«Honrar, honra» dejó escrito el poeta cubano Jose Martí. Sin embargo, Antonio Gades, el hombre que revolucionó el baile español y llevó el flamenco a los teatros y cines de España y del extranjero, no ha sido honrado en su Elda natal al cumplirse esta semana el décimo aniversario de su muerte.
No se ha escuchado ni un simple pronunciamiento en recuerdo póstumo del genio de la danza por parte de los responsables municipales ni de ninguna asociación cultural o social. La efeméride ha pasado, por tanto, sin pena ni gloria. Dicen que de los errores se aprende, pero en este caso no parece que se cumpla el dicho porque lo mismo ocurrió el año pasado con Pedrito Rico, el otro artista más universal de la ciudad junto a Gades.
Fue en junio de 2013 cuando se cumplió el veinticinco aniversario de la muerte del cantante y actor Pedrito Rico, que obtuvo un extraordinario éxito entre los años 50 y 80 en diferentes países de Sudamérica, especialmente en Argentina donde todavía conserva un club de fans. A excepción de su familia y sus admiradoras nadie se acordó del aniversario pero, a raíz del artículo publicado por este diario, bajo el título «Sin homenaje para el gran Pedrito Rico», el gobierno popular trató de enmendar el olvido en fechas posteriores.
Quizá ocurra ahora lo mismo con Antonio Gades pero no todos se han olvidado de su vida y obra. El domingo pasado, justo cuando se cumplía la década de su fallecimiento, la compañía Gades escenificó «Fuego», su coreografía más lograda, y lo hizo en presencia de su viuda Eugenia Eiriz, y de su hija mayor, María Esteve, también presidenta de la Fundación Antonio Gades.
La representación, según informó Efe, comenzó con la lectura de un texto en el que se recordaba que «tal día como hoy moría el revolucionario coreógrafo y bailarín, nacido en Elda 67 años antes». Pero también se cumplía un cuarto de siglo del estreno de «Fuego» en París, una obra que nunca se había visto en España, y cuya puesta en escena ha sido el homenaje que la Fundación, la orquesta y el teatro de la Zarzuela le han querido tributar al «artista global». Un bailarín irrepetible que llegó a dirigir el Ballet Nacional, representó a España en la Exposición de Nueva York de 1964 y recibió en 2004, el año de su óbito, la alta distinción de la Orden Nacional José Martí, el poeta cubano que dejó escrito: «Honrar, honra».
