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PINOSO

La fiesta de la independencia

Unas 22.000 raciones de comida y vino se reparten en la XVIII Muestra de Pinoso Antiguo en el día en que los vecinos celebran el 188 aniversario de la segregación de Monóvar. Miles de personas se acercan a disfrutar del Día del Villazgo

La Agrupación de Coros y Danzas «Monte de la Sal» mostró un horno de dulces. Jesús cruces

Folclore, gastronomía, asociaciones culturales y empresariales así como tradiciones y costumbres se dan cita en el día del Villazgo, en el que los vecinos de Pinoso celebran su independencia del municipio de Monóvar y su constitución como villa. Pasacalles, juegos tradicionales, música en directo y visitas al reloj conformaron un amplio programa de actividades que se inició ayer a las nueve de la mañana y finalizó pasadas las siete de la tarde con baile en la plaza.

Para la fiesta de la independencia, las mujeres rescataron de sus baúles y armarios, refajos, peinetas y mantones de sus abuelas mientras que los hombres lucieron camisas, capas y sombreros igual que vestían sus abuelos. Así, Pinoso rescató su pasado más cercano, cuando sus antepasados se dedicaban como actividad principal a la agricultura.

Por miles se podían contar las personas que desde distintos puntos de la provincia se acercaron a la villa para degustar un buen gazpacho o un arroz con conejo y caracoles. La zona de degustación de vinos, cocina y postres, a penas se podía atravesar en las horas centrales de la jornada. Los visitantes se apiñaban con sus copas de vino de las bodegas y sus cuencos de barro llenos de los mejores platos de los restaurantes de la localidad como las migas, la «pericana» o la gachamiga. Pero no sólo platos de caliente se podían probar en los numerosos estands que expusieron los restaurantes locales, también hornos y confiterías sacaron a la calle su dulces típicos.

El pasado año en el día del Villazgo se repartieron 21.000 raciones, superando todos los récords. En el 2014, se han vuelto a romper las barreras con 22.000 vendidas.

La lluvia amenazó la continuidad de la feria a las dos de la tarde, pero finalmente quedó en un amago y las horas vespertinas transcurrieron sin problema alguno. De hecho, según indicó el alcalde, Lázaro Azorín, para merendar se llegaron a repartir 700 porciones de toña y chocolate.

La mesa camilla, alrededor de las que las familias conversaban y comían, ha sido el elemento destacado de esta edición, en la que Juani Prats, «La Serrana» fue la pregonera. La vecina del municipio y profesora de la escuela de La Algueña dibujó en su discurso el Pinoso de su niñez y su juventud, donde los más pequeños y sus juegos eran los dueños de la calle.

Prats cerró su pregón animando a sus vecinos a un nuevo resurgir, después de los años de crisis, al igual que lo hicieron sus antepasados que consiguieron el título de villa.

También, Lázaro Azorín, recordó que en 1826 la población consiguió la segregación de Monóvar, tras conceder Fernando VII el título de «Villa Real», «gracias al esfuerzo de todos los vecinos». Palabras que escucharon los invitados a la fiesta, la directora general de la Conselleria de Comercio, Silvia Ordiñaga, así como concejales de Elda y de Yecla.

Asimismo, destacó que la muestra de Pinoso antiguo cumplió en la jornada de ayer su décimo octava edición. Para el alcalde, la mayoría de edad de la muestra da cuenta de su consolidación.

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