Lunes de moros en Elda. Atrás quedo la euforia de los primeros días de fiestas. Ayer los rostros se veían cansados y las piernas apenas respondían. Sin embargo a algunos, mientras disfrutaban del último acto matutino, les parecía increíble que las fiestas estuvieran a punto de finalizar. En 2019, Elda ha celebrado los Moros y Cristianos del 75 aniversario, unas fiestas que han gozado de una fuerte dosis de emotividad.

La mañana de ayer, último día de fiestas, llegó cargada de pólvora con el Alardo, la Estafeta y la Embajada. Las marchas cristianas resonaron fuertemente en la calle Colón, en un intento de amedrentar al enemigo que mostró sus banderas de la media luna en el Castillo de Embajadas como símbolo de su poder. Los dos bandos estaban igualados en número pero después de la derrota del pasado sábado, los cristianos no estaban dispuestos a dar tregua a los de los moriscos.

El embajador de la cruz se acercó a las puertas del castillo precedido de los estandartes de las cinco comparsas de este bando: Estudiantes, Zíngaros, Cristianos, Contrabandistas y Piratas. Los de negro y amarillo entraron alzando su banderas negras con las calaveras blanca y así manifestaron a sus enemigos que la caída de los musulmanes estaba cerca.

Pero antes de abandonar la plaza, los moros presentaron batalla. Su embajador David Juan lo dejo claro, cuando aupado en la almena le dijo al cristiano -que estaba apostado a los pies de ésta-: «La plaza no se entrega».

Las palabras entre los dos embajadores se cruzaron y al finalizar su parlamento se veía con claridad las ganas de guerrear de ambos bandos. La arenga por parte de los líderes de las tropas encendió los ánimos de los arcabuceros dispuestos a acabar con la última gota de pólvora.

Así, a la voz de «soldados mahometanos defendamos el castillo», una lucha de espadas se libró entre los seguidores del Rey Jaime de Aragón y los del sultán.Poco después y desde lo alto de la torre se pidió a los soldados de la media luna que abandonasen la batalla y que huyeran en retirada mientras empezaba a apagarse el estruendo de los arcabuces en la última batalla de los Moros y Cristianos de Elda 2019. El entregado público que se situó en la calle Colón y la plaza de la Constitución aplaudió el último disparo.

De nuevo se escucharon las marchas triunfales llegando a los pies del Castillo de Embajadas. Las banderas y abanderadas del bando moro habían desaparecido de las almenas.

Los últimos en guerrear fueron los dos embajadores. Ellos decidieron el final de la batalla. Y tal como se indica en el texto escrito por Francisco Laliga, el cristiano, Alberto Rodríguez, ganó y mostró su arma al cielo en señal de victoria. La Embajada finalizó con un «viva Elda y viva San Anton» y la enseña cristiana izada en lo alto de la torre. Elda o Idella, como se menciona en el texto, volvió a ser cristiana.