Frente a la delincuencia organizada, especializada y sofisticada existe una delincuencia rudimentaria, cateta y "friki". Es el yin y el yan del que no se libra ni el mundo criminal. Pues bien, el robo cometido en la madrugada del jueves en el Supermercado Piedad de Aspe parece responder a la línea más cochambrosa de la delincuencia ibérica.

Los ladrones, dos conocidos delincuentes aspenses de entre 35 y 45 años de edad y con un largo historial a sus espaldas de detenciones por delitos menores, no se lo pensaron dos veces y decidieron entrar en un establecimiento de productos de alimentación situado en el número 25 de la calle Tirso de Molina, en el barrio de la Prosperidad, a escasas tres calles de donde ellos también tienen fijada su residencia.

Capazos de plástico

Para llevarse el suculento botín, compuesto únicamente por jamones que no eran ni de pata negra ni de bellota, fueron provistos de dos capazos de plástico. Se hicieron con veintidós jamones perfectamente deshuesados para su venta al corte. Pero no se conformaron con las patas de cerdo. Ya metidos en faena también sustrajeron una garrafa de aceite de cinco litros. Pero no de cualquier aceite. Eligieron el de más calidad, el extra virgen. En total unos 1.000 euros en mercancía robada.

Pero no se dejaron llevar por el estrés, se lo tomaron con calma, y una vez en el interior del supermercado se echaron un descansito para tomarse una cerveza y un "chole" mientras cargaban todos los jamones en los capazos. Bebidas que, por cierto, habían comprado en otras cadenas de alimentación de Aspe y cuyos recipientes dejaron bien ordenados en el suelo.

Para entrar forzaron primero la verja metálica exterior y luego reventaron la puerta de cristal y aluminio. La caja registradora ni la tocaron porque, entre otros motivos, no había nada de dinero en su interior. Se centraron exclusivamente en el pernil pero, como no llevaban coche ni moto, tuvieron que transportar el botín calle arriba, calle abajo, haciendo varios portes hasta su cercano domicilio. Hay que tener en cuenta que cada uno de los jamones pesaba entre cinco y seis kilos, por lo que el esfuerzo era importante.

Gritos en plena calle

Pues bien, cuando los autores estaban a punto de dar por finalizado el "golpe" y se las daban felices y contentos la avaricia rompió el saco y empezaron a discutir. No lograban ponerse de acuerdo en el reparto de la mercancía, así que los susurros iniciales para no ser descubiertos por el vecindario se tornaron pronto en gritos y cruce de amenazas de tal modo que Policía Local y la Guardia Civil fueron rápidamente alertadas de tal fechoría. Fue una patrulla de agentes de la Benemérita la que los pilló in fraganti, con las manos en el jamón y en el portal de la vivienda, justo cuando se disponían a meter la última tanda en la vivienda. Uno de ellos estaba tan fatigado que no pudo ni salir huyendo pero al otro, al más joven, aún le quedaban fuerzas y se dio a la fuga con un sprint olímpico.

Mercancía recuperada

Eran las cuatro de la mañana del jueves cuando la Guardia Civil procedía al arresto del más fatigado de los acusados y recuperaba todo el género sustraído, que ayer fue devuelto al Supermercado Piedad. El otro presunto está identificado y podría ser detenido hoy. Al parecer se ha especializado en la rama de la alimentación y, precisamente, ya fue arrestado tres semanas atrás por su supuesta implicación en el robo de cien garrafas de aceite que el dueño de una casa de campo del camino Palmera de Aspe almacenaba en su interior.