ¿Creen que ese es el debate ante una catástrofe? Un presidente que se lava las manos. Cocaína y putas. Dejen de blanquear al principal culpable de la catástrofe de Valencia, al que llaman el galgo de Paiporta, tardó más en llegar allí que al Norte de África», en referencia a la ayuda del Gobierno tras el terremoto de Marrakech.

Blanco de críticas

Héctor Díez hace del alcalde el blanco de sus críticas, muchas veces intentando dar la sensación de que no tiene nivel y le hacen el trabajo, así lo dejó caer en relación con el cierre de cuentas y el gasto: «Tiene un cacao mental, tiene que pasarse más por Hacienda...». Muchas veces a este le contesta, defendiendo al regidor, Aurora Rodil, quien ha acuñado contra la oposición la expresión «tienen el corazón oscuro». Y Ruz es especialmente sensible cuando, como ayer, se le recuerda, como hizo Esther Díez, la dimisión de José Navarro, tras el affaire (si lo hubo) previo a la Semana Santa de 2024. En este pleno sacó la artillería y a raíz de una moción del PSOE, que finalmente no se admitió por urgencia sobre la imputación de Samuel Ruiz, dijo: «El partido de Ábalos, la mujer del presidente, que sostuvo a Mónica Oltra condenada (lo que no es cierto, lo que obligó a intervenir más tarde a Esther Díez), que tuvo a una concejala por presunta malversación, ahora pide algo que no es urgente, es extemporáneo, hipócrita y fariseo. Navarro decidió marcharse. Su cinismo e hipocresía es algo que no concierne al ámbito de la política».

Como, añadiría, pasa en muchas cosas de las que se habla en los plenos.

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