La Elda innovadora e industrial vuelve a reencontrarse en los primeros días de septiembre con la Elda histórica y rural. Es el rito secular que se repite durante las Fiestas Mayores con las que los eldenses de nacimiento y adopción honran a sus Santos Patronos, la Virgen de la Salud y el Cristo del Buen Suceso. Con el pregón de Francis Valero en el balcón del Ayuntamiento, y la posterior palmera, saludo a los patronos y castillo de fuegos artificiales de la Alborada, han comenzado esta madrugada los festejos con más tradición, devoción e identidad de la capital del Medio Vinalopó.

Con un pregón de 20 minutos para enmarcar Francis Valero Juan anunció a los cuatro vientos que había llegado «el feliz momento». Y conteniendo la emoción quiso dedicar sus palabras a sus padres, «por lo mucho que nos han enseñado a sentir y amar profundamente nuestra Elda en todas sus dimensiones». Unos valores que él ha trasmitido a sus hijos y sigue haciéndolo ahora con sus nietos Pablo, Adriana, Julia y Cristian, que escuchaban al «abuelito» expectantes desde la plaza de la Constitución mientras la abuela sonreía al escuchar cómo el pregonero le decía: «Eres la niña de mis ojos... parte inseparable de mi vida». Y todo ello reforzado este año, por vez primera, con la proyección de imágenes del pasado en una pantalla gigante.

Valero tiene 67 años, hombre de banca y de empresa siempre comprometido con su ciudad y vinculado a los movimientos culturales, históricos y sociales de su «Elda querida». Especialmente a la Asociación de Óperas y Conciertos y al Club de Balonmano Femenino Elda Prestigio. Así que su pregón ha sido una crónica -su padre era corresponsal de la Agencia Efe- sobre los recuerdos y vivencias de la infancia y juventud de una «generación -la suya- que empezó la vida en blanco y negro».

Él nació, precisamente, a escasos diez metros del balcón desde el que ayer inauguró oficialmente unos festejos que le conmueven. «¡Cómo no te voy a querer, Elda!» repitió una y otra vez mientras hacía un repaso de las fiestas locales. Los Reyes Magos en la bajada del monte Bolón; las cucañas y la hoguera de San Antón; la Semana Santa y las meriendas de Pascua en el Arenal; el Santo Negro y la Tía Gervasia; los Moros y Cristianos en los que su padre fue uno de los primeros capitanes Piratas; las Fallas con los llantos y alegrías de las comisiones en la entrega de premios; los villancicos navideños de la Misa de Gallo; la feria de la Inmaculada en la «Plaza de Abajo» con sus 550 años de historia y, por supuesto, la llamada de la Alborada y las procesiones de los Santos Patronos, que cumplen 413 años desde que el conde de Elda y virrey de Cerdeña accedió a los deseos de dos peregrinos y trajo dos baúles con la Salud y el Cristo.

Pero Francis Valero también tuvo anoche un agradecido recuerdo para las familias de Tobarra, Hellín, Jumilla, Almansa, Yecla y Arcos de la Frontera que han contribuido al progreso de «un pueblo acogedor, de brazos abiertos para recibir a cuantos han llegado con la esperanza de un futuro mejor». Tampoco se olvidó de los grandes personajes del mundo cultural y social «que han llevado el nombre de Elda con orgullo a todos los rincones del mundo». Con el mismo propósito enumeró a los empresarios «que pusieron los cimientos para que industrialmente fuera Elda lo que ahora intentamos mantener y tanto cuesta».

El pregonero de 2017 no dejó pasar la oportunidad para lamentar el deterioro en el que se hallan el casco antiguo y el castillo «por no saber conservarlo». Son rincones de la ciudad que echa en falta para poder aferrarse a su pasado porque «Elda -subrayó con énfasis- es una ciudad con alma» que hasta el sábado saldrá a la calle para hacer la fiesta entre todos.