Media hora de tormenta ha bastado para arrasar la cosecha de uva de mesa de medio centenar de fincas situadas en diferentes partidas rurales de Monforte del Cid. Caminos, conducciones, propiedades privadas e infraestructuras urbanas también han sufrido desperfectos por lo que las pérdidas son millonarias.

La alcaldesa y responsable de Hacienda, María Dolores Berenguer, solicitará, una vez que se hayan evaluado todos los daños de forma pormenorizada, la declaración de zona catastrófica para que los damnificados puedan recibir ayudas públicas que les permitan retomar su actividad lo antes posible. Ayer la regidora mantuvo la primera reunión con representantes de La Unió de Llauradors y Asaja, y con los agricultores afectados que se han quedado sin cosecha, sin plantación y una veintena de ellos también sin 200.000 metros cuadrados de superficie de invernaderos.

El peso del granizo, la intensidad de la lluvia -47 litros por metro cuadrado en media hora- y el viento huracanado que azotó Monforte arrancó muchas de las estructuras metálicas que sustentan las mallas protectoras de la preciada fruta del Vinalopó. Los invernaderos cayeron al suelo y quebraron las parras bajo su peso malogrando las plantaciones y la uva, que estaba en pleno proceso de maduración o recolección.

«Pero no solo se ha perdido la actual cosecha. También están en peligro las venideras y el trabajo y el sustento de muchas familias de la localidad», señaló la alcaldesa tras mantener los primeros contactos telefónicos con los responsables de la Conselleria de Agricultura y con varios alcaldes del Medio Vinalopó, que le han mostrado su respaldo para pedir la declaración de zona catastrófica.

Una de las fincas más afectadas se encuentra en el camino de San Vicente, a tres kilómetros del casco urbano de Monforte, y ha quedado completamente arrasada por el temporal a falta de tres semanas para comenzar la recolección de la uva Carlita, una variedad de nueva selección y extrema calidad. Sus 50.000 metros cuadrados de invernaderos han acabado en el suelo junto a sus 5.000 parras de tres años y los 300.000 kilos de cosecha previstos.

«Cuando he llegado y he visto este absoluto desastre me he quedado en estado de shock», indicó a este diario uno de los agricultores afectados observando los destrozos sin poder asimilar todavía lo ocurrido. Y aunque muchos de ellos tienen seguro agrario, nada les va a devolver el esfuerzo, la ilusión y el sacrificio de tantos años de duro trabajo para sacar adelante sus fincas. Una adversidad a la que se suma la pérdida de mano de obra porque ya no se necesitarán jornaleros para recoger la uva ni almacenistas para limpiarla y envasarla. «En este tipo de siniestros -ha añadido otro productor de Monforte- dependemos de Agroseguro. Así que esperamos que nos apoye y nos ayude en la mayor brevedad para volver a cultivar nuestros campos». Solo así podrán seguir generando riqueza y empleo en la comarca.