El cabecilla del motín de la cárcel alicantina de Fontcalent, Antonio Cortés Escobedo "El zorro", ha fallecido a los 48 años de edad de una posible afección cardíaca mientras cumplía condena en el centro penitenciario Puerto I de Cádiz. Una prisión para primeros grados -presos inadaptados y peligrosos- a la que fue trasladado en diciembre de 2009 tras permanecer confinado cuatro años en el Módulo de Aislamiento del centro penitenciario Alicante II, en Villena. Cuatro años en los que este eldense de la barriada marginal de La Tafalera apenas mantuvo contacto con los funcionarios ni con el resto de reclusos del pabellón más seguro, vigilado y restrictivo en beneficios penitenciarios.

A la larga condena que arrastraba por su participación en numerosos atracos en plena adolescencia la Audiencia de Alicante le añadió, en febrero de 2006, otros 106 años por liderar el motín de Fontcalent en la década de los 90. El tribunal lo consideró autor, junto a varios amotinados más, de los delitos de atentado contra la autoridad, detención ilegal de los ocho funcionarios secuestrados durante la revuelta y de la muerte de un recluso argelino, que fue asesinado de manera brutal con la única intención de buscar notoriedad mediática y forzar a las autoridades a negociar su liberación.

Cortés Escobedo "El zorro" arrastraba problemas de salud desde hacía años. A pesar de ello se resistía a seguir el tratamiento prescrito por los médicos y a ingresar en el Módulo de Enfermería de la prisión gaditana del Puerto de Santa María. A principios de esta semana, tras mostrarse indispuesto, fue excarcelado para ser ingresado en el Hospital Clínico Universitario de Cádiz. Allí permaneció varios días bajo control médico mientras era sometido a numerosas pruebas. Sin embargo, en la tarde del jueves moría de forma repentina por causas naturales. Al parecer por una parada cardiorrespiratoria.

Era uno de los presos más antiguos de España pero, por su perfil psicológico, trayectoria delictiva y reiterado rechazo a reinsertarse socialmente, también estaba considerado por Instituciones Penitenciarias como uno de los más conflictivos. Cruzó por vez primera el umbral de una cárcel cuando tenía 17 y desde entonces recorrió la práctica totalidad de las prisiones españolas. Durante los cuatro años que permaneció en la prisión de Villena y los siete meses que ha estado encerrado en Puerto I no ha protagonizado ningún altercado destacable. Sin disfrutar de ningún permiso ni participar en talleres u otras actividades penitenciarias, sus 31 años de presidio transcurrieron en la más absoluta rutina entre los muros de su celda y los paseos diarios por el patio. Con importantes problemas de relación social y un deterioro físico y psíquico notable, en los últimos años presentaba un aspecto abandonado y desaliñado propio de un "náufrago". "El zorro" era, junto al también eldense Manuel Pinteño, el último delincuente de la llamada generación perdida, que tuvo al fallecido Juan José Moreno "El Vaquilla" como principal referente.