¿Qué mensaje quiere trasmitir la ONG Oasis con el calendario y por qué un calendario?

Más que mensaje lo que queremos es mostrar el trabajo realizado en los últimos 10 años en África y dar a conocer nuestro proyecto a un número mayor de personas. Cada vez es más complicado conseguir financiación para este tipo de propósitos así que debemos intentar seducir a más amigos -particulares, empresas e instituciones- que compartan nuestra visión y quieran ayudarnos a ayudar a los pequeños que habitan "El Paraíso de los Corazones Olvidados". Un calendario lo veo muy útil para este inicio de año y no es un calendario "normal" debido a su tamaño y calidad porque es lo que nos ofrecieron hacer nuestros patrocinadores, además de ser un artículo de uso diario. Así la gente podrá ver lo guapo que son nuestros nenes todos los días del año (jajaja) aunque también nos encantaría hacer un libro para mostrar, más y mejor, un país alucinante lleno de gente e historias increíbles.

¿Cuántas fotografías ha tenido que dejar fuera?

Cientos. Tras más de 10 años fotografiando esta realidad africana uno ya tiene un archivo extenso al que quiere como a un hijo. Pero si es cierto que hay imágenes, muchas, por las que he "llorado" al verlas fuera del calendario. Pero bueno, en la vida hay veces en las que hay que hacer concesiones. Pocas pero alguna (sonríe) y esta es una de ellas. Han quedado fuera las duras, las ásperas, las que muestran el sufrimiento en primera personaÉpero es normal, no todo el mundo quiere o se atreve a tener en su cocina la imagen de un niño llorando de dolorÉ bueno yo sí. Me recuerda dónde estoy, la suerte que tengo y lo vivo que me siento.

¿Es cierto que una imagen vale más que mil palabras?

Yo creo que vale más la sonrisa de un niño sano jugando en un charco. Lo que he sentido al fotografiar esos instantes es imposible de plasmar en dos dimensiones.

¿Otro mundo es posible?

Estoy seguro de ello aunque, por desgracia, eso nunca sucederá. Hay demasiados intereses para que nuestros hermanos del mal llamado tercer mundo no salgan del hoyo. Sin pobres no hay ricos. Necesitamos que millones de niños sigan sufriendo y muriendo por un puñado de dólares. Sin ellos no tendríamos el coltan de nuestros móviles último modelo, ni balones de fútbol con los que jugar la Eurocopa, ni oro o diamantes para regalar a nuestra novia el día de los enamorados. Sólo con lo que los americanos gastan al año en armamento y pamplinas militares se podría erradicar el hambre en el planeta. Pero eso a nadie le importa. El pobre negrito hambriento que sale en la tele nos da lastima cinco segundos antes del postre, el que llama a nuestra puerta nos da pánico. Aunque creo que todo comienza en el círculo más cercano. Si no malgastáramos el tiempo en conspirar para intentar joder al vecino otro gallo nos cantaría. No habrá cambio ni solución pero no por ello debemos dejarlo de intentar y gritar contra los sistemas mal establecidos lo más alto y claro posible.

¿Por qué ayudar a los niños pobres de Togo y no ayudar a los niños pobres de España?

¿Y por qué no a ellos? Porque un niño haya tenido la mala suerte de nacer al sur de París no debería estar condenado al olvido y en la mayoría de los casos al sufrimiento y la muerte anónima. No podemos ayudar a todos -eso sería trabajo de Dios, allá donde quiera que esté- pero sí a unos pocos. Y nuestros pocos están en un pequeño país olvidado al otro lado del estrecho de Gibraltar.

¿Qué ha supuesto la crisis del norte para que la gente se olvide del hambre del sur?

Menos dinero aunque les teníamos olvidados antes y les seguimos teniendo olvidados ahora, con crisis o sin crisis.

¿Tantos colectivos humanitarios no chocan en sus objetivos si no están bien organizados entre sí y definen sus prioridades?

No es malo chocar en los objetivos, se supone que todos tenemos, o deberíamos tener, los mismos. La prioridad siempre debería ser el prójimo que sufre olvidado, en nuestro caso los niños con malformaciones que se acercan al centro de Bombuaka en busca de alivio y una vida mejor. Lo que pasa es que luego aparecen los egos, las placas conmemorativas, la tontería y el negocio y se encargan de joder la marrana. Después de vivir tantos años fuera de España y estar metido en fregados como éste, he visto malgastar mucho dinero y recursos.

Ponga un ejemplo

Pongo dos. Durante el terremoto de Turquía -destrucción total y más de 50.000 muertos- la cooperación mandó unos contenedores llenos de ositos de peluche que acabaron en el mercado de Estambul y no en Ismitz y Duze, donde la gente no tenía que comer y esperaba desconsolada el camión diario con sopa caliente donada por los alemanes. El segundo ejemplo es el Huracán Mitch en Nicaragua. Mandaron contenedores llenos de libros, en catalán eso sí. No veas -ironiza- lo bien que se cocinaba con ellos. Conozco muchos proyectos en los que la placa conmemorativa y el viaje de los donantes han costado más euros que los destinados a los necesitados. Y eso sin hablar de todoterreno blindados y comilonas con los políticos de turno en algún hotel de lujo o burdel de nivel.

Puntualice, por favor

No deberíamos dar lo que nos sobra y en la mayoría de los casos es pura basura. Deberíamos pensar más cómo maximizar recursos y compartir gastos con organizaciones similares. Por ejemplo, si en vez de enviar esos contenedores al lugar, con la cantidad de pasta que eso cuesta, llenos de cualquier cosa que se puede comprar en el destino, se mandara el dinero directamente, sería una doble ayuda. Por un lado al necesitado con el producto de primera necesidad y por otro al comercio y a la gente que subsiste del mismo en ese país. A nosotros nos sale infinitamente más barato comprar en Burkina Faso, y llevarla en furgoneta hasta Togo, la leche para los niños mal nutridos de Nadjundie que mandarla desde España.

¿En qué afecta a vuestra labor las últimas corruptelas conocidas en la Comunidad con varias ONG de por medio?

En nada y en todo. Nosotros más que una ONG somos un grupo de amigos con un objetivo común y con las ideas claras de lo que debemos y no debemos hacer. Somos demasiado pequeños para que directamente nos afecte. Aunque no hay que negar que el estigma de los chanchullos de las ONG, más bien de los políticos y los gerentes de las organizaciones, nos salpica a todos y nos meten en el mismo saco. Hay que criticar estas prácticas y meter en la cárcel a los "listillos" de turno, pero ya me cansa ver el los periódicos más a éstos negociantes que a los voluntarios que se dejan la vida en algún lugar perdido del planeta ayudando a sus semejantes. A éstos es a los que hay que sacar en la tele y hacerles un monumento. Pasar 40 años trabajando en África son muchos años. Ellos nunca salen en la foto, ni falta que les hace.

¿Qué lleva a un fotógrafo a jugarse el tipo metiéndose en países con tanta inseguridad?

No hay nada más fantástico y excitante de fotografiar que la cruda realidad.

¿Habrá nueva expedición?

Estamos ya inmersos en la preparación de la expedición del 2013 -quince días de trabajo en Togo necesitan de trescientos sesenta y cinco de preparación en España- para el próximo mes de octubre.

¿Qué hace un hombre como usted metido en este lío?

Alguna que otra fotografía (ríe, suspira y ríe) y pasarlo genial y ser muy feliz viendo sonreír a "nuestros" niños en "El Paraíso de los Corazones Olvidados".