Petrer despidió ayer unas soleadas fiestas en honor a San Bonifacio, patrón de los Moros y Cristianos. Pero antes de decir su último adiós a las de 2017,se dio la bienvenida a las de 2018 en la ermita del santo. Las lágrimas emocionadas de alegría y tristeza, y las escenas de júbilo y pena, se solaparon en la proclamación de capitanes, abanderadas y rodelas, ofreciendo a las gentes allí congregadas un momento único con el patrón como testigo.

Todas y cada una de las comparsas cuentan con cargos festeros para 2018. Así, los petrerenses dan cuenta de que sus Moros y Cristianos están vivos y tienen continuidad. La única que hasta ayer no tenía relevo era la de Labradores y finalmente, unos valientes dieron un paso adelante.

En las últimas horas de los Moros y Cristianos, el presidente de la Unión de Festejos, Vicente Escolano Mateo, hizo un balance «muy positivo» de unas fiestas calurosas y sin incidentes. Escolano indicó que, una vez pasadas éstas, «empezaremos a trabajar para adaptar los actos de arcabucería a la nueva normativa».

El último es también día de pólvora con la Guerrilla y Embajada de la mañana. Después de unas jornadas en las que la bandera de la media luna ondeó en la plaza de Petrer, los cristianos volvieron a plantar su enseña. Símbolo de que los vibrantes Moros y Cristianos, que comenzaron entonando el pasodoble «Petrer», estaban a punto de finalizar.