Elche custodia desde hace 17 años un dinosaurio que no puede exhibir
Paleontólogos del MUPE descubrieron en Níger un saurópodo de 14 metros de los más primitivos a nivel mundial que por falta de instalaciones sigue en cajas

Fondos almacenados MUPE / Matias Segarra
La comunidad científica ha expuesto en innumerables ocasiones el valor que tuvo el hallazgo de paleontólogos de Elche en Níger a la entrada al siglo XXI: una nueva especie de dinosaurio saurópodo que se ha convertido en el más completo y primitivo a nivel mundial que desde 2008 atesora el Museo Paleontológico de la ciudad (MUPE).
Durante cerca de dos décadas se ha estado investigando prácticamente todo acerca de este ejemplar de Pinophorosaurus nigerensis, que se ha convertido en la joya de la corona para los investigadores, aunque la falta de unas instalaciones más ambiciosas en la infraestructura ilicitana han impedido hasta el momento que los más de cien huesos hallados puedan armarse para recrear en tamaño natural cómo era este ejemplar de 14 metros de largo y cinco de alto que vivió en el Jurásico hace más de 170 millones de años.
Inusualmente se recuperó el 85% del esqueleto, con la ausencia de algunos restos de las patas y el cráneo, cuando lo habitual en las campañas de excavación es que no se halle más del 25% de un ejemplar concreto.
Conservación
La infinidad de piezas no han visto la luz fuera del laboratorio, donde se conservan en cajas. La duda está en si el ejemplar podrá exhibirse antes de que el gobierno del país africano donde fue hallado reclame estos fondos cuando se den todas las condiciones y esté completado el estudio, aunque cierto es que no hay fecha para ello porque no hay ninguna notificación por parte de la Universidad Abdou Moumounique de Níger, con la que se firmó el convenio para el traslado, que haga pensar que estos fondos tienen los días contados en la ciudad.
Eso sí, como plan B, este hallazgo está documentado de forma digital al milímetro con lo que podrían imprimirse en 3D cada una de sus vértebras para una posible futura recreación a través de una réplica.

La directora del museo, Ainara Aberasturi, junto a huesos del saurópodo / Matías Segarra
El MUPE, gestionado por la fundación Cidaris, celebró a lo largo del 2024 su 20 aniversario con la esperanza de que las administraciones se dieran la mano para conseguir fortalecer el museo como recurso divulgador y turístico de referencia en la provincia de Alicante, y que además queden garantizados los recursos humanos para garantizar las líneas de investigación.
Fondos
El espacio sobrevive, casi en su totalidad, con aportaciones públicas por parte principalmente del Ayuntamiento, a través de un convenio de 50.000 euros y la Diputación, que aportó 10.000 euros el último ejercicio. La Generalitat, como tercera pata, da subvenciones cuando se presentan proyectos, pero no mantiene una ayuda constante.
Entienden desde el museo que al gestionarse bienes de dominio público la implicación de todas las administraciones debería equipararse por la responsabilidad que supone el tratamiento de estos fondos, explica Ainara Aberasturi, directora. Si bien, la realidad dista de estas pretensiones lo que se evidencia en algo tan imprescindible como el personal, que está muy ajustado por la falta de financiación ya que estas cuantías prácticamente ni llegan para cubrir nóminas.
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Otro tema ya es la supuesta ampliación, de la que se ha venido hablando desde hace años sin que haya un punto de partida claro. Fue en diciembre de 2022, a escasos meses de las últimas elecciones municipales, cuando el entonces alcalde, Carlos González, aprovechó el 18 aniversario del museo para anunciar que era necesaria una ampliación para conseguir una infraestructura de escala provincial para aumentar, también, el nivel de visitantes.
El Consistorio abrió la puerta entonces a buscar solares y no trascendieron más avances de esa negociación. Ya con PP y Vox en el gobierno local tampoco ha trascendido que se tenga en mente una inversión para dar este paso. Juan Manuel Marín, presidente de la fundación, traslada que una de las opciones que se habían barajado era que como medida provisional el MUPE pudiera crecer utilizando de forma anexa las sala que actualmente se utiliza para exposiciones temporales del Museo de Arte Contemporáneo, también en el barrio de El Raval, dependencias municipales que sí que tendrían la altura y extensión necesaria para mostrar al público estos fósiles y otros de gran valor que están almacenados por falta de espacio.
Remodelación
Si bien, como el MACE permanece cerrado desde hace años se cierra esta posibilidad por el momento. De igual forma, desde hace un lustro se tiene un plan de remodelación de la planta superior del museo para precisamente dar más cabida a materiales de interés, pero la falta de medios ha congelado este procedimiento, lo que también complica que puedan exponerse otros fósiles de gran relevancia como un mastodonte hallado en el yacimiento de Crevillent que pudo medir tres metros de altura y que está en pleno proceso de consolidación e investigación.
Recuento
«Cada vez nos encontramos con deficiencias muy importantes, ya no nos queda sitio práctico para admitir cualquier otra donación de colecciones» alerta Marín. Y aquí hay que tener claro que el MUPE en estas dos décadas ha catalogado 60.000 ejemplares fósiles, que pueden llegar a tener 230 millones de años, y que provienen de fondos nacionales y de excavaciones de los paleontólogas del museo; más de 7.500 piezas minerales y una colección próxima a las 6.000 conchas marinas donadas por la familia de un buzo profesional que falleció. De toda esta riqueza patrimonial, sólo están expuestas 1.500 piezas.
En cuanto a la posible exposición del dinosaurio saurópodo, desde la fundación manifiestan que durante el gobierno de Mercedes Alonso, cuando el actual alcalde Pablo Ruz estaba al frente de Cultura, el Ayuntamiento encargó una memoria para que estos fondos pudieran cruzar el umbral de los almacenes, y durante el gobierno de PSOE y Compromís también volvió a prepararse esta solicitud que nunca se llevó a término. Lo más cerca que el público ha podido estar de este ejemplar fue en el pasado Día Mundial de los Museos cuando se armó la cola en el aulario.
Recompensa
Para los científicos sería una recompensa al trabajo que la ciudadanía pudiese contemplar la majestuosidad del hallazgo, teniendo en cuenta la anecdótica y tortuosa travesía por mar de estos restos fósiles que fueron cargados en bidones de gasolina protegidos por forraje y botellas de agua a modo de colchón que, además, tardaron medio año en llegar porque el contenedor en el que viajaban volcó sin que a los huesos, afortunadamente, les pasase nada, recuerda Marín.
Turismo africano
La excavación del yacimiento, allá por 2003, fue posible mediante un proyecto de paleontología para el desarrollo para revitalizar el turismo en el país africano en el que se implicaron los investigadores que ahora conforman el MUPE, el Ministerio de Asuntos Exteriores e incluso empresas como Pikolinos para levantar un museo junto a escuelas nómadas. Las revueltas tuareg hicieron inviable que volvieran las expediciones después de traer el dinosaurio.
En cuanto a los avances sobre este ejemplar, de los que ya hay infinidad de artículos científicos, se están describiendo junto a investigadores de la Universidad de Lisboa cada uno de los huesos, se sabe que era un dinosaurio juvenil porque no tiene las vértebras soldadas y se ha logrado afinar cómo era la disposición de la cadera gracias a tecnología avanzada como fotogrametrias.
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