El propietario del chalet y empresario del sector del textil en Biar entreabrió ayer la puerta para asegurar a este periódico que «tanto mi mujer como mi hija se encuentran en perfecto estado». No obstante añadió que están «muy temorosas como es normal», después de vivir la traumática. Sólo una de ellas sufrió un hematoma en la cara por el golpe recibido con la culata de la pistola, además de las secuelas psicológicas después del gran susto.

El industrial se lamentó de que los agresores hubieran utilizado «tanta violencia» para llevarse «las pocas joyas y dinero» que había en la casa. Y subrayó que «deberían saber que ahora en las casas no se guarda el dinero y las joyas». Además, concluyó lamentando que «es más la violencia que han utilizado que lo que se han llevado».

La vivienda se encuentra cerca de una pequeña urbanización residencial ubicada a las afueras de Biar. Ayer la tranquilidad y la normalidad en los alrededores era máxima, al igual que días anteriores. Y los vecinos de la población se extrañaban de que algo parecido haya pasado en una localidad, que apenas supera los 3.000 habitantes y donde la tranquilidad y la seguridad es la tónica habitual.

Sin embargo, hace tres años en un chalet cercano al que sufrió el asalto, también se vivió un episodio parecido, aunque la investigación descarta que pueda tener relación alguna.