La falta de medidas de protección, limpieza y mantenimiento por parte del Ayuntamiento de Novelda ha convertido una de las necrópolis islámicas más importantes de la provincia, con más de quinientas sepulturas del siglo XIII, en un pequeño vertedero urbano donde los jóvenes suelen reunirse los fines de semana para hacer sus botellones y los perros acuden a diario con sus dueños para orinar y defecar a modo de pipican.

La excavación arqueológica se inició en el verano de 2004 en la partida del'Alfossar al salir a la luz restos óseos cuando se construía un vial en la zona de Els Garrofarets, junto al colegio público Jesús Navarro y el centro de educación permanente de adultos l'Illa. En una primera fase las excavaciones dirigidas por la arqueóloga municipal Concha Navarro permitieron descubrir 177 fosas. Los trabajos se retomaron en 2006, tras un largo parón, y continuaron hasta 2008 inmersas en un gran hermetismo por parte del equipo de arqueólogos y del propio Ayuntamiento. La aparición de esta necrópolis de época Almohade hizo pensar a los investigadores que muy cerca podía encontrarse un importante asentamiento islámico independiente de la población de Novelda.

Todos los enterramientos estaban en fosas individuales y los restos de hombres, mujeres y niños de todas las edades aparecieron en posición de cúbito lateral derecho y orientados hacia La Meca. Algo habitual en esa etapa histórica previa a la Reconquista. Los cadáveres así como el ajuar funerario y los trozos de cerámica hallados fueron trasladados al Museo Arqueológico de Novelda. Sin embargo, el Ayuntamiento no tomó ninguna medida efectiva para proteger el yacimiento y ponerlo en valor. Así que, tras años de abandono, el estado que presenta en la actualidad es "lamentable". Y ese fue precisamente el adjetivo que utilizó en el último pleno el portavoz de Els Verds-EU, Francisco José Martínez García, para reprochar al equipo de gobierno popular su "absoluto desinterés" por la necrópolis. A lo que el concejal de Cultura y Patrimonio, Valentín Martínez, le respondió que se intentará poner una valla perimetral y que, a finales de agosto, la brigada municipal limpiara el yacimiento islámico tal y como suele hacer cada cuatro o cinco meses.