División en San Antón: entre el temor a más desalojos y la resignación
Una comunidad alerta de deficiencias al Ayuntamiento y residentes urgen la regeneración del barrio y que propietarios se impliquen en el mantenimiento

Fachada de uno de los bloques de San Antón con el ladrillo a la vista / Matías Segarra
Se cumplen dos meses desde que 160 vecinos de San Antón, en Elche, tuvieron que ser desalojados del bloque 8, tras declararse en ruina el edificio y con riesgo de colapso, y las sensaciones en el barrio están divididas. Una parte de los residentes vive con cierto temor que esa misma situación pueda replicarse en sus hogares, con lo que urgen controles más periódicos, que se acelere la regeneración urbana y se construyan los pisos prometidos.
Es lo que ocurre por ejemplo en el bloque 1, donde algunos propietarios han llegado a remitir escritos recientemente al Ayuntamiento con imágenes con partes en mal estado del inmueble y que les preocupan, según trasladan desde la Asociación vecinal San Antón quiere vivir, colectivo que sigue reclamando que se firme cuanto antes el segundo convenio entre el Ayuntamiento, el Gobierno central y la Generalitat para la ejecución de los nuevos bloques porque les inquieta que si se enquista en el tiempo la proyección urbanística vayan apareciendo problemas estructurales en el resto que los hagan inhabitables.
Deterioro
Ahora bien, hay una parte del vecindario, sobre todo la que lleva décadas residiendo en él, por apego emocional o porque no tienen medios para irse a otro lugar a estas alturas, que se muestra sosegado porque llevan media vida conviviendo con el deterioro y, pese a ello, sienten que sus construcciones «son resistentes, el barrio no se cae, lo que está es falto de mantenimiento», apunta uno de los propietarios del bloque 6, que admite a INFORMACIÓN que se negó en su día a firmar para abandonar su hogar y pasar a los nuevos edificios ya que siempre ha abogado por la vía de la rehabilitación para que no se pierda la esencia de esta zona humilde.
Fachadas descorchadas
Lo que está claro es el evidente estado de degradación que sufre el barrio, que quizás sea más notable de puertas para afuera que para adentro. Con solo darse un paseo de diez minutos uno se puede dar cuenta de que la mayoría de las fachadas de los 16 bloques están descorchadas y algunas tan desgastadas que incluso ya es visible el ladrillo con el que se levantaron los cimientos hace ahora más de 60 años. Ahora bien, al margen de los planes de levantar el barrio de nuevo y después del anuncio de derribo de los cuatro bloques que peor estado presentan (proceso que aún sigue en trámites), estos años se han estado realizando intervenciones de reforma para reforzar pilares y balcones, y puede apreciarse algún bloque al que le colocaron redes de protección aunque aún no ha llegado la actuación, subvencionada en parte por el Ayuntamiento por estar en el Área de Renovación Urbana.
«Desde hace veinte años hay grietas, y en parte la culpa de que San Antón esté así es por descuido de propietarios». Así de crítico se muestra otro vecino del bloque 5, que lleva 62 años viviendo en el barrio y recuerda que inicialmente los mismos vecinos se preocupaban más de pintar, arreglar fachadas e incluso de acometer la salida de aguas residuales para evitar hundimientos.
Informe
Expone que hace dos años se hizo un informe que avalaba que el edificio no corría peligro aunque sí que llegaron a denunciar que los locales comerciales, al estar cerrados, acumulaban basura y se colaban ratas, con lo que a representantes de la comunidad les terminaron cediendo llaves para controlar periódicamente que no existen fugas de agua. El problema que detecta ahora, y que es algo generalizado en el resto de inmuebles, es que por falta de unanimidad vecinal no se instalaron ascensores, con lo que se calcula que hay decenas de residentes impedidos que no pueden salir de su casa.

Un vecino ha empezado a arreglar parte de un patio que según él es competencia de la comunidad / J.R.E.
Orines y heces en zonas comunes de uno de los bloques nuevos
«Las chicas de la limpieza han llegado a irse llorando por lo que han visto». La ilusión de muchos vecinos del barrio de San Antón se ha visto empañada por una situación que llega a rozar lo insoportable. Al menos dos de los relucientes bloques de viviendas que se levantaron para realojar a residentes de los edificios más degradados está siendo escenario de actos de incivismo. Según han denunciado varios inquilinos, hay quienes están utilizando las zonas comunes, como las escaleras y los ascensores, para orinar e incluso defecar. Una situación que, además de generar malos olores y problemas de salubridad, está tensando la convivencia y sembrando el malestar entre quienes habían depositado en este traslado la esperanza de una vida más digna. «Creo que a la hora de entregar una vivienda tenían que haber valorado si sabían mantener la anterior», narran vecinos indignados, que trasladan a este diario que se han encontrado con que ha cambiado en más de dos ocasiones la empresa de limpieza porque el personal ha llegado a plantarse contra la situación y abandonar incluso en medio del servicio al ver que la situación no es aislada, ya que han retirado ya varias deposiciones.
Plan de reforma
En la memoria del Plan de Reforma Interior Modificativo elaborado a nivel municipal en 2012 ya se apuntaba que desde hace años se venían detectando deficiencias y mal estado en la conservación, en parte a que la red de saneamiento que se instaló en su día provocó humedades en las plantas inferiores, aunque hay comunidades que sí han actuado e invertido en sus viviendas para que los desperfectos no fueran aumentando.
Inversión
Luego se da el caso, más bien excepcional, de vecinos que quieren ver en buenas condiciones su edificio y por cuenta propia están invirtiendo de su bolsillo, como el caso de Paco Espigares, trata de preservar el bajo de sus padres en el bloque 1, que arrastra humedades que vienen de plantas superiores.
Señala que pese a que el patio es de disfrute particular es responsabilidad de la comunidad actuar, si bien, ante cierta pasividad ha optado por echar cemento y empezar a adecentar la zona, e incluso ha puesto un refuerzo para que no se caigan techos de fibrocemento.
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