Bajo los nombres técnicos de "Aries 1" y "Aries 2" la desconocida empresa Investa Recursos ha obtenido permiso del Ministerio de Industria para rastrear yacimientos de hidrocarburos en Murcia, Albacete y Alicante. Así aparece recogido en el BOE del pasado 17 de mayo con un plazo de alegaciones de dos meses y la posibilidad de que puedan presentarse otras ofertas. En nuestra provincia las investigaciones en busca de bolsas de petróleo y gas en el subsuelo abarcarán una superficie inferior a las 100.000 hectáreas. Es la zona denominada "Aries 2", comprendida entre los términos de Villena, Sax, Salinas, Elda, Pinoso y Monóvar. Sin embargo, los seis ayuntamientos afectados han conocido esta actuación a través de este diario, por lo que se han apresurado a pedir información al Gobierno.

Aunque el interés por "explorar" el subsuelo del Vinalopó en busca del preciado oro negro ha causado un gran revuelo en la comarca, no es algo nuevo. Hace 24 años la Compañía General Geofísica (C.G.G.);, de capital franco-español, recibió el encargo de la British Petroleum de realizar sondeos con idéntico fin en una amplia franja de terreno de la provincia de Alicante. De hecho, las investigaciones geológicas comprendieron "líneas" de hasta 400 kilómetros que atravesaron Pinoso, Salinas, Sax, Petrer, Villena, Ibi y Xixona.

En agosto de 1984 la Compañía General Geofísica, hoy en día inexistente, instaló su campamento base en Villena y un equipo de cien trabajadores provistos de once pesadas máquinas perforadoras realizaron hasta 8.000 pozos de 15 centímetros de diámetro a una profundidad de 30 metros y una separación de 50. Entonces INFORMACION entrevistó al responsable de topografía de la C.G.G., Gilles Kervarec, y a un especialista del Ministerio de Industria. Así se pudo saber que en las tareas de localización de los hidrocarburos emplearon 120.000 kilos de dinamita dado que en cada perforación colocaban 15 kilos de explosivo que hacían estallar una vez que el sondeo había sido cuidadosamente tapado. De este modo, mediante 36 potentes sismógrafos instalados en un laboratorio móvil que desplazaban a la zona, los técnicos podían registrar las ondas que se propagaban por el subsuelo, un sistema que permite localizar bolsas de petróleo o gas hasta una profundidad de 5.000 metros. Estos métodos han evolucionado extraordinariamente en el último cuarto de siglo, pero en aquel momento se encontraban a la vanguardia de la investigación sismológica. Pues bien, seis meses después de iniciar las primeras perforaciones la compañía de estudios geofísicos levantó su campamento de Villena y se marchó sin decir adiós. Desde entonces nada se ha sabido del resultado de sus investigaciones. Es lógico. En estos casos la información se guarda como si de un secreto de Estado se tratara ya que hay en juego intereses económicos, energéticos y estratégicos de incalculable valor. No obstante la historia de la búsqueda de petróleo en la provincia se remonta a los 70 y tiene como punto de partida la costa. En abril de 1975 el barco Glomar N5 comenzó a realizar sondeos petrolíferos marítimos a 1.006 metros de profundidad frente a las playas de Calpe aunque estaba previsto llegar hasta los 3.350 metros. En estas tareas la compañía Texas Pacific invirtió tres millones de dólares pero 30 años después sus investigaciones siguiendo siendo todo un misterio.

Los expertos consultados en la Universidad de Alicante creen que el subsuelo de la provincia reúne características para que haya presencia de yacimientos de hidrocarburos, "aunque muy desiguales y de difícil aprovechamiento", puntualizan. Sin embargo los tiempos han cambiado, y mucho, y puede que las explotaciones petrolíferas que no eran rentable en los años 70 y 80 lo sean hoy con creces. Máxime teniendo en cuenta los precios históricos que están alcanzado los combustibles después de que el barril de crudo Brent, de referencia en Europa, haya superado esta semana la barrera de los 135 dólares. Y es que el oro negro es ahora más oro que nunca.

El petrerense Juan Payá Rico todavía recuerda a sus 77 años el "lío que se montó" cuando vio aparecer a tanta gente por la tranquila sierra de Caprala con todos esos "extraños aparatos y vehículos" para buscar gas y petróleo. Se refiere a los tractores oruga, los bulldozer y los veinte todoterrenos que los trabajadores de la compañía de estudios geofísicos utilizaron en 1984 para abrirse paso por los montes de Petrer. Según relata, los pozos los hacían en línea recta con una separación de cien metros. Eran muy rápidos. En apenas media hora ya lo tenían hecho por muy dura que fuera la roca y entonces buscaban el siguiente punto de sondeo sin importarles el lugar donde estuviera enclavado, por muy alto o muy difícil que fuera llegar a él. "Venían haciéndolos ya desde la Fuente El Lobo y la Carrasquica de Sax y Castalla, y entraron en nuestro término por el collado Sella para seguir por el barranco Castilla, Alto Molares, Rincón de Coloma, falda del Alto Peret, Llanos de la Costa, Alto de Cárdenas, Pussa y, que yo sepa, acabaron en la Foia Falsa", comentaba ayer Juan Payá. Pero lo que más le llamó la atención eran las peripecias que tenían que hacer los trabajadores para que el camión que llevaba la perforadora pudiera acceder a los profundos barrancos y a las escarpadas peñas. "Aquel trasto pesaba 32.000 kilos y detrás de él iban con los Land Rover cargados de cables y baterías que luego utilizaban los ingenieros para hacer sus comprobaciones", añade.

Contaban con autorización del Ayuntamiento y permiso de los propietarios afectados pero de todo aquello apenas quedan ya rastros. Las lluvias han erosionado los caminos y la vegetación ha ido reconquistando los espacios arrebatados por el paso de la maquinaria.