El Ayuntamiento de Monóvar ha declarado en "ruina inminente" la vivienda ubicada en el número siete de la calle Azorín. Se trata del edificio donde nació, precisamente, el ilustre escritor en 1873, el cual formaba parte del patrimonio inmobiliario de la familia Martínez Ruiz y del que ninguna institución local o provincial se ha preocupado durante años a pesar de los estragos que le estaba causando el paso del tiempo.

En Monóvar el edificio está considerado como histórico y se encuentra situado en pleno centro de la ciudad, a escasos cien metros del Ayuntamiento. También se encuentra a unos cincuenta metros del ombligo del casco urbano, como es la Plaza de la Sala.

Una placa en la fachada recuerda que en ese inmueble nació José Martínez Ruiz "Azorín". Ahora el espacio ha sido vallado para evitar posibles accidentes, ya que se considera que existe riesgo para los viandantes.

Se da la circunstancia de que la declaración de ruina que ha emitido el Ayuntamiento se produce después de que la calle se haya sometido a una reforma para convertirla en peatonal. El proyecto ha sido financiado con el denominado Plan Zapatero, dentro del cual no se ha incluido ninguna restauración relativa a la conservación del edificio.

La Concejalía de Cultura no ha emprendido ninguna acción para conservar el edificio. Lo mismo ha sucedido por parte de la Diputación Provincial, pese a que patrocina un certamen literario que lleva el nombre de Azorín. La falta de interés también se extiende a la CAM, que es propietaria de los derechos de autor de las obras de Azorín y de la Casa-Museo, que está ubicada en la calle Salamanca, todo un estandarte cultural en torno al cual se organizan congresos, conferencias y otros actos sobre su figura y su obra.

Según ha podido constatar este diario, la declaración municipal de ruina inminente ya ha sido comunicada al actual propietario del edificio, cuyo decreto fue emitido el pasado día 17 de este mes.

La actual Casa-Museo, el inmueble declarado en ruinas y la finca del Collao, en la carretera de Salinas, integraban el patrimonio que pertenecía a la familia del escritor.

Por otra parte, un agricultor del Campo de Monóvar, ya jubilado, declaró a este diario hace dos años que la relación de Azorín con la gente del pueblo era "muy fría". Según sus recuerdos, "cuando llegaba el verano y se trasladaba desde Madrid en ferrocarril hasta su finca en el Collao de Salinas para pasar sus vacaciones, no bajaba en la estación de Monóvar-Pinoso, se bajaba en la estación de Sax y desde allí, con una tartana o un carruaje de la época llegaba hasta su finca".