Doce sensores controlan ya la calidad del aire en el centro de Elche, zonas con tráfico, El Altet y Torrellano

Los dispositivos instalados permiten medir las concentraciones de dióxido de azufre, monóxido de carbono, arsénico, plomo o benceno, entre otras cosas

El dispositivo que ya se ha instalado en la pedanía de El Altet. / Áxel Álvarez

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María Pomares

María Pomares

Elche contaba hasta ahora con dos estaciones de medición de la calidad del aire: la situada en el Parque de Bomberos y la emplazada en el Parque Agroalimentario, ambas gestionadas por el Consell. Sin embargo, no disponían de los mismos recursos, hasta el extremo de que junto al IES Tirant lo Blanc se podían evaluar ciertos parámetros como benceno, partículas en suspensión totales, tolueno y xileno que no cubría la de La Lonja.

El dispositivo que ya se ha instalado en la pedanía de El Altet.

El dispositivo que ya se ha instalado en la pedanía de El Altet. / Áxel Álvarez

Zona de Bajas Emisiones

Por eso mismo, el proyecto de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de octubre de 2023 ya planteaba ampliar la monitorización de la calidad del aire en el casco urbano de Elche y en las pedanías de Torrellano y El Altet. Una nueva red para controlar la calidad del aire que ya está en marcha a través de doce sensores instalados en el centro; en otros puntos de la ciudad que, sobre todo, por la presencia de centros educativos, deportivos y sanitarios se consideran «puntos calientes» desde el punto de vista del tráfico; y en las pedanías de El Altet y Torrellano, lo que implica que ese sistema de sensores fijos no sólo se ubica en el interior de la ZBE, que en el caso de Elche cuenta con dos anillos. También fuera. Con ello, lo que se busca es impulsar mejoras en la calidad del aire y, por tanto, tratar de mitigar el calentamiento global, en la línea de lo que marca la Ley de Cambio Climático y Transición Energética de 2021.

Algo más de 164.000 euros

La división Air & Climate de Suez ha sido la encargada de instalar los doce dispositivos en el término municipal, aunque el pliego establecía solo diez obligatorios, después de que se adjudicara el contrato a finales del año pasado por 164.178 euros, frente a los 256.529 euros de presupuesto base de licitación, dentro de un proceso al que se presentaron ocho ofertas.

Al respecto, en los pliegos se dejaba claro que el objeto del contrato era el suministro, instalación y puesta en marcha, así como el posterior mantenimiento y operación, de una red de sensores de calidad de aire que complementara la actual red de vigilancia, la realizada por el Laboratorio de Contaminación Atmosférica de la Universidad Miguel Hernández y las dos estaciones de medición de la calidad del aire gestionadas por la Generalitat Valenciana, de manera que permitieran la definición para su posterior aprobación, control y seguimiento de las futuras ZBE. La propia empresa, en su web, en este sentido, detalla que «la red de sensorización ambiental permitirá, en primer lugar, confirmar las ZBE propuestas (para su posterior aprobación) y, en segundo lugar, instalar un sistema de monitorización y seguimiento que permitirá evaluar la eficacia de las medidas adoptadas, y el cumplimiento de los objetivos».

El dispositivo que ya se ha instalado en la pedanía de El Altet.

El dispositivo que ya se ha instalado en la pedanía de El Altet. / Áxel Álvarez

«El contrato a finales del año pasado por 164.178 euros, frente a los 256.529 euros de presupuesto base de licitación»

Medición de concentraciones

Con estos puntos de partida, ya se han instalado los sensores que hacen posible la medición de las concentraciones de dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y óxidos de nitrógeno, partículas (PM10 y PM2,5), plomo, benceno, monóxido de carbono, arsénico, cadmio, mercurio, níquel e hidrocarburos aromáticos policíclicos en el aire ambiente y los depósitos de arsénico, cadmio, mercurio, níquel e hidrocarburos aromáticos policíclicos orientados a la protección de la salud humana, según el informe de la empresa. No obstante, también se miden otros parámetros meteorológicos, como temperatura, humedad, presión atmosférica, y velocidad y dirección del viento, lo que ha llevado a que en los últimos días algunos ilicitanos e ilicitanas hayan confundido estos dispositivos con estaciones meteorológicas. 

Los puntos

Entre los puntos elegidos, se encuentra en la avenida Mestre Melchor Botella, junto al CEIP Eugeni d’Ors, por considerarse un «punto crítico» en el que, además, se podrán evaluar las aportaciones de fuentes industriales y tráfico en las zonas residenciales cercanas, a lo que se suma la presencia de colegios, el polideportivo de Carrús y el centro de salud de Carrús Este; y relativamente cerca hay otro en Joaquín Martínez Maciá, cerca del centro de salud de El Toscar. Otros sensores se sitúan en Blasco Ibáñez con Ruperto Chapí, calificado de «punto caliente» dentro de las zonas residenciales; y en Enrique Pire García, en el entorno del polideportivo del Pla, «un punto dentro de las zonas y aglomeraciones que son representativas de la exposición de la población», según el informe de la empresa. En la avenida Sucre, cerca de la Ciudad Deportiva y, por tanto, de la avenida de Alicante, hay otro dispositivo, cubriendo el ala este de la ZBE, mientras que por lo que respecta a la ZBE Centro está el de Puente Ortices con Juan Carlos I. Finalmente, los otros están cerca de la calle Ángel, junto al colegio Reyes Católicos; en los aledaños del Hospital General, el Cayetano Sempere y el Pedro Ibarra, en este caso para «medir el efecto barrera al estar fuera de la ZBE»; en la plaza de San Crispín en Torrellano; en la intersección de la N-332 y la CV-849 en El Altet; en el Parque de Bomberos; y en la avenida de Novelda, en el cruce con la calle Jaime Martínez Torres.

El dispositivo que ya se ha instalado en la pedanía de El Altet.

El dispositivo que ya se ha instalado en la pedanía de El Altet. / Áxel Álvarez

La marca estratégica «Vive Elche»

Los sensores se enmarcan ahora dentro de la marca estratégica «Vive Elche» que ha creado el bipartito para englobar los proyectos destinados al «impulso sostenible y equilibrado de la ciudad», como se anunció a principios de abril, en un intento de huir lo máximo posible de tener que decir «Zona de Bajas Emisiones».

Hasta el extremo de que el equipo de gobierno últimamente ha venido hablando de «áreas de emisiones controladas», dejando siempre claro que no habrá sanciones ni multas, y que se permitirá el acceso libre de todos los vehículos a las diferentes zonas perimetradas, según han venido manteniendo desde el Ayuntamiento de Elche.

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