Su semblante refleja una alegría de vivir inmensa que ni quiere ni puede disimular. Y es que ya lo dice él: "Siempre he sido muy feliz". Docente por vocación y actor casi por casualidad, Pablo Pineda, primer titulado universitario de Europa con síndrome de Down, se ha convertido en un ejemplo de superación, algo que lleva con "humildad" y con suma responsabilidad, siendo consciente de que "hay un colectivo muy grande que se fija en mi". Su primera experiencia en el cine, "Yo, también" le hizo valedor de una Concha de Plata en el Festival de San Sebastián de 2009.

Se puede decir que llegó al cine de una forma inesperada, pero ya con su primera película consiguió una Concha de Planta ¿Qué le llevó a decidirse a participar en el proyecto?

El guión me gustó inmediatamente, me llegó al corazón por la sensibilidad y el respeto con que se trataba el tema del síndrome de Down, así que me decidí a hacer una prueba de interpretación y me sorprendió gratamente comprobar que no lo hacía mal, que era capaz de hacerlo.

Tras la buena experiencia y el éxito cosechado, ¿piensa continuar en el cine?

En principio no. Soy profesor de Educación Especial y mi gran vocación siempre ha sido y es la experiencia. En todo caso, me plantearía volver al cine de forma muy puntual y siempre en algún proyecto que, como ocurrió con "Yo, también", me llegue al corazón y piense que puedo aportar algo con mi participación.

¿Cómo vive un actor novel el hecho de ganar una Concha de Plata en un festival como el de San Sebastián?

Fue impresionante. Cuando me llamaron por teléfono para decírmelo sentí una alegría tan grande que durante un buen rato no podía parar de llorar.

Ha comentado que uno de los grandes objetivos de su vida es conseguir la integración social de todas las personas con síndrome de Down. ¿Cree que esa meta está ya más cerca?

Se ha avanzado, pero aún queda mucho por conseguir. Existen todavía muchos prejucios respecto a las capacidades de una persona con síndrome de Down. Se olvida a menudo que todos somos personas, con los mismos derechos a estar integrados en la sociedad, a tener una educación y un empleo. Tener sindrome de Down no define a una persona ni a sus capacidades.